"No he venido a Sant Andreu a hacer dinero"
El nipón Taito Suzuki es el máximo accionista del querido club de fútbol del barrio desde hace menos de un año
BarcelonaCuando Taito Suzuki (Shizuoka, 1978) vio en la prensa una fotografía de Takefusa Kubo con lágrimas en los ojos tras la eliminación de su selección en los Juegos Olímpicos de Tokio, decidió invertir en el Mallorca, el club donde entonces jugaba su compatriota. Lo hizo a través de su empresa, Taica Corporation, una multinacional nipona con más de un millar de trabajadores que destaca en el ámbito tecnológico. Originario de Shizuoka, conocido como Brasil de Japón por su afición por el fútbol, la vida de Suzuki siempre ha estado vinculada al deporte rey. De joven lo practicaba –"Era como un Drogba a la japonesa", dice riendo– y de adulto se involucró esponsorizando al Shimizu S-Pulse, que es el club de su ciudad, y al equipo de la Universidad de Xuo, en la que él estudió.
En noviembre de 2024 fue un paso más allá y compró el Sant Andreu, un club histórico del fútbol catalán. "¿Por qué el Sant Andreu? Pues porque está en Barcelona, eso era importante; por su gran afición y su profundo arraigo en el barrio, y porque es un club con potencial de crecimiento", desgrana Suzuki en una conversación con el ARA desde la tribuna del Narcís Sala. A su lado se sienta el sabadellense Tomeu Ferran, traductor, mano derecha de Suzuki y principal culpable de que el empresario asiático aterrizara en Palomar. Se convenció definitivamente de adquirir el paquete de acciones de Manuel Camino, el antiguo propietario, después de vivir en directo su primer partido en el estadio andreuense, contra el Espanyol B: "Me conmovió el ambiente, la familiaridad que se respiraba y la comunión entre la grada y los jugadores silbaron al jugador al silbir al jugador. que en Cuarta División se pueda vivir así el fútbol".
¿De Segunda RFEF a Segunda División?
"Les he dicho a los jugadores ya los técnicos que este año debemos hacer lo posible para subir a Primera RFEF", dice el presidente de la entidad mientras trata de reojo el entrenamiento de uno de los equipos juveniles. Y no esconde que su principal objetivo es llevar al Sant Andreu al fútbol profesional. El reto es lograrlo sin perder la esencia de club de barrio que le cautivó, uno de los miedos de la afición. "Entre todos lo haremos posible", dice Suzuki, que vive en Japón, pero se ha rodeado de profesionales que conocen perfectamente la idiosincrasia de la entidad y dirigen su día a día desde Barcelona. Es el caso de Tomeu Ferran o José Manuel Pérez, con quien bromea Taito, siempre risueño, mientras camina por las tripas del Narcís Sala. Socio cuatribarrado desde hace casi 25 años, José es el nuevo director general de la entidad.
"Desde que compró el club, ha habido un cambio brutal en términos empresariales. Internamente se ha profesionalizado mucho. Somos más gente y todo está más aseado: antes, todos hacíamos de todo, y ahora están muy definidas las funciones y responsabilidades de cada uno", desvela el director deportivo David Mordillo, que ahora ficha también por David Mordillo. En el ámbito de instalaciones, la inversión está condicionada por la municipalidad del estadio. Sin embargo, se han realizado varias mejoras, algunas de ellas invisibles para el espectador, que hacen más cómodo el trabajo en las oficinas: ordenadores, aires acondicionados, sillas, etc.
"Cuando llegó, hizo una encuesta anónima a los trabajadores para saber qué queríamos mejorar. A los pocos días estaba prácticamente todo arreglado", apunta Mordillo desde su despacho. En caso de alcanzar el ascenso, el caballo de batalla será el césped artificial del estadio, que debería sustituirse por hierba natural. "No nos preocupa. Cuando llegue el momento encontraremos una solución", declara Suzuki. Por ahora el club está enfocado en Segunda RFEF y en su debut, este sábado en el campo del Andratx (18.00 h, Eivo TV).
El general japonés que inspira a Taico
"Cuando estaba a punto de morir, fui a visitar a mi abuelo al hospital. «Tienes que pensar en el futuro, no hace falta que vengas a mi entierro. Utiliza el tiempo para el negocio y para tus trabajadores», me dijo desde la cama. Fue la última vez que lo vi", explica Taico Suzuki con emoción. Su abuelo, un general del ejército japonés –con 20 años tenía 200 soldados a su cargo– con unos valores muy firmes, le dejó una profunda huella. Es él quien fundó Taica Corporation –como Shizuoka es tierra de cítricos y muchas empresas hacen conservas, uno de los primeros productos que ideó fue una máquina para pelar mandarinas y naranjas– y quien le transmitió que debía implicarse en el territorio que le daba de comer. Por eso Suzuki ha financiado la construcción de varios campos de fútbol pequeños, tipo Cruyff Courts, en zonas desfavorecidas de Camboya, donde tiene una planta de producción y una cadena de restaurantes especializados en fideos udon, con cinco locales.
"También me decía siempre que debía trabajar y actuar por el bien de Japón", añade. Esta enseñanza es la razón por la que Taito, de pequeño, soñaba con ser presidente de su país, invirtió en el Mallorca y ahora, como propietario del Sant Andreu, quiere llevar a jóvenes jugadores nipones al primer equipo cuatribarrado –este verano seis futbolistas han estado a prueba en la entidad–, "siempre que tengan el nivel futbolístico necesario". Suzuki tiene la clara voluntad de hacer crecer el fútbol de Japón de la mano de un club catalán, de lo más singular, al que quiere volver a Segunda bajo la clara premisa de no quitárselo a sus aficionados: "No he venido al Sant Andreu a hacer dinero".