La capital catalana (y no es Girona) donde resucita el fútbol
El Lleida Esportiu ha pasado de estar a punto de desaparecer por las deudas a animar a la ciudad gracias a los nuevos propietarios
Lleida / BarcelonaEn enero del año 2022 el Lleida Esportiu, el club heredero de la extinta UE Lleida, estuvo a sólo un puñado de días de desaparecer. La entidad hacía aguas por doquier: deudas millonarias, numerosas denuncias por impagos y una plantilla que se había quedado con tan sólo 14 fichas para poder seguir compitiendo en la Segunda RFEF, la antigua Tercera División. Era casi un milagro que aquel equipo, plagado de jugadores jóvenes, consiguiera sacar adelante los partidos. Los antiguos propietarios, los hermanos Albert y Jordi Esteve, habían llevado al club al precipicio.
La entidad debía cerca de cuatro millones de euros, entre deudas a la Seguridad Social ya Hacienda. Una cifra que, según los cálculos de los actuales gestores, ascendía hasta cerca de los 5.600.000 millones sumando el resto de impagos, tanto a proveedores como a futbolistas. Las relaciones con el Ayuntamiento, que cedía un estadio centenario como el Campo de Deportes, estaban rotas. A finales de enero, por unanimidad, se votó en el pleno municipal de la Paeria retirar la concesión. El compromiso adquirido con los Esteve no se cumplía: el mantenimiento del estadio era prácticamente inexistente. El Lleida Esportiu era, literal y metafóricamente, un club en ruinas, condenado a descender a los despachos por no pagar a los futbolistas y con varias investigaciones judiciales en curso. Incluso se había saqueado el museo.
"La situación cuando llegamos era terminal", explica al ARA Vicente Javaloyes, actual director general del club y profesor en el INEFC Lleida. Lo primero que hicieron los nuevos propietarios fue poner al día las nóminas de los jugadores, para evitar sanciones federativas y así poder competir y fichar. También solicitaron una medida cautelar para seguir en el Camp d'Esports. Terminaron el curso 2021-22 reuniendo a 6.619 aficionados contra el Numancia, en el último partido de la liga y con el equipo certificando la clasificación para el play-off de ascenso. Javaloyes es la mano derecha del propietario, Luis Pereira, un ex futbolista que había llegado a jugar en Primera con el Celta antes de hacer fortuna como empresario en Suiza. Pereira también tiene una agencia de representación de jugadores.
La llegada de este ejecutivo gallego despertó recelo en una ciudad y una afición que habían abandonado progresivamente la pasión por un club que en 1993 había tocado techo, con el segundo y último ascenso a Primera. Atrás quedaban también las posteriores temporadas en Segunda, el hábitat que, por ciudad e infraestructura, debería corresponder al primer equipo de una capital como Lleida. La situación contemporánea de la entidad, después de una década de gestión de los Esteve, era dramática. La afición más fiel se cuestionaba las intenciones de Pereira, que su único vínculo con el Lleida es que había jugado unos meses hacía un montón de años. Javaloyes defiende que sus intenciones siempre han sido transparentes: "Por historia y potencial, el Lleida Esportiu nos pareció una buena oportunidad. Nunca hemos escondido que nuestra idea es recuperar y hacer crecer el club. Si entonces sale una oportunidad de vender' l, pues venderlo".
Pereira intentó comprar el club a los Esteve, pero los antiguos propietarios se desdijeron en el último momento. La situación se tensó hasta llegar a sus manos. Javaloyes denunció al antiguo presidente, Albert Esteve, de agredirle cuando se encontraron en las inmediaciones del Campo de Deportes el 20 de febrero del 2022. La justicia dio la razón a Javaloyes y condenó a Albert Esteve a abonar un total de 1.865 euros en el actual director general del club. Con las relaciones rotas definitivamente, Pereira creó una nueva entidad manteniendo el nombre de Lleida Esportiu, condenada a absorber las deudas millonarias de la gestión de los Esteve.
¿Por qué (ahora sí) los futbolistas quieren venir al Lleida Esportiu?
Pese a las turbulencias con el cambio de propietarios, dos años después las dudas que despertó la llegada de Pereira han quedado, en buena parte, apaciguadas. "La situación del club ha dado la vuelta como un calcetín", afirma Xavier Madrona, periodista del diario Segre y que ha destapado varias exclusivas vinculadas con la entidad. Sanear la gestión se está traduciendo en buenos resultados en el césped. El equipo es primero del grupo tercero de la Segunda RFEF y ha ganado todos sus partidos (8) como local. "Nadie quería venir al Lleida. ¿Quién querría hacerlo si no sabías si cobrarías? En cambio, ahora sabes que te pagarán. Quizás no pueden prometerte grandes cantidades, pero hay un proyecto, hay un rumbo y las nóminas están al día . Esto lo saben los jugadores y sus representantes", explica Madrona.
