Barça

La intrahistoria de la foto que empujó a Neymar a buscar la gloria fuera del Barça

El ARA habla con Santiago Garcés, el autor del documento más icónico del 6-1 del 2017

Arnau Segura
3 min
Messi celebra la remontada contra el PSG con los forofos del Barça.

BarcelonaNeymar Jr. fue el indiscutible protagonista del último Barça-PSG, el del 6-1, y el gran artífice de esa mágica remontada, pero la imagen de ese partido es y será siempre la de Messi encima de una valla publicitaria celebrando el gol decisivo de Sergi Roberto con el puño levantado y un grupo de aficionados poseídos por la locura del momento. En ese mismo instante el brasileño entendió que, por bien que jugara, nunca llegaría a tener el aura y el misticismo que rodea al 10. Ese día quizás empezó a ver que irse no era tan mala idea.

Pero Messi no fue el único que levantó el puño hacia el cielo esa noche. También lo hizo Santiago Garcés (Ciudad de México, 1975) justo después de capturar una de las fotos más virales de la historia del deporte. “El guion de la película fue perfecto y la foto me acompañará siempre. Será siempre un orgullo. Es mi tesoro. Es increíble porque, en un estadio con 90.000 personas, con no sé cuántos fotógrafos profesionales y cámaras de tele por todas partes, ese instante se le escapó a todo el mundo. Resume el sentimiento de esa noche y define la carrera del mejor futbolista de la historia, como las fotos míticas de Jordan o Muhammad Ali. Es la foto de mi vida. Es el gol de mi vida. Es perfecta. Lo tiene todo. Ni hecha ni retocada en un estudio sería tan extraordinaria. Se habrían escapado detalles, seguro”, arranca Garcés, sentado en el estudio de la casa del pequeño pueblo del Empordà donde se refugió cuando, ahora hará un año, el Barça decidió prescindir de sus servicios como fotógrafo. “El Barça hoy está lleno de burócratas. En el club conseguí antes un helicóptero que una escalera”, critica.

“En ese momento estaba enfocando a Piqué y no vi el gol. Lo oí”, recuerda Garcés, que driblando abrazos y lágrimas de alegría se puso a correr persiguiendo a Messi. De golpe se encontró ante el argentino, protagonista de una escena irrepetible. “Dos segundos después ya no habría podido pasar. Cuando me posicioné solo luchaba para que no me echasen del centro, como en un concierto. La gente lloraba, saltaba. Tenía a un hombre colgado del cuello, abrazándome, y yo disparaba sin ver nada, en medio de la euforia”, recuerda. Hizo más de 50 fotos en unos segundos, y la mejor pervivirá siempre viva y “como la puerta para volver a ese instante y revivirlo”.

“Solo se veían sonrisas”

Y, convencido, añade que “quien estuvo en el Camp Nou ese día entiende qué es la felicidad”. “Mucha gente dice que Messi cobra demasiado, sobre todo estos días, pero no entienden qué es el fútbol y qué significa él. Está amortizado a todos los niveles. Por goles, títulos y camisetas vendidas. Pero no solo compensa a nivel económico; también a nivel sentimental. No se habla lo suficiente de toda la felicidad que reparte este hombre chutando una pelota”.

El mundo, acentúa Garcés, se paró del todo por unos instantes en el Camp Nou, y no existía nada más: “Fue muy bestia. La gente invadía el campo, y la felicidad, a la gente. Tanto que incluso Messi, casi un dios, necesitó contacto humano. Fue una locura total. Miraras donde miraras, solo veías sonrisas. La gente se olvidó de todo. Estamos demasiado acostumbrados a mirar los partidos y los conciertos a través de la pantalla del móvil, grabando, a fotografiar cualquier tontería, pero en ese momento todo el mundo se olvidó de los móviles, y esto es precioso. Esa alegría era tan pura, tan salvaje, tan completa, tan espontánea, y esa felicidad era tan absoluta que nadie pudo pensar en nada más que en vivirla. Estaban viviendo el mejor momento de todas sus vidas”.

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