Las dos Españas del Rocafonda de Lamine Yamal
Contracrónica desde la cuna del prodigio adolescente que ha roto esquemas en la Eurocopa
Rocafonda (Mataró)Cuesta más de veinte minutos. Un niño pequeño con el 19 a sus espaldas juega sobre el asfalto de la pista donde Lamine Yamal peloteaba de pequeño. Antes, por las calles estrechas del barrio de Rocafonda de Mataró han desfilado cinco camisetas distintas de futbolistas de élite: Pedri, Ansu, Gavi, Mbappé y Messi. Por fin, sobre el duro pavimento, aparece la camiseta del héroe local, que ayer, tras vestirse de nuevo como el mejor asistente, logró ganar la Eurocopa con solo 17 años y un día. Yamal durante el último mes ha puesto el barrio de Rocafonda en el mapa del fútbol mundial.
Durante la final contra Inglaterra las calles de Rocafonda están prácticamente desiertas. Una familia, con un niño con la elástica del ídolo local, avanza ajena al sonido de los televisores que resuenan desde todas las ventanas. Los bares están llenos hasta los topes. En una de las plazas del centro, el contraste es absoluto. En un bar, el público es efervescente, con la indumentaria roja reglamentaria y grandes banderas sostenidas con vigor. Han nacido todos en España. Llamanos. Con comentarios ingeniosos y las tablas a rebosar de cervezas vacías. Justo al lado, pared a pared, otro bar con público aterrizado de una realidad paralela. Ninguna camiseta. Rostros sobrios. Brazos cruzados. Prácticamente ninguna botella. La gran mayoría son personas inmigradas. Pese a pertenecer a realidades radicalmente opuestas, ambas parroquias van con la selección española. Ambas forman parte del mismo país. Son vecinos y vecinas que comparten la esperanza de salir adelante en un barrio humilde con una renta per cápita por debajo de los 8.000 euros. Curiosamente, la señal de la televisión llega antes al segundo local, con un grito contenido del gol de Oyarzábal que anticipa la euforia de los vecinos de bar, que viéndose campeones comienzan a entonar cánticos de fervor patriótico.
El mismo fervor lo impregna todo en el Parque Central, donde el Ayuntamiento de Mataró ha instalado una pantalla gigante para animar a la selección española. Más de tres mil personas se reúnen. Aquí sí es territorio plenamente entregado a la causa. Decenas de banderas, caras pintadas con los colores amarillo y rojo, cientos de camisetas de la selección, muchas de ellas de Yamal... Hay vecinos de Rocafonda y mujeres con hiyab ondeando una minúscula bandera española, pero el grueso de la fiesta lo forman jóvenes y familias de otros barrios de Mataró, gente que vibra con el ímpetu de Carvajal y que se anima al grito del «A miedo ellos» que suena por la pantalla gigante.
Marruecos y Madrid
Rocafonda es un barrio de difícil orografía. Subidas y bajadas de calles estrechas, con edificios sencillos de fachada desgastada y basura acumulada por el suelo, sobrepasando la capacidad de los contenedores. Un tercio de la población ha nacido fuera, sobre todo gente proveniente de Marruecos, el país de origen de Yamal. De hecho, antes del partido, en el corazón del barrio, los colores que reinan entre los más pequeños son el verde y el rojo: las camisetas de Marruecos superan a las rojigualdas con creces. Hakimi, Ziyech, Musa... Anass es quien luce una de las muchas equipaciones de Hakimi. Tiene 7 años y, pese a jugar al fútbol frente a la fachada de la abuela Fatima de Yamal, si tiene que escoger entre el azulgrana y el lateral marroquí se queda con Hakimi. Las raíces y sentimientos, a veces, contienen el torrente del joven futbolista del Barça.
"El otro día se llamó más «Viva Yamal que viva España», explica Jordi. Él es vecino de toda la vida del barrio. Durante el último año ha visto cómo las camisetas blancas del Madrid han ido mutando poco a poco hacia el azulgrana Asegura que en Rocafonda había muy madridista y la irrupción del joven crack ha ido virando los colores. Su hijo Teo, de "llevar la contraria", se apunta a ir a contracorriente. En pleno territorio Yamal anima al Madrid y está algo cansado del niño prodigio culé: "No me gusta. Sale demasiado. Todo el día Yamal bla, bla, bla. No me gusta".
Reivindicación
Durante un mes Rocafonda ha sido el epicentro del fútbol europeo. El niño del 304 –el código postal que ayer Yamal no pudo mostrar para celebrar un gol– logró que la atención mediática recayera sobre el barrio de sus orígenes. "En el 304, + Lamine Yamals – desahucios", decía una pintada que se repetía en distintos puntos del entramado urbano. Bruna, del Sindicato de Vivienda de Mataró, inmortalizaba la proclama: "Se pone el foco en el éxito de un niño que ha salido de aquí, pero es peligroso normalizarlo, no es la realidad del resto de vecinos". Muchos sueñan con seguir los pasos de Yamal, pero la realidad para la mayoría, tanto para los de un bar como para los del otro, es que tendrán que seguir matinando para salir adelante. Rocafonda es la tierra de Yamal, pero no todos serán Yamal en Rocafonda.