PRIMERA DIVISIÓN

Las lágrimas que el Girona no quiere volver a derramar

El conjunto gerundense se planta en el paro con los mismos puntos que el año del descenso, pero con menos margen

Arnau Martínez, poniéndose las manos en la cabeza contra el Valencia
21/03/2025
3 min
Regala este articulo

GIRONALa preocupación lleva días presente en el Girona. El ambiente es tenso. Se refleja en las miradas de los jugadores, garratibados sobre el terreno de juego y en plena crisis de resultados. Tan sólo han ganado un partido de Liga en las últimas nueve jornadas. También se vislumbra en el discurso verbal de Míchel, que ha pasado de pronunciar demasiado pronto la palabra Europa a ser incapaz de dar explicaciones convincentes de la poca fiabilidad colectiva que desprende su conjunto.

El técnico de Vallecas dice que es el culpable del pobre rendimiento de sus hombres, señala como principal problema la carencia de contundencia ofensiva, valora positivamente la reacción de las últimas tres jornadas, en las que el equipo no ha perdido gracias a tres empates en partidos que ha ido perdiendo, y promete horas de trabajo para arreglarlo. Pero lo hace enfadado, con poca cintura y también algo desubicado. Hasta ahora sus movimientos han aportado pocas soluciones. Y cada semana que pasa sin ganar, va desapareciendo la confianza.

A todo el mundo le vuelta por la cabeza la temporada 2018-19, la de Eusebio Sacristán en el banquillo. Montilivi daba por sentado, llegados a la jornada 28, la actual, que la permanencia era segura. Nadie imaginaba el trompazo que estaba a punto de vivir. Las sensaciones en el campo no eran buenas, pero el margen de puntos sí, porque había coleccionado un buen colchón de puntos en un arranque de campeonato fantástico que se estiró hasta casi Navidad. Tenía nueve puntos de margen respecto al descenso, ese mes de marzo. Pero encadenó nueve derrotas mortales en las últimas diez jornadas y regresó a Segunda entre lágrimas.

El Girona de Míchel se ha plantado en el paro con 34 puntos, los mismos que aquel Girona que acabaría descendiendo. De hecho, el margen actual con la línea roja es aún más pequeño de lo que era entonces en las mismas fechas. Ahora sólo está siete puntos por encima de la decimoctava posición que ocupa el Leganés. En medio está el Alavés, también a siete; Valencia y Espanyol (con un partido menos) a seis, y Osasuna, con el duelo ante el Barça pendiente, a uno.

¿Qué calendario le espera al conjunto rojiblanco? Para empezar, un derbi catalán contra los de Hansi Flick en la reanudación del campeonato, el domingo 30 a las 16:15 horas. Entonces, Montilivi vivirá una finalísima, con un duelo directo contra el Alavés. Si ese día el Girona no gana, y tampoco lo hace contra el Barça, que sería lo más lógico, entrará en la lucha que cualquier equipo quiere evitar.

Osasuna, Leganés, Valladolid y Real Sociedad en campo contrario, y Betis, Mallorca, Villarreal y Atlético de Madrid en el estadio –este último en la última jornada– marcarán el destino de un conjunto obligado a reaccionar pronto si pretende alejar a los fantasmas de una temporada que empezó de maravilla. Al menos, esta vez el Girona está advertido. Y ejemplos positivos ya existen, porque hace dos años sólo tenía un punto más y acabó luchando por Europa hasta la última jornada del campeonato.

Dos lesiones graves para acabar de complicarlo todo

Cuando las cosas van mal, ya se sabe que las desgracias se acumulan. Míchel probablemente no podrá disponer durante lo que queda de temporada de Bryan Gil, lesionado en el ligamento lateral de la rodilla, y por un máximo de unas seis semanas de Iván Martín, con problemas en el isquiotibial. Un par de contratiempos más para un vestuario necesitado de noticias positivas por no contagiarse del nerviosismo externo.

También necesita alegría Míchel, vestido con una coraza con la que pretende disimular sus miedos. No lo está consiguiendo, claro. Su Girona, ese que se divertía porque su entrenador les pedía a sus futbolistas que jugaran como lo hacían en la calle, se ha encogido varias tallas. En ningún momento del curso ha tenido la situación bajo control, Míchel, que incluso ha reconocido que ahora haría algunas cosas distintas a las que ha hecho durante el año. Mantiene el apoyo absoluto de quienes mandan, que no se plantean ningún descalabro.

Pero la siguiente duda que planará es qué pasará si dentro de unas jornadas el equipo flirtea de verdad con el precipicio. El Girona estuvo dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias con Eusebio, y eso que nada había logrado antes. El historial de Míchel, toda una leyenda en el club después de un viaje alucinante desde Segunda y hasta la Champions, es inmaculado. ¿Habrán aprendido la lección unos? ¿El mejor entrenador de la historia es intocable? ¿Cuánto dura el crédito? Ojalá nadie tenga que responder según qué preguntas. Por el momento hay fe, pero también hay síntomas. Y la fe no es infinita.

stats