Entrenadores de fútbol

Beneficios y riesgos de la gran obsesión de Hansi Flick

El alemán castiga la impuntualidad con suplencias, mientras Xavi utilizaba las sanciones económicas

El entrenador del Barça, Hansi Flick, mirando concentrado su reloj. ENRIQUE FONTCUBERTA / EFE
Ramon Ferrer Rodríguez
15/03/2025
4 min
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BarcelonaA principio de temporada, Pedri expresaba en el programa Martínez y Hermanos el miedo que le generó llegar cinco minutos tarde a una sesión de recuperación con Xavi Hernández. El de Terrassa imponía multas de mil euros que se duplicaban por cada minuto de retraso en un entrenamiento. Ousmane Dembélé, hoy en el PSG, fue el jugador que más se apuró el bolsillo durante esta etapa, seguido de su compatriota Jules Kounde. Con la llegada de Hansi Flick al banquillo azulgrana, la relación entre jugadores y entrenador ha sufrido algunos cambios. Entre ellos, la entrada en vigor de una norma que aún penaliza más a los retrasos. Si sus discípulos no cumplen los horarios, ya saben que serán suplentes en el siguiente partido.

Establecer una normativa clara e igual

Kounde, reincidente, e Iñaki Peña han sido víctimas de esa nueva tendencia. El central llegó tarde a la charla técnica ante el Rayo Vallecano, el guardameta alicantino en la semifinal de la Supercopa ante el Athletic y ambos lo pagaron viendo el partido desde el banquillo. "Eso tuvo respeto por los compañeros", declaraba el entrenador tras el partido contra los madrileños. Peña no ha vuelto a ser titular desde el empate en Getafe (1-1).

Los expertos hablan de esta forma de gobernar un vestuario de fútbol. Según Christian Rueda, coordinador del fútbol base del Sant Andreu y tercer entrenador del primer equipo, es importante marcar la normativa a principios de curso y cumplirla con el objetivo de no perder el respeto de los jugadores: "Hay que especificar qué ocurre si un jugador llega tarde. Si por ese motivo será desconvocado o si será suplente en un partido".

"Si todos los jugadores seguimos las mismas reglas, nadie siente que haya favoritismos, pero si los castigos son exagerados o no se aplican igual para todos, generan mal ambiente". En esta línea, a través de Beatriz González, psicóloga del centro de psicología Somos de Madrid, el ARA ha conversado con un par de futbolistas profesionales españoles. Estos jugadores de élite confiesan que cuando su entrenador es injusto, algunos se frustran y bajan su rendimiento, mientras que otros le desafían. "Si el grupo está unido y entiende que la disciplina es parte del juego, los propios compañeros intentan calmar la situación; pero si varios jugadores lo sienten como una injusticia, el vestuario se divide".

Christian Rueda, coordinador del fútbol base y tercer entrenador del Sant Andreu

La personalidad del entrenador y sus efectos

"Hay otros entrenadores que te dan mayor libertad, pero si no ponen unos límites, el equipo se relaja demasiado y perdemos el punto de competitividad". Los futbolistas profesionales consultados por Gonzálezdeclaran que el director técnico debe encontrar un equilibrio tanto en el tema deportivo como psicológico, sin excederse en exigencia por no quemar la confianza de los jugadores. Éstos creen que si la exigencia es justa, el míster les hace mejorar y dar un extra de energía. "He tenido entrenadores que no te dejan respirar y te hacen dudar de ti mismo", declara uno de los futbolistas, que por silencio profesional guarda su nombre y apellidos.

"Por norma general, a los jugadores no les gusta que se les controle tanto", dictamina Mario Paños, director de la experiencia en psicología de deporte de alto rendimiento en la escuela universitaria Rafa Nadal. Este experto considera que unas normas bien establecidas otorgan al vestuario una sensación de control. Sin embargo, dice que si un entrenador es inflexible, puede generar ansiedad, al tiempo que concluye que los jugadores que tienen una personalidad más "obsesiva" salen ganando con tratos como el de Flick. Sin embargo, jugadores que les gusta salir de las normas de juego pueden ser perjudicados. "Un estilo de liderazgo autocrático provoca un aumento del rendimiento a corto plazo. Si te pasas de disciplina estricta, los jugadores se toman las órdenes como ataques personales", asegura.

Por su parte, Mauricio Pinto, doctor en psicología del deporte por la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​cree que castigar a los jugadores no es demasiada buena idea. "A veces, se penalizan de importantes y el equipo después sale perjudicado". En conversación con el ARA, el investigador afirma que, a menudo, es más fácil que el grupo se autorregule y que el mánager debe ser flexible en momentos clave de la temporada para no rebajar la calidad del equipo. "Encontrar el control de cada situación y saber cuándo cambiar las reglas de juego forja a los grandes entrenadores como Pep Guardiola o Alex Ferguson", subraya.

Mario Paños, Director de la Expertosa en Psicología de Deporte de Alto Rendimiento en la Escuela Universitaria UAX Rafa Nadal

La disciplina nace en el fútbol base

"En el fútbol base, si se entrena y se tiene una buena disciplina se juega", comenta Christian Rueda, quien también afirma que muchos jugadores idealizan al entrenador hasta el punto de sentir miedo por no jugar el fin de semana. En este sentido, hay padres que le bromean: "Me dicen que me llevarán a su casa para que sus hijos les hagan caso". Rueda cree el fútbol base es una vía para formar a personas. "Tienes que educar en valores antes que entrenar", explica.

Tal y como afirma el técnico del Sant Andreu, hay que vigilar con el exceso de permisividad. "Que los jugadores tengan que tratarse todos por igual es mentira". Christian se aleja de los métodos tradicionales e intenta empatizar con los juveniles porque todo lo que les pasa son "malas rachas de adolescentes". "El entrenador debe camaleónico y adaptarse a las necesidades del conjunto, pese a que tenga un estilo y una forma de jugar predeterminada, cada jugador tiene una situación familiar y personal distinta", sentencia. En clave azulgrana, más allá de la calidad técnica de Lamine Yamal y Pau Cubarsí, se esconden dos juveniles, aparentemente veteranos, que deben entregar los deberes al día siguiente de recibir golpes y comentarios de rivales experimentados.

Pedri, quien también debutó con edad de juvenil en el Barça, confesó en el programa de Dani Martínez que el dinero recogido por las multas se utilizaba para cohesionar al equipo mediante una cena o se daba a la beneficencia. En el primer equipo del Sant Andreu el hecho de llegar tarde también se castiga con una penalización económica. "Si llegas tarde, pagas, pero después juegas", admite Rueda. En esta línea, Paños dice que las suplencias son una herramienta de castigo que deben estar en consonancia con la gravedad de las conductas reprobables de los jugadores. "El jugador debe entender por qué le están castigando", argumenta.

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