El Clásico

Olvida el Barça que nunca puedes perdonar la vida al Madrid y acaba castigado por Bellingham (1-2)

Dos goles del inglés dan la vuelta a un partido en el que el Barça ha empezado ganando gracias a Gündogan

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Bellingham, celebrando el segundo tanto del Madrid

BarcelonaTenía que ser el día para sacar la lengua a la cara del Real Madrid, pero acabó sonando Hey Jude. Dos goles de Jude Bellingham han echado agua al vino cuando el barcelonismo ya imaginaba brindando, victorioso, en un partido en el que el Barça se ha quedado sin gasolina demasiado pronto (1-2). Tenía que ser el día para superar a los blancos en la clasificación y al final el gran ganador del día ha sido Bellingham, que sin jugar un gran partido, ha marcado cuando era necesario, evitando de paso que el Girona pueda ser líder en solitario. Lo tuvo cerca, el equipo de Xavi, pero se quedó fundido, con tantas bajas. El clásico de los Rolling Stones ha pasado del Satisfacción al Paint it black.

No ha sido un clásico hermoso, pero de emociones, tantas como quieran. Y mira que ninguno de los dos equipos está en su mejor momento. ¿Qué tendrá la rivalidad entre el Barça y el Madrid, que miles de personas peregrinan de los cinco continentes para poder ver este partido en directo? Durante años Iklay Gündogan era una. Soñaba con jugarlo. Ya había negociado con el Barça hace años, pero el contrato no se firmó cuando él se veía vestido azulgrana. Se marchó a ganarlo todo en Inglaterra, esperando el día para ponerse la camiseta del Barça y marcar su primer gol. Debía ser precisamente ante el Madrid. Más puntual no podía ser. Ahora, también había soñado con jugarlo Bellingham, que se ha inventado dos goles para certificar que ahora mismo, se ha convertido en el santo patrón del madridismo. Todo le sale al joven inglés. Ha sido él quien ha reído el último en este clásico de emociones fuertes, sacando la lengua como hacen los Rolling Stones, él que tiene nombre de canción de los Beatles. Qué ironía. Que tendrá el clásico, que incluso con un horario extraño, con ese sol de otoño que iluminaba demasiado el estadio, sigue siendo un pedazo de partido que hace que la gente pierda los papeles. Una rivalidad que se conserva bien pese al paso de los años, como le ocurre a Mick Jagger, que estaba en el palco viendo como el día que el símbolo de los Rolling Stones estaba en la camiseta azulgrana, los jugadores del Barça chocaban con un muro de realidad. Con tantas bajas, todo cuesta.

Hoy era necesario un punto de irreverencia, como la que tienen los veteranos músicos británicos, para sacar adelante un partido en el que el Barça ha tenido convicción durante 70 minutos, gracias a la fuerza del colectivo. Con algunos de los jugadores más determinantes mordiéndose las uñas en la grada o esperando en el banquillo, aún sin ritmo, se trataba de competir en un partido por momentos sucio, con un montón de rencillas por el césped. A nadie ha podido sorprender que Vinícius fuera protagonista en casi todas, ahora riendo provocador, ahora cayendo de forma teatral, ahora chocando contra un muro que le eclipsó, Araujo. El uruguayo, jugando de lateral, volvió a ganarle la partida al brasileño. Ya no es una novedad. Pero Vini se ha ido del campo provocando la afición local, feliz por el triunfo. Una victoria blanca que llegó gracias a Bellingham, que parecía bien controlado por Gavi y Gündogan hasta que se inventó dos goles. Tampoco ha sido una sorpresa que Gavi fuera protagonista de unas pocas jugadas subidas de tono. ¿Hacía falta irreverencia? Pocos como Gavi, en este sentido.

