Tratar a Jordi Alba como a uno cualquiera

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Jordi Alba, capcot después de perder un partido en el Camp Nou

Cuidado con el trabajo que le espera a Mateu Alemany en su primer verano en el Barça. El experimentado ejecutivo mallorquín, primera apuesta de Joan Laporta para la dirección deportiva, tiene el encargo de mejorar y a la vez abaratar el ecosistema de Leo Messi, que será el primero en bajarse el sueldo. Después de cerrar cuatro fichajes apalabrados por la junta anterior, ahora le toca explorar el mercado, explorar posibles canjes y arremangarse para liberar masa salarial con traspasos, cesiones y con rescisiones traumáticas que, según cómo, podrían acabar en el juzgado.

Alemany también tiene que negociar rebajas (y no aplazamientos) de contratos largos de futbolistas con dilatada trayectoria en la entidad que, a pesar de ser veteranos, entran en los planes del entrenador. Laporta dijo que uno de ellos, Gerard Piqué, se lo tomará bien. Con Sergio Busquets hay encuentros pendientes por el mismo motivo. Los dos son culés de la casa con etiqueta de vaca sagrada que se adaptarán a la cruda realidad del club. Jordi Alba, indiscutible desde que llegó en 2012, también podría formar parte de este pack negociador, pero en cambio lo estamos viendo en el escaparate como si fuera un Dembélé o un Trincao de turno, como si hubiera costado una barbaridad, como si no hubiera funcionado este curso, como si su perfil se pareciera más al de Suárez hace un año que a los de Piqué y Busquets este año.

Alba ha marcado cinco goles y ha repartido quince asistencias esta temporada, es el principal socio de Messi en ataque y está siendo de los mejores laterales de la Eurocopa. En España, por delante de José Luis Gayà, que curiosamente es futurible azulgrana, y a las órdenes de Luis Enrique, que si una cosa tiene es que no se casa con nadie. No cae simpático ni va sobrado de autocrítica, pero rendimiento no le ha faltado en los últimos meses. Si quiere seguir en su casa, tendrá que poner su salario al día como harán parte de sus compañeros. Ahora bien, seguro que hay maneras más estilosas de hacerle ver la realidad que patrocinar portadas para enviarlo a un Inter de Milán que está igual o peor de dinero que el Barça. Alba no es uno cualquiera y se le está tratando como si lo fuera.

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