Un tiburón desbocado se zampa el Dortmund y abre un debate en la delantera

Enviado especial a Dortmund (Alemania)Implícitamente, Hansi Flick admitió en la previa del Borussia Dortmund – Barça que su equipo no estaba en un buen momento. Que después del inicio de curso espectacular, era necesario recuperar sensaciones y tomarse los tres duelos antes del parón navideño con el más honesto de los pragmatismos, es decir, con la ley del resultado. Consumido el primero de estos tres compromisos, los azulgranas desmintieron las sospechas de su técnico. En el imponente Signal Iduna Park, bajo un frío que pelaba, exhibieron mejoras en relación con las derrotas y los empates recientes en la Liga y sumaron suficientes puntos (3) para aparcar casi la Liga de Campeones hasta marzo. Con una victoria épica en tierras alemanas (2-3), servida por un oportuno Ferran Torres, los partidos con el Atalanta y el Benfica, ya en el 2025, serán menos acuciantes. Antes de las fiestas, pues, habrá que resistir y resolver contra el Leganés y el Atlético de Madrid. Es la palabra de Hansi. Él sabe lo que ve.

Consciente de la exigencia del Dortmund, así como de las carencias de una plantilla joven e inexperta, Flick fue coherente con el discurso de supervivencia y mantuvo la alineación de gala, aunque después la acabaría deshaciendo con criterio. La imagen del Barça en la primera parte fue de todo menos de mínimos. Gobernados por los pequeños Pedri y Casadó en un país acostumbrado a los mediocentros de 1,90, los culés jugaron muchos minutos en mitad contraria. Tensos en la presión y precisos en las entregas, lamentaron no tener más acierto de cara a la portería de Kobel, que tuvo que esforzarse por salvar dos remates de Lamine Yamal y Kounde, una pareja que pareció recuperar la química perdida durante el último mes. El extremo de Rocafonda, una carcoma como de costumbre, también generó una clara oportunidad de Raphinha con su ya clásico toque con el exterior. El brasileño, hiriente en el espacio, enganchó un balón que se fue fuera.

Eran minutos de dominio azulgrana y de resistencia amarillo-negra. A remolque de tan protagonista, el Dortmund sólo aspiraba a generar peligro en la espalda de los laterales. Es decir, con la receta de la Real Sociedad o el Betis, dos de los equipos que más han dañado al Barça últimamente. En una de estas ocasiones, Duranville se deshizo de Balde y habilitó a Sabitzer, que desde el punto de penalti envió el balón por encima de un Iñaki Peña que hizo dos grandes paros en dos acciones posteriormente anuladas por fuera de juego. Sí, la trampa de Flick funciona cuando el colectivo acude con los cinco sentidos y no negocia esfuerzos. No es sólo un tema de Iñigo Martínez y Cubarsí, que junto a Kounde fueron los únicos azulgranas (incluidos los 3.000 de la grada) que desafiaron al frío en manga corta. El mismo plan cogió desprevenido a Kounde con Gittens. Una galopada del extremo inglés derivó en un centro para Serhou Guirassy, ​​que se fue al suelo dentro del área. Iñigo le tocó, pero los árbitros (campo y VAR) no lo vieron punible.

Ferran Torres abre un debate en la delantera

En la segunda mitad, todos los goles que no hubo en la primera. El intercambio de golpes sonrió al Barça, que sacrificó control a cambio de acierto. El colegiado Letexier compensó la acción polémica de antes del descanso señalando los 11 metros y amonestando a Cubarsí. Guirassy transformó el castigo y empató un partido que cinco minutos antes, en el 53', había desigualrado a Raphinha tras una gran conducción y pase de Dani Olmo. Si el ex del Leeds se ha erigido en una garantía para las grandes noches, el egarense es una nota diferencial entre líneas. Qué pedazo de futbolista.

Con el 1-1, el Dortmund se animó, pero con más pan que queso. Por su parte, Flick, inquieto en la banda, sacudió el árbol con tres cambios de golpe. Entregado al vértigo, retiró a Lewandowski (irrelevante) y puso a Ferran en punta. Del atacante valenciano fue el mordisco aparentemente definitivo al rival. Llegó después de una buena internada de Kounde que Fermín no finalizó en primera instancia. Pero los alemanes tardaron solo tres minutos en volver a empatar en una transición finalizada por Guirassy, ​​un delantero tan torpe como oportunista. No es mucho más hábil Ferran, pero al igual que el punta local, hizo un doblete de prestigio. El tiburón de Foios, veloz y mordaz, se zampó el subcampeón de Europa. Y, de paso, abrió un pequeño debate en la delantera. Quizás Lewy tiene un competidor más serio de lo que parecía.