Wimbledon

Alcaraz fulmina a Medvedev y se planta en una nueva final de Wimbledon

El tenista murciano sigue en un estado de forma pletórico y está a un paso de revalidar el título

Guillem Delso
3 min
alcaraz portada

BarcelonaCarlos Alcaraz es un pequeño genio. Debe ser realmente frustrante jugar contra él. Es más joven, más bajo y menos fuerte que sus rivales y aún así gana un partido tras otro. En la semifinal de Wimbledon, frente a Daniïl Medvédev, un ruso de dos metros, se ha recuperado de un mal inicio para acabar plantando en una nueva final (6-7, 6-3, 6-4 y 6- 4). El domingo se enfrentará al serbio Novak Djokovic, que ganó por la vía rápida al italiano Lorenzo Musetti (6-4, 7-6 y 6-4), reeditando así la final de la pasada temporada. Si vence, igualará a Rafa Nadal con dos títulos de Wimbledon y se convertirá en el primer tenista español en ganar en el césped en dos años consecutivos.

Después de ganar a Roland Garros hace apenas un mes, Alcaraz se encuentra en un momento de forma física y mental pletórica. Combina todo tipo de golpes, contrarresta las virtudes de sus rivales y siempre deja espacio para puntos geniales que levantan al público. A sus 21 años está a sólo un paso de triunfar en París y en Londres en el mismo curso y de reafirmarse como el gran nombre del tenis mundial.

Inicio con mal pie

Alcaraz empezó el partido con mal pie. Medvedev se mostraba muy regular y dominaba a partir del servicio un Alcaraz que, pese a firmar dejadas dignas de su creatividad, cometía errores impropios de su nivel habitual. Quizás con tan sólo veintiún años también es normal ponerse nervioso a veces. Medvedev parecía tenerlo todo a favor para llevarse el primer set, pero apareció la fe de Alcaraz, que rompió el servicio del ruso. El murciano miraba convencido a su entrenador, Juan Carlos Ferrero, que le respondía con una mirada cómplice. El set ha llegado al tie-break y Medvedev ha pasado por encima de Alcaraz. El ruso salía victorioso, pero el show de Alcaraz estaba a punto de empezar.

En el segundo set se ha visto al mejor Alcaraz. El vigente campeón de Roland Garros ha recuperado el acierto en su primer servicio. Ha sabido controlar el constante ímpetu de Medvedev y contrarrestar la desmedida fuerza del ruso. Ambos tenistas jugaban a su máximo nivel y han regalado los mejores puntos del partido. Alcaraz, consciente de la dimensión que ha alcanzado como tenista, sonreía a la grada celebrando sus golpes maestros.

Un tenista para marcar una época

La confianza de Alcaraz en sí mismo es tal que incluso sonríe cuando falla puntos. Aquellos que son imaginativos y que sus rivales, que juegan de forma mucho más robotizada, ni siquiera intentan. Así empezó el tercer set: alternando dejadas con golpes cruzados y sin rastro de los errores y el nerviosismo del inicio. Alcaraz llevaba la iniciativa y sólo el servicio del ruso, a 115 km/h, le mantenía en el partido. Porque cuando Medvedev se intenta disfrazar de su rival es cuando se le ven las carencias. Las dejadas son erróneas y los golpes más técnicos se detienen en la red. Alcaraz, sin embargo, es mucho más versátil y estaba regalando en la pista central todo su repertorio. Ya estaba a sólo un set de la final.

La cuarta entrega ha tenido toda la seriedad que corresponde a una semifinal de Wimbledon. Medvedev estaba entre la espada y la pared y ha vuelto a exhibir su mejor nivel, como en el primer set. Era una lucha de estilos: la versatilidad y la genialidad de Alcaraz contra la fuerza y ​​la constancia de Medvedev. No había rastro de cansancio en los tenistas. Los puntos se alargaban y el partido se acercaba a las tres horas con largos intercambios de golpes. La igualdad era máxima. Pero la calidad de Alcaraz, hecho de otra pasta, ha decantado la balanza. Medvedev, ya visiblemente frustrado, ponía malas caras intentando entender cómo el joven del otro lado de la pista siempre tenía una respuesta en sus puntos. El murciano cerró el partido con un gran golpe con la derecha y un grito liberador.

21 años y en la élite del tenis. Catorce Grand Slams disputados y cuatro finales. No es que Alcaraz tuviera un mal predecesor, precisamente, pero seguro que Rafa Nadal está orgulloso de ver su relevo. El domingo el murciano tiene la oportunidad de instalarse definitivamente en el escalón más alto del tenis mundial. Y si pierde seguirá estando cerca del cielo y con muchos años por delante para seguir exhibiéndose como ha hecho delante de Medvedev.

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