Los adoquines

Hiperventilados, trastocados y macarras

Bellingham protestando en el árbitro de la final de Copa.
27/04/2025
2 min

El buen rendimiento del Real Madrid en la segunda parte de la final de Copa de este sábado no puede tapar, no debería tapar, la imagen lamentable del club antes y de varios jugadores después. No puede ser que una entidad que presume de señorío, honor y grandeza se haya convertido en un manicomio con síntomas de paranoia. Todo el mundo los persigue: la UEFA, la FIFA, los árbitros, Tebas, Louzán, los medios de comunicación e incluso los vecinos del Bernabéu. Es un Madrid trastornado, hipersensible y a menudo macarra que ve fantasmas en todas partes y que provoca sonrojo, por no decir vergüenza.

La campaña antisistema de Florentino Pérez contra el Universo es la madre de las paradojas, siendo como es él el Sistema con mayúsculas, pero está arrastrando al club en su deriva delirante y empieza a ser urgente la reflexión y la autocrítica. El numerito de no asistir a los actos oficiales en la previa y hacer correr entre los periodistas afines que incluso peligraba la final fue vergonzoso, por mucho que los árbitros eligieran el momento y lugar más inoportunos para expresar sus legítimas quejas por la campaña de acoso que sufren desde la televisión oficial madridista. Y el comportamiento después de algunos futbolistas es el fruto y resultado de ese ambiente tóxico e hiperventilado que el presidente, y nadie más que él, está provocando, ejerciendo y tolerando.

Sería recomendable, por ejemplo, que Antonio Rüdiger se pusiera en manos de profesionales para tratar sus evidentes problemas para manejar la frustración y aprender a tener las herramientas necesarias para dominar la ira. Hasta cuatro personas, cuatro, tuvieron que sujetarlo para que no se fuera tras Burgos Bengoetxea tras lanzarle un objeto desde la banda. Más allá de una sanción que confío en que sea ejemplar, el Madrid no puede tolerar algo así. Jude Bellingham parecía un gentleman hasta que aterrizó en Madrid y se ha convertido en un hooligan, y el capitán Dani Carvajal lo sigue siendo, a pesar de ir vestido de paisano, y no puede pasar inadvertido, no debería pasar inadvertido, que amenace a Saka o insulte al árbitro desde la grada.

También hay honor en la derrota por mucho que duela. En la vida y en el fútbol suele ser más habitual perder que ganar, y no tengo ninguna duda de que el Real Madrid volverá a ganar, pero saber estar es una lección aún pendiente.

stats