Fútbol

Muere Franz Beckenbauer, el alemán que revolucionó el fútbol en el césped y en los despachos

Campeón del mundo como jugador en 1974 y como técnico en 1990, fue el padre del Bayern moderno, el club de su vida

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Beckenbauer acompañado de Johan Cruyff en una foto de archivo

BarcelonaFranz Beckenbauer, leyenda del fútbol alemán, ha fallecido a los 78 años según ha informado a su familia en un comunicado. "Con profunda tristeza anunciamos que mi marido y nuestro padre, Franz Beckenbauer, murió pacíficamente mientras dormía ayer domingo, rodeado de su familia. Pedimos que puedan llorar en silencio y abstenerse de hacer preguntas", explicaron sus seres queridos.

Conocido como el Káiser, era mucho más que un futbolista. Simbolizó el regreso por la puerta grande del fútbol alemán, modernizó este deporte, fue entrenador, presidente y dirigente, y dotó de personalidad a un club, el Bayern, que hasta su debut era poca cosa. Nacido en 1944 entre escombros al final de la Segunda Guerra Mundial, este hijo de un cartero de pequeño quería ser delantero, como su héroe Fritz Walter, y quería jugar con el gran rival del Bayern, el Munich 1860. Pero cuando tenía 14 años, una trifulca entre los jugadores de su club, el SC Múnich '06, y los futbolistas del Múnich 1860 hizo cambiar de opinión a este hombre temperamental, que poco después fichó por el juvenil del Bayern. No quería ser compañero de equipo de esos chicos con los que se había peleado, así que decidió derrotarles. Beckenbauer no sería ni delantero, como había soñado de niño, ni estrella del Munich 1860, pero tocaría el cielo.

Aquel 1964 que debutó con el Bayern en un partido de la Segunda División contra el Stuttgarter Kickers, el palmarés del club era muy corto, apenas una liga en 1932 y una copa en 1957. De 1945 a 1963, el Bayern había hecho fuera 13 técnicos y se había salvado de quebrar económica gracias al empresario Roland Endler. Pero en 1964 el Bayern ya subió a Primera, y dos años después ganaron una copa. Cuando con 24 años Beckenbauer fue elegido capitán del equipo, ya estaba acompañado de otros genios surgidos de la cantera, como el guardameta Sepp Maier o quien fue durante tantos años su compañero en el eje de la defensa, Schwarzenbeck. Además, del Nördlingen había llegado un prometedor goleador: Gerd Müller. La prenda que faltaba era un técnico. De hecho, llegaron dos. El primero, justo después del primer título internacional de la entidad, una recopa. Era el yugoslavo Branko Zebec, que apostó por un fútbol algo más defensivo, en el que Beckenbauer era la clave de vuelta. Con un once que la gente se sabía de memoria, ese Bayern ganó la liga y la copa en 1969. El segundo técnico fue Udo Lattek, que con algunos refuerzos clave surgidos del juvenil como Rummenigge, Breitner y Uli Hoeness, hizo que el Bayern reinara en Europa con tres copas de Europa consecutivas, de 1974 a 1976. De por medio, Beckenbauer fue el capitán de la selección alemana campeona del mundo. Fue en casa, en Múnich, en la final contra los Países Bajos de Cruyff.

El capitán de la Alemania Occidental, Franz Beckenbauer, número 5, dando la mano al capitán de la Alemania del Este antes de un partido, en 1960.

Beckenbauer lideró el cambio del Bayern en el césped. Tras retirarse jugando brevemente en Estados Unidos, regresó a casa para hacer de seleccionador de Alemania, llegando a dos finales. En 1986 perdió contra Argentina de Maradona y en 1990 se impuso a los argentinos en la final de Roma. Con este éxito, Beckenbauer añadía al Mundial ganado vestido de corto uno segundo, ahora en el banquillo. Con el trabajo realizado, regresó a su Bayern, en los despachos. Aquí lideró la modernización de una entidad que en estos momentos es un modelo de gestión. En 2002 fue él quien encabezó el cambio del club a sociedad anónima, y en 2005 permitió que la marca Adidas consiguiera un 10% del club a cambio de ayudar a financiar el nuevo estadio. Y todo, con su espíritu visionario y ganador, haciéndose acompañar de viejos compañeros de equipo, que gestionan el club junto a jóvenes formados en buenas universidades.

El Káiser también tuvo sombras, como sospechas de corrupción cuando Alemania logró organizar el Mundial del 2006 y él tenía cargo en la Federación. O como cuando abrió la puerta a una empresa privada, Red Bull, para comprar un club en Leipzig. En Alemania, donde los clubs siguen siendo mayoritariamente de los socios, ese movimiento no gustó. Y fue Beckenbauer, siempre pensando en cómo modernizar el fútbol, quien ayudó a los empresarios austríacos.

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