Que se haya construido una buena plantilla también tiene que ver con la llegada de Raúl Fuster, ex jugador del club y un director deportivo respetado en la categoría, y con el trabajo continuado del entrenador, Ángel Viadero. El atacante Chuli o el defensor Neyder Lozano, que han pasado por las plantillas del Betis y Granada en Primera, son ahora dos pilares del equipo. "Está claro que los jugadores saben que aquí van a cobrar, pero además el Lleida tiene una marca potente. Se está haciendo muy buen trabajo en el área deportiva y, además, ponemos comodidades a los jugadores. Lo tienen todo cerca: vestuarios , gimnasio, campo de entrenamiento...", argumenta Javaloyes. El director general defiende que han hecho un gasto en torno a los 170.000 euros para restaurar las instalaciones. También cerraron un acuerdo con Adidas, que abastece a la entidad de ropa técnica, tanto el primer equipo como los once de la base. A cambio, la marca queda la explotación de la tienda del club y cede un 20% de las ventas a la entidad.
La afición y la ciudad de Lleida recuperan la ilusión
El Lleida vuelve a animar a la afición. Según las cifras facilitadas por el club, la asistencia media de esta temporada en el estadio es de 3.329 aficionados, mientras que la del curso pasado, en el que el club transitó a media tabla, era de 2.047. Hacía años que esto costaba ver el Campo de Deportes. La cifra de abonados del curso 2022-23 fue de 1.721. El objetivo de este año era llegar a los 2.324 y por el momento, coincidiendo con la campaña de impulso para la segunda vuelta, se ha llegado a los 2.119. Òscar Sarramia, fiel seguidor y autor de un cómic maravilloso que rememora los 30 años del último ascenso del club a Primera, se ilusiona viendo paralelismo con ese curso fantástico. "Aquel era un equipo muy discreto que reenganchó a la afición con jugadores jóvenes, algunos veteranos y con la idea simple de hacer un buen papel aquella temporada y, mira por dónde, acabaron campeones con un ascenso bestial de puntos y de juego. El Lleida de ahora, de momento, sigue unas pautas similares", explica Sarramia, que acude al estadio desde los años 80 y ha visto pasar hasta nueve directivas distintas.
Sergi Capdevila tiene 25 años, es de Arbeca y hace casi doce que sigue el Lleida Esportiu. Forma parte de la peña de los Rudes, que este año celebra su vigésimo aniversario y ocupa el espacio de animación del estadio y acompaña al equipo en los desplazamientos, como los Blues Nord. Pese a que "al principio" no se fiaron por completo de la entrada de Pereira, Capdevila destaca: "Desde un primer momento nos convocó a peñas y aficionados diversos, de los más activos en las redes, y nos pidió un voto de confianza". Había que cerrar filas, porque la afición –que también bebe mucho de los seguidores de los pueblos cercanos a Lleida– estaba desgastada. "Hay mucha gente que sólo viene cuando ganamos, pero somos un equipo pequeño, así que cuanto más apoyo haya, mejor". Madrona afirma que "la ilusión por el fútbol ha vuelto a la ciudad" y Sarramia considera cíclico el latido de la afición: "El sentimiento hacia el Lleida siempre ha sido el mismo desde 1939, digas Balompié, Unió Esportiva o Esportiu, el Lleida es el Lleida.La gente saca a pasear el orgullo en campañas históricas, play-off, partidos de copa memorables o en liderazgos como el actual".
El objetivo a corto plazo es el ascenso, pero el reto más inmediato también está en los despachos: que Hacienda acepte rebajar la deuda de cerca de dos millones alcanzada por los Esteve (que mantienen varios contenciosos en los tribunales) También que el Ayuntamiento, ahora encabezado por el socialista Fèlix Larrosa, acepte ceder de nuevo el estadio y no tenga que esperar a que se resuelva la cautelar. ver al equipo en el campo.El alcalde mantiene más sintonía con un grupo de reconocidos empresarios de la zona que tienen el Atlético Lleida (de la Liga Élite) y, también, negocian la compra del Badalona Futur, para tener un equipo con plaza en la Segunda RFEF, este grupo de empresarios, en su grueso, no comulgaron con la llegada de Pereira, pero esta ya es otra historia.