Los penaltis dan la Supercopa de Europa a Pep Guardiola y la posibilidad del repóquer de títulos
El Manchester City se impone al Sevilla en la tanda de penaltis tras terminar el partido con un 1-1
BarcelonaEl Sevilla no gana la Supercopa de Europa desde que en el 2006 derrotó por 3-0 al Barça en el estadio Luis II de Mónaco en una gran noche del malogrado Antonio Puerta que significó el principio del fin del Barça de Ronaldinho. Desde entonces ha llovido mucho y el conjunto andaluz había perdido las siguientes cinco finales disputadas de la competición. Y, este miércoles, ha sumado la sexta decepción en el estadio Georgios Karaiskakis de Atenas, donde ha perdido en la tanda de penaltis (5-4) ante el vigente campeón de la Champions League, el Manchester City del catalán Pep Guardiola, después de finalizar el partido con un 1-1.
El primer aviso ha sido del conjunto inglés. Bounou ha tenido que lucirse para evitar que un remate de cabeza picado de Aké acabara con celebración inglesa. Pero el Sevilla, que no había hecho cosquillas todavía en la portería de Ederson, ha encontrado una situación privilegiada de contragolpe en el minuto 25 gracias a un deficiente pase largo de Bounou. La trayectoria inesperada del balón ha abierto un agujero en medio del campo del Manchester City que los andaluces han aprovechado para ampliar aún más el espacio libre, llevando el guion a la banda izquierda, desde donde Marcos Acuña ha puesto un centro tenso y preciso en el interior del área.
Allí esperaban Aké y Gvardiol para rechazar la ilusión sevillana. Y allí, cuando parecía que les citizens tenían el peligro controlado, apareció En-Nesyri en carrera y con una fuerza descomunal robó el control a los defensas para hacer el 0-1 con un plástico remate de cabeza. En-Nesyri, que cuando jugaba en el Leganés no fichó por el Barça porque el club azulgrana prefirió a su entonces compañero Martin Braithwaite, ha abierto los brazos para celebrar su gol y se ha podido apreciar con detalle cómo llevaba los dos antebrazos vendados, al igual que la mano izquierda. Su estilismo no podía ser más adecuado. Acababa de actuar como un ladrón de guante blanco: de forma inesperada, con contundencia y elegancia.
En el tiempo que quedaba de primera parte, los de Pep Guardiola, añorados del lesionado Kevin de Bruyne y del azulgrana Gündogan, ya no se han rehecho. Y la segunda parte ha empezado mejor para el conjunto de Manchester. De hecho, en el minuto 50 el Sevilla ha estado a punto de hacer el segundo mediante el mismo protagonista: En-Nesyri. Pero esta vez, tras un contragolpe comandado de forma magistral por Ocampos, el marroquí remató demasiado centrado con el pie izquierdo y Ederson rechazó el peligro.
Ha sido la primera de una serie de llegadas inquietantes del Sevilla, que mediante su contundencia en las jugadas a campo abierto ha desactivado el habitual control del balón del Manchester City. Pero, cuando menos se lo merecían los de Guardiola, el madrileño Rodri ha puesto un centro al segundo palo que ha cabeceado el talento de 21 años Cole Palmer ante un Bounou al que la acción ha cogido a contrapié. Era el minuto 63 y el ritmo de la final había enloquecido.
Pese a que ambos equipos han tenido opciones de llevarse el título sin necesidad de disputar una tanda de penaltis (en la Supercopa de Europa no hay prórroga), en un tramo final de partido de un despliegue físico opulento teniendo en cuenta que se trataba de una velada de mediados de agosto, no han podido evitar que se llegara a ese desenlace. Desde los once metros, el único que falló fue Gudelj, que envió el balón al larguero. De esta forma, el Manchester City ha levantado su primera Supercopa de Europa de la historia y mantiene viva la posibilidad de conseguir el repóquer de títulos, tras conquistar el curso pasado la Premier League, la Copa inglesa y la Champions League. Ahora solo falta el Mundial de Clubs.