Barbastro rima con desastre (del Espanyol)
Los blanquiazules caen eliminados de la segunda ronda de la Copa en el campo del penúltimo clasificado de Segunda Federación
BarcelonaDesastre histórico del Espanyol en Barbastro. El conjunto de Manolo González cayeron de la Copa por segunda vez frente a un equipo modesto de la cuarta categoría, el Barbastro (2-0), penúltimo clasificado del grupo 2 de la Segunda Federación. La primera vez había estado ante el Terrassa, en 1968. Una página negra en la historia de esta competición por parte de un Espanyol que, a lo largo del siglo XXI, había caído en cuatro ocasiones a manos de adversarios de Segunda B, el equivalente al tercer escalón: el SD Formentera, el curso 2017-18; el Mirandés, en 2011-12; el Figueres, el 2004-05, o el Novelda, el 2000-01. Fiesta gorda en Barbastro, que por segundo año consecutivo vuelven a cargarse un conjunto de Primera, después de hacerlo el año pasado con el Almería.
En el Municipal de los Deportes de Barbastro, el Espanyol vivió una auténtica pesadilla que acabó convirtiéndolo en el primer club de Primera que cae en esta edición de la Copa. fichajes de este verano y sólo dos piezas de la cantera, Bauza y Roca. Una alineación que, a priori, no habría tenido que sufrir en absoluto ante un rival que este año está luchando por no bajar a la Quinta División y llevaba cinco derrotas seguidas.
La primera media hora, de hecho, fue un monólogo españolista. El Espanyol empezó teniendo más balón, y también generando algunas ocasiones de cierto peligro: Cheddira se topó con el larguero y con el portero, que también frustró un disparo lejano centrado de Aguado. Los blanquiazules se dieron un hartón de colgar balones en la olla, pero el fondo de armario no logró encontrar otro recurso para resolver el rompecabezas. Pese a merecer más, no logró abrir la lata. El Barbastro, cómodo en defensa, le bastó con acumular efectivos detrás y resistir hasta la segunda mitad. Tras el descanso, los locales se activaron y empezaron a perder el miedo.
A los quince segundos de la reanudación generaron el primer aviso, que apenas era un preludio de lo que estaba a punto de llegar. Tejero cometió un inocente penalti en Sito, que transformó la pena máxima. A diez minutos del final, el propio jugador firmó el segundo con un disparo fuerte y ajustado al palo desde la frontal que sorprendió a Pacheco. Tan cómodo se sentía el club aragonés que no necesitó ni perder tiempo de forma exagerada. El Espanyol, sin ideas, no supo ir más allá de los pelotazos en la olla. Una eliminación sin paliativos que deja a muchos señalados, dentro y fuera del césped. El desastre de Barbastro debería servir como aviso para la dirección deportiva, que hará bien en buscar soluciones en el mes de enero, y también en la propiedad, que este miércoles celebrará una nueva junta de accionistas que volverá a tener una ausencia destacada , la de su propietario. La única noticia positiva es que el Espanyol ya no tendrá distracciones y podrá centrarse plenamente en la Liga.