Primera División

"Míchel es en el Girona lo que Cruyff fue en el Barça"

Santi Pou es uno de los grandes nombres propios del crecimiento futbolístico de los gerundenses, a los que ha dedicado más de diez años de su vida

Santi Pou, en la Ciudad Deportiva de Vilablareix
27/11/2025
4 min

GeronaCuando llegó al Girona, su hija aún carecía del carnet de conducir, porque era menor de edad. Ahora tiene 27 años. "La evolución de mi vida personal ha ido de la mano con la del club, sí. Todo ha cambiado mucho", reconoce Santi Pou (Vic, 1966), integrante del área deportiva, adjunto a Quique Cárcel; del cuerpo técnico del primer equipo, con Míchel Sánchez, y durante una década cabeza de metodología de la cantera rojiblanca. "Han sido muchas horas de currar, pero ahora disfrutamos de estabilidad y bonanza. La familia no ha tenido más remedio que entenderlo, porque diez años continuados trabajando en el Girona quieren decir estar con los profesionales por la mañana y con los chavales por la tarde. Pero lo he hecho, y lo sigo haciendo, con pasión", admite.

Pou cree que el gran éxito de esta última etapa en el club gerundense ha sido el hecho de que "los propietarios han dado tiempo, recursos y han creído en el trabajo que se hacía. Si cambias cada dos años es muy complicado construir. Ha habido coherencia, y eso, sumado al buen trabajo, se ha visto recompensado".

Como futbolista hizo camino, sobre todo, a la Segunda B, con casi 250 partidos repartidos entre L'Hospitalet, el Manlleu o el Nàstic. Recuerda la primera vez que visitó Montilivi, en diciembre de 1989. Su Hospi perdió 2-0. "El estadio estaba destartalado, pero salías a jugar y decías: «Hostia, qué campo». Por cómo estaba construido se respiraba Primera División". Aquel Girona, sin embargo, la única Primera que vio era la Catalana. "No, claro, estando tan abajo, cuando yo era joven no me llamaba la atención. Si me hubiera enganchado ahora sería muy diferente. Veo a chavales en Vic y en Barcelona que van con la camiseta por la calle. La transformación es abismal", dice.

El de Osona le ha presenciado en primera persona. "Lo he vivido todo, todo", repite, y enumera: "Los dos ascensos, el descenso, terminar tercero, a media tabla, jugar la Champions y luchar por no bajar". Tiene claro qué día ha sido lo más importante: "La remontada en el play-off en Eibar, en el ascenso del 2022. Llevábamos tres años en Segunda y, si nos hubieran eliminado, el proyecto habría quedado tocado. El rival en la final, el Tenerife, juega hoy en la Primera RFEF. Podía haber sido al revés". Su mirada tiene en la figura de Johan Cruyff a uno de sus grandes referentes. "Recuerdo oírle decir, en una entrevista en un avión, que venía a Barcelona a revolucionar el fútbol. Yo no lo entendía, pero cuando ves que en el primer partido pone una defensa de tres, un cuatro, dos interiores, un mediapunta, los extremos bien abiertos y un delantero… ¡uno! Fue capaz de ganar jugando de una forma concreta. Esto no se veía, antes. Por eso le admiro. Para mí, el fútbol es para jugarlo, para pasarse la pelota".

En Montilivi, "Míchel es en el Girona lo que Cruyff fue en el Barça". "Si Quique Cárcel lo escogió es porque veía que tenía sensibilidad como entrenador. A mí me ha ido de cachondeo, la verdad. Llevo cinco años soy a su lado y no me imagino que durante todo este tiempo me hubieran pedido destruir o sólo defender. Habría sido como estar en prisión. Nosotros queremos jugar desde atrás, apostamos por la posesión", describe el vicense, que destaca: "En Girona nunca se había hecho. Con Míchel se ha dado un paso más en estilo e identidad". No sospecha otro inquilino en el banquillo: "Ni he pensado".

El futtoc, presente en el vestuario

En los momentos de dudas los gerundenses mantienen la confianza en la idea. "El fútbol te reserva situaciones como la actual, en las que en la clasificación no estás bien. Trabajamos para mejorar, afinar y perfeccionar el estilo, pero no nos alejaremos. Tenemos claro que queremos continuar así, porque desde el juego pasan cosas", defiende Pou, uno de los padres del futtoc, junto con Juan Cano, Totó y el propio Quique C. Se juega en una mesa y debes pasar la pelota al otro lado de la red con cualquier parte del cuerpo, excepto las manos. "Es un juego callejero que sirve para despertar los elementos que todos tenemos dentro: precisión, técnica, concentración. Tenemos varias mesas y los jugadores del primer equipo las utilizan bastante. De hecho, hay algunas partidas que son muy intensas", explica, sonriendo.

De su labor en la cantera gerundense está "muy orgulloso". "Hablamos un idioma futbolístico propio. Pero volvamos a lo mismo: ¿por qué ha pasado? Porque hemos tenido tiempo. Este es el secreto", afirma. Pou habla de los jugadores como si fueran artistas: "Es que la técnica es un arte, y el fútbol parte de la técnica. Nosotros trabajamos el concepto de construcción de fútbol libre, que no es más que dejar al futbolista tranquilo para que encuentre las soluciones que sienta en cada momento. ¿Verdad que a los pintores no les decimos cómo deben pintar? Hay que dejarlos hacer". Pou considera fundamental la tarea de "gestionar personas": "Debemos acompañar al jugador. Lo complicado es hacerlo emocionalmente".

Este domingo el Girona empató contra el Betis. "Es bonito, lucir y representar el escudo en tantos sitios", finaliza

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