PRIMERA DIVISIÓN

Revolución en el Girona para contrarrestar las traumáticas salidas

Oriol Romeu es el séptimo refuerzo de una plantilla que aún necesita media docena más

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Oriol Romeu, a su llegada al Girona de hace un par de veranos

GIRONAEl Girona 2023-24, el que se clasificó para la Liga de Campeones practicando un fútbol precioso, ya no existe. Atrás quedan partidos para el recuerdo, goleadas increíbles y un atrevimiento insospechado que le catapultó al estrellato. Míchel y Quique Cárcel han ido viendo cómo, paulatinamente, de forma dolorosa, las grandes estrellas han abandonado Montilivi, sea por el regreso a sus clubs de origen o por las ofertas mareadoras recibidas, como si fueran la tierra prometida. A semana y media de empezar la Liga, tiene pendiente cerrar muchas operaciones con un único objetivo: que los rojiblancos, a falta de excesivos protagonismos pasados, no pierdan competitividad.

Oriol Romeu, que en Barcelona no ha encontrado el confort que pretendía, es el séptimo refuerzo de un Girona que le recibirá con los brazos abiertos, un año después de despedirle con un pañuelo en la mano. La operación es una cesión y servirá para dar algo de músculo en medio del campo. Romeo se añade a los nombres de Francés, Krejci, Van de Beek, Misehouy, Bryan Gil y Abel Ruiz. Las bajas, ya conocidas, de puntales como Couto, Eric Garcia, Aleix Garcia, Savinho y Dovbyk obligan a reformular el vestuario, bajo la premisa de no perder la esencia. Esto es innegociable.

Pero todavía faltan fichajes, casi media docena más, que elevarán la cifra total a unos doce o trece. Y eso contando que no se marche nadie más de forma imprevista, con los laterales Miguel Gutiérrez o Tsihankov en boca de todos. Entonces sí que habría que correr y activar todo tipo de planes. El consuelo, triste pero realista, es que el Girona se lanzará al mercado con dinero para hacer realidad sus apuestas. Entre lo ingresado (unos 50 millones) y el invertido (unos 20) hay margen económico, contando también el que recibirá para disputar la Champions.

Algunos nombres propios

La dirección deportiva gerundense maneja una amplia lista de posibles refuerzos, distribuida por prioridades y posiciones. Lo urgente, por ahora, es encontrar un delantero centro que asuma el rol de Dovbyk. De filtraciones, a diferencia de otros lugares, ninguna. En cambio, para ocupar el extremo, más allá del aterrizaje de Gil, el Girona ha tanteado a Abde, del Betis, al que ya quiso en el pasado; Asprilla, del Watford, y Bryan Zaragoza, del Bayern de Múnich.

Continuamos con los fichajes. Bajo los palos, Cárcel trabaja para llevar a un portero que haga competencia al indiscutible Paulo Gazzaniga. También quiere moverse para atacar a un lateral, con el asterisco presente del delicado caso de Arnau Martínez, que acaba contrato el próximo año y aún no ha renovado. Tampoco se descarta el regreso de Eric Garcia.

Y en medio del campo, Romeu aparte, el Girona ha mantenido conversaciones con Javi Guerra, del Valencia; Aimar Oroz, de Osasuna, y Sergi Roberto, libre tras acabar el contrato con el Barça. Aunque la Liga comience el 15 de agosto, la persiana del mercado de fichajes no bajará hasta el 31. Debería ser tiempo suficiente para que el Girona se haya reinventado de nuevo.

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