Fútbol - Liga de Campeones

El Madrid planta la bandera en Wembley y gana su decimoquinta Champions (2-0)

El equipo de Ancelotti sobrevive a una primera parte magnífica del Borussia Dortmund pero decide la final en los últimos minutos

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El Madrid, campeón de Europa por decimoquinta vez

BarcelonaLa relación del Real Madrid con la Liga de Campeones deberá empezar a estudiarse como fenómeno paranormal. La capacidad de los blancos de ganar finales y levantar copas, también cuando no juegan bien, escapa a toda lógica. En Wembley, un estadio que siempre trae buen recuerdo al Barça, pero donde el Madrid aún no había plantado su bandera, el equipo de Carlo Ancelotti ganó su decimoquinta Champions tras derrotar a un magnífico Borussia Dortmund. Poca gente creía que los alemanes tenían opciones, pero fueron mejores. Les tocará ser una página más en el libro de historia del torneo destinado a los equipos que emocionan, pero terminan con un palmo de narices. Algunos juegan y sueñan, y el Madrid lleva ya nueve finales consecutivas ganadas.

La final tenía un escenario imponente, Wembley, un favorito claro y una organización deficiente, ya que se permitió a tres impresentables saltar al césped nada más empezar el partido buscando su minuto de gloria. Pero una vez que tocó hablar de fútbol, ​​el Borussia supo entender qué debía hacer. Luchaba contra la historia y contra todos los pronósticos. Costaba recordar una final de la Champions con un favoritismo así de claro, con aficionados madridistas citándose ya en Cibeles. Así que los alemanes se soltaron, conscientes de que en caso de perder, nadie podría reprocharles nada. Ya habían bastado con llegar a Londres. Buscando las transiciones rápidas y la espalda de la defensa blanca, fueron golpeando una y otra vez, gracias a las piernas de Adeyemi y Sancho. Si el Madrid era favorito, que lo demostrara. Si daba por sentado que tendría la quincena en sus manos, que se lo ganara. Así, en la primera parte las mejores ocasiones fueron de un Borussia descarado y eléctrico. Pero el equipo de Terzic perdonó, especialmente con un disparo de Füllkrug al palo y Adeyemi perdonando solo ante Courtois. La defensa blanca sufría mucho con el juego de espaldas de Füllkrug, un delantero de la vieja escuela, que cedía el balón a los jugadores que venían de frente.

El Madrid parecía desorientado, como cuando te despiertas en una casa desconocida después de una noche de jolgorio. Perdía el balón fácilmente, se agrietaba en defensa y no conseguía conectar con sus hombres más peligrosos. Vini y Rodrygo eran dos islas aisladas, con Vinícius viendo una amarilla antes del descanso por una entrada peligrosa sobre el portero Kobel. La posesión era de los hombres de Ancelotti, pero no conseguían sentirse cómodos. Bellingham intentaba ocupar demasiado espacio, arriba y abajo. Solo Valverde parecía entender el partido, puesto que Kroos, que jugaba su último partido con el Madrid, no hacía nada del otro mundo. La batalla táctica la estaba ganando el Borussia.

Pero el Madrid, todo el mundo lo sabe, hizo un pacto con el demonio en el pasado, y siempre tiene mil vidas. No necesita jugar bien, para ganar. Siempre te amenaza con saltarte al cuello y darte un mordisco. El Borussia sabía que jugaba con fuego, pero no le quedaba más que levantar la cabeza cada vez que se desesperaba para desperdiciar ocasiones claras de gol. Pese a ser superiores, en el descanso no habían conseguido marcar ningún gol. Y Ancelotti seguía masticando al chicle, tranquilo, como si nada.

Y tras el descanso, el Madrid fue entonándose, con una primera ocasión clara con un disparo de falta de Kroos que Kobel sacó volando. Carvajal también tendría una, aunque el Borussia no desfallecía. Si la primera parte había sido alemana, la segunda era equilibrada, con una pregunta sobrevolando Wembley: ¿hasta dónde aguantaría la intensidad defensiva del Borussia? Pues duró hasta el minuto 73, cuando después de dos ocasiones suyas, los alemanes regalaron un saque de esquina que Carvajal cabeceó al fondo de la portería. Nunca sabes cómo te va a romper el corazón, el equipo de Ancelotti. Y en esta ocasión fue con un actor secundario que hasta ahora no había marcado un solo gol, en esta edición de la Champions. Faltaba un cuarto, pero la final estaba terminada. Vinícius se encargaría de hacer el segundo a 10 minutos para el final, y daría paso a una nueva fiesta blanca, la primera en el estadio de Wembley. La 15ª Champions, con homenaje incluido a Kroos, que se retira con su sexta medalla de campeón de Europa. El Madrid, solo, ha ganado tantas veces la competición como todos los clubs ingleses. Un fenómeno paranormal.

  • Borussia Dortmund: Kobel, Ryerson, Hummels, Schlotterbeck, Maatsen, Sabitzer, Emre Can (Mallen, 80'), Sancho (Bynoe-Gittens, 87'), Brandt (Haller, 80'), Adeyem (Reus, 72') y Füllkrug.
  • Real Madrid: Courtois, Carvajal, Rüdiger, Nacho, Mendy, Valverde, Camavinga, Kroos (Modric, 85'), Bellingham (Joselu, 85'), Rodrygo (Militão, 89') y Vinícius Júnior (Lucas Vázquez, 93' .
  • Goles: 0-1 Carvajal (73') y 0-2 Vinícius Júnior (82').
  • Árbitro: Slavko Vinčić (Eslovenia).
  • Tarjetas amarillas: Vinícius Júnior (35'), Schlotterbeck (39'), Sabitzer (43') y Hummels (79').
  • Tarjetas rojas: ninguna.
  • Estadio: Wembley, 86.107 personas.
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