¿Por qué razón los jugadores del Barça no se arrodillan contra el racismo?

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Jugadores del Manchester United se ponen de rodillas en apoyo al movimiento Black Lives Matter antes de un partido de la Premier League entre el Manchester United y el Manchester City a Old Trafford

BarcelonaEn los partidos de la Premier League, los jugadores se arrodillan para denunciar el racismo. Lo hacen también en las competiciones internacionales. En el último Tottenham-Vitesse, los jugadores del equipo neerlandés también lo hicieron. El gesto, nacido en el deporte norteamericano cuando especialmente jugadores de baloncesto entendieron que como ciudadanos que son tenían derecho a decir la suya en contra los crímenes cometidos por policías contra afroamericanos, ha llegado al fútbol europeo. Pero en la liga española ningún club lo copió. Nadie se arrodilla.

¿Por qué razón ningún jugador del Barça lo propuso? El Barça ha sido un club que nunca ha querido hacer ver que es solo un club deportivo. Ya hace 100 años, durante la década de 1910, Joan Gamper no escondía que quería un Barça convertido en actor social, integrado en una sociedad a la que aspirara a hacer mejor. La nueva directiva de Laporta afirma que se abraza abiertamente la lucha por los derechos humanos, incluyendo, claro, el rechazo al racismo, la homofobia o el machismo. Si un club de la liga española podría hacer este gesto es el Barça, donde en el primer equipo juegan unidos futbolistas de diferentes razas, que han sufrido en muchos casos el racismo. Dest, Araujo, Dembélé, Memphis, Ansu, Umtiti, Demir o Braithwaite han recibido insultos racistas a lo largo de su carrera. Una plantilla con raíces en África, en América del Sur, en el Caribe, en Turquía, con jugadores catalanes casados con colombianas o israelíes. Qué bonito sería que el Barça diera este paso en un partido de Champions y dejara claro que el racismo no es bienvenido en el Camp Nou, donde un imbécil, hay que recordarlo, insultó a Vini Junior del Madrid no hace tanto por su color de piel. Queda trabajo por hacer, empezando en casa. La pasada temporada, por cierto, el madridista Marcelo sí se arrodilló unos cuantos partidos.

El fútbol moderno busca hacer equilibrios entre la necesidad de seguir ganando dinero y tener valores. La misma semana que proclamas que quieres cuidar los derechos humanos cierras acuerdos con Arabia Saudí, por ejemplo. La mayor parte de figuras queridas por este club, de Guardiola a Xavi, han hecho negocios en Catar. Otros clubes, como el Bayern, han visto esta semana cómo la afición mostraba pancartas en contra de los acuerdos comerciales con Catar. Otros clubes, como los ingleses, ven cómo los jugadores se arrodillan. En el Ferencvaros húngaro, club con una afición de derechas y ultras fascistas, el jugador Henry Wingo levantó el puño cuando sus aficionados silbaron a los jugadores del Celtic escocés, puesto que ellos sí se arrodillaban. Hay que arrodillarse contra el racismo. Y si te silban aficionados rivales, que lo hagan. Ser silbado por quien no entiende este gesto, ser silbado por quien considera que no hay que posicionarse contra el racismo, es señal de ir por el buen camino.

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