De la fiesta al palmo de nariz

Hacía falta irreverencia y mucho talento para derrotar al Madrid y superarle en la clasificación. No pudo ser. El equipo de Xavi, aún sin controlar los partidos de principio a fin, lejos de su mejor versión, se ha protegido en defensa con Christensen e Iñigo Martínez de por medio y ha sacrificado a Romeu, suplente. Gündogan, dialogando bien con Gavi, ha cuidado bien el balón cuando era necesario. Y una internada suya, con un rebote afortunado, acabó con el primer gol en el minuto seis de juego. El alemán ha tenido ese punto de fe que siempre es necesario y ha perseguido el balón aprovechando que la defensa madridista estaba medio adormecida. Parecía que iba a ser un buen día, con este inicio. Como engaña, el fútbol, ​​a veces.

Gündogan, celebrando su gol en el Madrid.

El técnico egarense ha apostado, básicamente, por los jugadores que ahora mismo están en mejor estado de forma. Uno de ellos, por supuesto, Fermín, que ya les había marcado un gol a los blancos en la pretemporada y se ha quedado a pocos centímetros de repetir en una primera parte en la que las mejores ocasiones han sido todas del Barça, aunque no siempre se tenía el control. Al Madrid le ha tocado sufrir en defensa, con algunas posesiones largas que eran fuego de virutas. Sin Benzema, al conjunto blanco le falta pólvora en ataque. Y en defensa, Kepa no hace los milagros que Courtois y Ter Stegen sí saben hacer. Un equipo algo cojo en ambas áreas, pero con Bellingham en sus filas. El ex jugador del Borussia Dortmund se ha convertido en el rey Midas, todo lo que toca, se convierte en oro.

El Madrid, lo saben los más veteranos, siempre sabe competir, siempre da sustos apareciendo tras una esquina cuando crees que ya se ha ido de tu vida. Cuando el Barça parecía sentirse cómodo, llegaba esa falta puñetera, ese disparo lejano de Rüdiger o Tchouameni, el centro que se puede envenenar. El Barça sabía que había que hacer el segundo, no fuera que tocara sufrir demasiado contra un rival con mil vidas. Así sería, puesto que las carreras de Cancelo o las filigranas de João Félix no encontraban el camino de la gloria. Xavi, pues, ha hecho entrar a Lewandowski por un Ferran desaparecido en combate, poniendo a prueba el estado físico del polaco. Otro que, como Gündogan, siempre había soñado con jugar este partido. Pero quien ha marcado ha sido Bellingham, con un disparo precioso, lejano, que ha dejado con un palmo de nariz a Ter Stegen. Ha hecho daño, el gol. Y el Barça ha tardado un buen rato, en centrarse de nuevo, jugando con fuego. Al final, el partido acabó convertido en un juego de nervios, con fallos aquí y allá, con ataques poco ordenados y los dos equipos protestando a un Gil Manzano que en la primera parte ignoró un posible penalti sobre Araujo. Pudo caer en cualquiera de las dos direcciones, el partido. Y se ha caído de la blanca con un rebote y una aparición de Bellingham en el corazón del área catalana. Al Barça le faltó hacer el segundo, y olvidó ese mandamiento escrito en piedra que dice que nunca puedes perdonar, contra el Madrid. Solo acabar pagando.

  • FC Barcelona: Ter Stegen, Araujo, Christensen, Iñigo Martínez, Balde, Joao Cancelo (Lamine Yamal, 76'), Gündogan, Gavi, Joao Félix (Raphinha, 76'), Fermín (Romeo, 70') y Ferran Torres (Lewandowski , 60').
  • Real Madrid: Kepa, Carvajal, Álava, Rüdiger, Mendy (Camavinga, 51'), Tchouameni, Kroos (Modric, 63'), Fede Valverde, Bellingham, Vinícius Junior (Lucas Vázquez, 94') y Rodrygo (Joselu, 63' ).
  • Goles: 1-0 Gündogan (6'), 1-1 Bellingham (68') y 1-2 Bellingham (93').
  • Árbitro: Jesús Gil Manzano (Extremeño).
  • Tarjetas amarillas: Fermín (17'), Ferran Torres (45') y Carvajal (61').
  • Tarjetas rojas: Ninguna
  • Estadio: Olímpico Lluís Companys, 50.112 espectadores.
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