Futbol

Messi hace realidad su sueño y gana la Copa América en el Maracanã (0-1)

Argentina rompe 28 años de sequía al imponerse a los brasileños en un partido con más faltas que fútbol

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Messi, con la copa de campeones de la Copa América

BarcelonaJusto en el mismo estadio donde lloró al perder el Mundial en 2014, Lionel Messi ha hecho realidad uno de los pocos sueños que le quedaban por cumplir: ganar un título con la selección argentina. 28 años después del último título, el albiceleste ha ganado la Copa América en un triunfo que será recordado años y años en Argentina. Si poder levantar una copa siempre da placer, hacerlo al derrotar tu eterno rival en su casa es todavía mejor. En un partido sucio, con muchas faltas, Argentina ha anulado el juego ofensivo de Brasil para bajarle los humos al conjunto de Tite en su casa, en el estadio de Maracanã (0-1). Un gol de Di Maria en la primera parte ha permitido a los discípulos de Lionel Scaloni ofrecer en bandeja a Messi, su capitán, esta copa que tantas noches había soñado levantar. Al acabar el partido, en lugar de celebrarlo ellos, los futbolistas argentinos han buscado a Messi, para abrazarlo. Para dedicarle el título. Él, que tantos años ha predicado solo en el desierto a selecciones sin rumbo, ha visto como eran hoy sus compañeros quienes lo protegían.

Así es el fútbol. Incluso los genios como él todavía tienen retos por lograr, sueños por hacer realidad y pesos por sacarse de encima. Muchas veces, vestir la camiseta albiceleste había sido una cruz para un hombre que todavía hoy parecía obligado a demostrar su compromiso. Carpeta cerrada. Hoy, jugar una final ha acabado dando placer a un Messi que no ha andado solo, como si le hubiera pasado antes con Argentina. También el mejor jugador del mundo necesita la ayuda de los demás, de vez en cuando. "Al final Messi me daba las gracias y yo le decía que no, que gracias a él" explicaba el autor del único gol, Ángel Di Maria. "Es una locura, cuesta explicar cómo estoy ahora. Muchas veces me había tocado irme triste, pero sabía que tarde o temprano tendría esta oportunidad. Y ha pasado en el mejor momento, en Brasil y contra Brasil" decía Messi al final.

A sus 34 años, Messi afrontaba la cuarta final con la selección argentina absoluta. De oportunidades para ganar un título las había tenido. Y de hecho, contra los brasileños ha igualado la marca del portero chileno Sergio Livingstone como futbolista con más partidos en la Copa América con 34 partidos. Media vida esperando este momento, el de poder tocar una copa con sus manos y el brazalete de capitán. Años estirándose de los pelos por las dos finales perdidas contra los chilenos y por aquella ocasión desaprovechada en la final del Mundial de Brasil contra los alemanes. Y cosas del fútbol, Messi ha levantado la copa justo ahora que es un futbolista sin club. Sin contrato. Como si así se hubiera podido concentrar solo en Argentina, para poner punto y final a una sequía que hacía demasiado que duraba. 28 años esperando una copa, a pesar de que la forma de salir del desierto ha sido por la puerta grande. En Maracanã y contra Brasil. Nunca antes los argentinos habían ganado una final contra la canarinha en su casa, de hecho. Da igual que no haya sido un partido bonito. Cuando llevas tantos años siendo el asno de los golpes, el triunfo tiene un regusto de gloria.

Como suele pasar en los partidos de máxima rivalidad, donde los jugadores prefieren la camiseta más que los fans, no ha sido un buen partido. Constantemente un futbolista rodaba por el césped demasiado alto de Maracanã. Cuando no era por una falta, era porque hacía teatro. Solo en los primeros 10 minutos los dos equipos habrían podido ver unos cuántas amarillas, a pesar de que el colegiado uruguayo solo ha decidido castigar a Fred por ir con los tacos altos. Con De Paul y Tabicas imperiales en medio del campo, Argentina ha seguido el guion de casi cada partido, en la Copa: empezar mejor en la primera parte, para ir cerrándose en defensa en la segunda.

Di Maria, marcando el gol de Argentina contra Brasil

Sin juego alegre, siempre queda la emoción por el resultado. A pesar de jugar en un Maracanã frío, con menos de 8.000 fans por motivos de seguridad, no dejaba de ser la primera final Brasil-Argentina en años. Y una oportunidad de oro para ver, finalmente, a los argentinos rompiendo su racha sin ganar un título oficial e igualar en lo alto del palmarés a los uruguayos con 15 títulos. Una espera demasiado larga para un país que se ha hartado de llorar, cada vez que Messi perdía finales, ya fueran de la Copa América o el Mundial de 2014, precisamente en el mismo escenario. Si, el Maracanã. Siempre el Maracanã, donde Brasil solo había perdido un título hasta ahora, el Mundial de 1950 contra Uruguay. El famoso Maracanazo.

