PRIMERA DIVISIÓN

Pañuelos, falsas promesas y carpas 'vip': el conflicto entre el Girona y su afición

La crispación de la gradería hacia la zona noble de Montilivi vive el punto más álgido de los últimos tiempos

La afición del Girona, en el partido del domingo
29/05/2025
3 min

GIRONACoincidiendo con el último partido de Liga, el Girona programó una celebración final de temporada con la que los socios y aficionados rojiblancos tenían la posibilidad de festejar la permanencia alcanzada por los de Míchel. La previsión inicial incluía el vermut, el almuerzo, un pequeño concierto, la despedida en el equipo y, para aquellos que no hubieran tenido suficiente, una fiesta en el exterior del estadio. Pero les salió el disparo por la culata. La gente, enfadada, no estaba por juergas.

Los jugadores salieron al césped y en Montilivi prácticamente no quedaba nadie. Dieron la vuelta de honor, saludando a los pocos cientos que les habían esperado. Los parlamentos se anularon. En las fotografías de grupo, las gradas, al fondo, salían vacías. La imagen fue triste y representativa del conflicto entre la masa social y los que mandan en el club. La crispación del aficionado vive el punto más álgido de los últimos tiempos.

"Es más grave la brecha entre socio-afición y el club que el resultado deportivo de esta temporada. Es necesaria una reflexión sincera y autocrítica", tuiteaba el expresidente Francesc Rebled. Ni fue un curso sencillo, ni lo fue la jornada del domingo, fijada a las 14 horas del mediodía bajo un solo abrasador de 30 grados. El Girona-Atlètic se detuvo dos veces para atender urgencias médicas entre los espectadores, pero afectados hubo más: un montón de desmayos y deshidrataciones por los golpes de calor, que incluso provocaron el traslado de algunas personas al hospital. Los sanitarios tuvieron trabajo y algunos comentaban que fue el partido más duro en años. La Federación de Peñas emitió un comunicado en el que aseguraba: "La afición está harta de la falta de sensibilidad de LaLiga hacia los aficionados. Queremos horarios con sentido y respeto".

La crispación de la gente con el Girona vino por el hecho de la incomodidad que sintieron en su propio estadio, con colas de media hora por un agua, caliente y, si la había, en los bares; y colas en los lavabos, donde se intentaban refrescar; aspectos en los que el club, cuando se le pregunta, reconoce su error diciendo que no puede volver a ocurrir. Pero ha llegado un punto en el que la afición ya no quiere palabras, quiere hechos. El club promete mejoras y obras desde el 2017, pero no llegan. Las instalaciones han caducado y apenas ha cambiado nada, aunque en este período de tiempo se han destinado inversiones a más lonjas y carpas vip. El socio, al que cada temporada suben el cupo, se siente arrinconado, un figurante del decorado. Y se ha hartado.

Ya dedicó una pañuelo de época a los propietarios por los precios de las entradas de la Champions, y también ha dejado de asistir a Montilivi con la frecuencia de antes, con casi un millar de espectadores menos por partido de media. De hecho, no agotó las entradas en Europa, y menos en los desplazamientos a Klagenfurt y Eindhoven, donde apenas hubo demanda; aspectos que también debería evaluar, tratándose de un evento histórico. Todo ello ha provocado que la distancia entre unos y otros se haya hecho mayor que nunca.

"No hay transparencia"

Cristóbal Sánchez, portavoz de la Federación de Peñas, explica: "La relación con la afición es muy mala. El Girona tiene virtudes, pero ninguna de ellas es la de empatizar. Todo el mundo nos hace llegar lo mismo: siente que no se le escucha". Como ese sentimiento hace tiempo que existe, ahora cualquier incidencia irrita al triple que en condiciones normales.

"La gente no pide nada extraordinario, tan sólo quiere sentirse querida y que se la tenga en cuenta de verdad. De hecho, creo que si el Girona se explicara, la entenderíamos, pero como no hay transparencia, parece que esconda cosas. Es muy importante cuidar de estos detalles, y aquí no se tiene, también no se tiene, también no se lo tiene, y aquí no se tiene. y este año no ha tocado con los pies con las expectativas. Pero si una parte no da, es complicado pedirle nada. No me parece bien que se diga que la afición se ha echado atrás, pero el domingo explotó.

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