Un tanque aparcado en la puerta del estadio del rival del Barça
Dentro de la afición radical de la Estrella Roja surgieron grupos paramilitares que cometieron crímenes de guerra en los Balcanes
Enviado especial a BelgradoOcurrió en el 2019. Justo antes del partido de la fase previa de la Champions entre el Estrella Roja de Belgrado y el Young Boys suizo, apareció un tanque en la puerta del estadio Rajko Mitic de los serbios. Se trataba de un viejo T-55 de fabricación soviética que había entrado en combate durante la guerra de los Balcanes en Croacia. El tanque lo llevaron los aficionados radicales del club, con el visto bueno de las autoridades y la directiva. El gobierno croata y el bosnio llegaron a quejarse, ya que entendían que servía para glorificar los crímenes de guerra cometidos por fuerzas militares serbias. En el club de Belgrado se vivió todo de una forma diferente y, de hecho, los jugadores celebraron el triunfo ese día saliendo fuera del campo y subiendo al tanque. Este miércoles el Barça juega en el Rajko Mitic, también conocido como el pequeño Maracana, su cuarto partido de la fase liga de la Champions (21 horas, Movistar).
El tanque se situó cerca de la puerta por donde entran los radicales del club, los conocidos como Delije, que significaría héroes en serbio. Los Delije se han convertido en uno de los grupos radicales más peligrosos del Viejo Continente por su relación con grupos paramilitares y el crimen organizado en Serbia. Ya en los años setenta en el estadio del Estrella Roja se fueron formando grupos de jóvenes que aprovechaban el fútbol para buscar pelea. Yugoslavia de Tito, a diferencia de la Unión Soviética, permitía recibir turismo extranjero y daba cierta libertad de movimientos a los ciudadanos, por lo que muchos jóvenes se enamoraron de la moda que nacía en Italia: los ultras. La combinación sería explosiva, puesto que con la muerte del Mariscal Tito, Yugoslavia se rompería con el retorno de políticas nacionalistas. El estado donde convivían diferentes etnias, idiomas y religiones se iba agrietando. Y los jóvenes iban al fútbol a pelearse con la policía y enfrentarse a aficionados rivales recuperando cánticos y consignas de la Segunda Guerra Mundial. El Estrella Roja se convertiría en el gran club nacionalista serbio, con el profesor de escuela Zoran Timic, que se convertiría en uno de los primeros líderes de los Delije.
Los Delije se harían famosos por primera vez en la primavera de 1990, cuando al menos 59 aficionados y 79 policías resultaron heridos durante los incidentes en el estadio Maksimir de Zagreb. Ese día el Estrella Roja visitaba el Dinamo de Zagreb. Pese a que entonces la tensión era ya evidente en un estado, Yugoslavia, al que quedaban pocos meses de vida, las autoridades permitieron el desplazamiento de miles de aficionados serbios. Antes del partido, retransmitido en directo por la televisión yugoslava, se entrevistaron a aficionados de ambos equipos. Estos, sin esconderse, anunciaban la intención de atacar a los rivales. A ambos lados del estadio los radicales croatas y serbios recuperaban viejos cánticos de los años treinta y cuarenta. Viejas banderas nacionalistas. Los croatas, con símbolos ústajas, reivindicando el estado croata independiente títere de Adolf Hitler. Los serbios, con símbolos chetniks, del movimiento nacionalista serbio. Unos movimientos, uno y otro, que cometieron crímenes contra la humanidad durante la Segunda Guerra Mundial. Unos movimientos, ambos, reprimidos por Tito durante los años de comunismo.
Las viejas banderas volvían a los estadios y Yugoslavia se rompía. Ese día los Delije rompieron las vallas de seguridad e invadieron una gradería con croatas a los que agredieron. Las peleas se extendieron al césped, donde todo el mundo recordaría la patada que Zvonimir Boban, jugador del Dinamo, daría a un policía que agredía a aficionados locales. Con esa patada, muchos aficionados que miraban al partido entendieron que su estado se rompía y llegaban vientos de guerra. Irónicamente el policía agredido no era serbio. Era un bosnio musulmán que seguía órdenes.