Di Maria, el héroe argentino

Lionel Scaloni ha sido atrevido en su propuesta, haciendo cinco cambios respecto al equipo que sufrió en semifinales contra Colombia. Y el resultado ha sido un conjunto muy solidario para parar el talento de Neymar, generando superioridades en medio del campo y aislando del juego a Richarlison y Everton. En un partido que parecía un combate de boxeo, con tantos varapalos, en los puntos ganaba Argentina, que ha golpeado primero cuando un largo desplazamiento de juego de De Paul hacia Ángel Di Maria ha acabado en el fondo de la red. Renan Lodi, el lateral brasileño, no ha medido bien el bote de la pelota, dejando a solas al fideo Di Maria ante Ederson. Y tal como había hecho en la final de los Juegos Olímpicos de 2008, Di Maria ha optado por mimar la pelota y hacerla volar por encima de la cabeza del portero brasileño. Di Maria habría podido marcar el 0-2 en un primer tiempo donde Messi tenía encima a tres brasileños, casi siempre.

En el descanso, Tite ha reaccionado apostando por Roberto Firmino. El primer tiempo de la canarinha había sido tan flojo, más allá de las cursas de un Neymar que ha recibido un montón de golpes en los tobillos, que había que reaccionar. Y la segunda parte ya se ha jugado más alrededor de la portería de Dibu Martinez. El portero del Aston Villa se ha visto obligado a parar dos chutes de un Richarlison que a los 53 minutos ha visto cómo el gol del empate no subía al marcador por un fuera de juego muy claro. Scaloni, sin embargo, ha reaccionado para recuperar el control de un partido donde Rodrigo De Paul se ha hartado de mangar pelotas a unos brasileños demasiado nerviosos. Y en una contra, Messi habría podido sentenciar un partido tan tenso como se podía esperar. En estos partidos, muchas veces, a los jugadores les puede la pasión.

Y como no, el partido ha acabado con rifirrafes. Neymar mezclaba cursas eléctricas donde recibía faltas muy duras con piscinas para provocar. Y al final, ha acabado recibiendo un golpe de Otamendi que habría podido ser roja. Neymar, quien jugaba por primera vez la final de la Copa, pues cuando Brasil de Tite la ganó contra Perú él estaba lesionado, ha visto como cada ocasión de gol en los últimos minutos se escapaba por muy poco. Al futbolista del PSG, quien ha acabado dejando el tobillo de Montiel lleno de sangre en una entrada muy dura, le ha tocado vivir una nueva decepción, justo el día en que Messi ha podido ganar por fin una final. Tenía que ser así. El año de la muerte de Maradona, el año en que la final se jugaba en Maracanã. El año en que Messi, cosas de la vida, no tiene contrato mientras Laporta hace manos y mangas para hacer equilibrios con su contrato. En el partido en que ha demostrado ser humano, al ponerse nervioso cuando habría podido hacer el 0-2 a solas ante Ederson. Un verano de 2021 en que Messi ha podido llorar por una vez, de alegría, cuando todos los compañeros le han ido a abrazar al final del partido. Quizás no ha sido la final de Messi, pero ha acabado como máximo goleador de un torneo donde ha demostrado de qué pasta está hecho. De hecho, la final la ha jugado con molestias. "Me he quitado una espina. No he jugado lesionado, pero tenía algunas molestias en el isquio. Han sido muchos partidos seguidos en pocos días" ha explicado un Messi que ha dedicado el triunfo a sus familiares, pero también a "estos jugadores que no se han quejado de nada, después de tantos días encerrados en un hotel, con presión. También lo quiero dedicar a todos aquellos jugadores que no han podido ganar ningún título en los últimos años".

Nadie había deseado la copa tanto como él. Y nadie desea más que el Barça que la próxima copa lo levante de azulgrana. Messi, de hecho, ha conseguido que miles de catalanes duerman poco para apoyarle. Para ir a dormir contentos, puesto que Messi sonríe. La Copa ya la ha levantado. Ahora toca que tenga contrato, mientras ya piensa en el Mundial del próximo año en Qatar. "Hace falta aprovechar el empujón que supone esta Copa y la nueva horneada de jugadores. Les dije que ellos eran el futuro y era cierto" ya avisa Messi. Siempre quedan nuevos retos.

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