Ya entonces, en la grada había aparecido Željko Ražnatović, conocido como Arkan. Hijo de un policía y una militante comunista, era un joven que había empezado a rebelarse contra sus padres y las autoridades, huyendo a Alemania, donde se convertiría en un criminal, que robaría coches y traficaría. En los años setenta giraba por toda Europa robando, aunque también empezaría a colaborar con los servicios secretos yugoslavos recibiendo encargos como espantar y agredir a opositores en el exilio. En los años ochenta vuelve a Belgrado, y toma el poder en la grada de los Delije. Viendo que el país se encaminaba hacia una guerra, decidió formar un grupo paramilitar con el apoyo de políticos serbios, y reclutó a jóvenes entre los aficionados de la Estrella Roja: bautizaría al grupo como la Srpska Dobrovoljačka Gard, la Guardia Serbia Voluntaria.
Arkan, que tenía contactos directos con el presidente serbio Slobodan Milošević a través del jefe del Servicio de Seguridad Estatal, Jovica Stanišić, hacía negocios en el estadio e iba entrenando a ese grupo paramilitar que entraría en acción en 1991 en Eslavonia, una zona croata entonces con muchos serbios viviendo en ella. Cuando ese año Croacia se declaró independiente, en algunas zonas croatas con mayoría de población serbia se autoproclamaron independientes del nuevo estado croata. Serían las zonas donde entrarían en acción los paramilitares de Arkan, muchos de ellos seguidores de la Estrella Roja.
Un estadio con ultras antiinmigración y homófobos
La Guardia Serbia Voluntaria sería conocida popularmente como los Tigres de Arkan, que cometerían crímenes en Croacia, Bosnia y después Kosovo. El jugador de fútbol Sinisa Mihajlovic, hijo de serbio y de croata, aportaría testigo sobre cómo actuaba el grupo, ya que fue amigo de Arkan. Proveniente de la zona de Vukovar, en Eslavonia, Mihajlovic se convertiría en un gran nacionalista serbio y gran héroe de la Estrella Roja, a pesar de tener sangre croata. Él recordaría cómo durante el inicio de la guerra de los Balcanes, cuando sufría por sus familiares en Vukovar, recibió una llamada de Arkan. El paramilitar había ocupado un barrio y se dedicaba a matar a los hombres croatas que allí encontraba. Pero uno suplicó por su vida y afirmó ser tío de Mihajlovic. "Le puedo enviar a tu casa a Belgrado o le mato", soltó Arkan. El futbolista pidió que le salvara la vida. Decenas de croatas no tuvieron tanta suerte aquellos días.
Pese a los crímenes, Mihajlovic siempre definió a Arkan como un héroe. Arkan, cada vez con mayor poder y siempre protegido por las autoridades, sería acusado de crímenes contra la humanidad, pero nunca sería entregado por las autoridades serbias. Al contrario, vivía como un rey en Belgrado, llevando una vida lujosa, casándose con la cantante de moda Svetlana Ceca Ražnatović, y haciendo negocios. De hecho, más tarde intentaría comprar la Estrella Roja. Al no poder hacerlo, adquirió un equipo modesto de cuarta división, el Obilic, y lo subió a Primera hasta ganar la liga, comprando y amenazando a rivales. Algunos árbitros le recordarían entrando con una pistola en el vestuario. Algunos oponentes admitirían dejarse marcar goles, ya que le tenían miedo. En 2000, Arkan sería asesinado, seguramente por el crimen organizado.
Los Delije han seguido vinculados al nacionalismo radical serbio y miembros del grupo llegaron a ser investigados por el asesinato del primer ministro serbio Zoran Djindjic en 2003. Curiosamente, sus rivales del Partizan comparten ideología, ya veces se han aliado en manifestaciones contra los inmigrantes , en contra de que Kosovo sea independiente y no forme parte de Serbia o para agredir a los participantes en el día del orgullo LGBTI en Belgrado. Cuando los Delije llevaron el tanque, el portavoz del ministerio de Defensa, Milan Gujanica, se defendió afirmando que no tenía motor, carecía de transmisión, el arma del tanque se había soldado y que se habían retirado todos los dispositivos de tiro y ópticos. También añadiría que les parecía bien, ver el tanque, puesto que conectaba con el pasado de la institución. Todo el mundo recordó la foto de Arkan y sus paramilitares frente a un tanque cuando cometían crímenes de guerra en los años noventa.