El paisaje invisible es el título de este proyecto fotográfico, en el que he estado trabajando estos últimos años. Todo empezó el verano del 2019, cuando con la familia pasamos unos días en el delta del Ebro. el paréntesis de las vacaciones, el compartir tiempo con la gente querida o la mirada pausada que me regala la cámara, pero aquellos días me sentí profundamente conectada a la tierra.
Desde entonces he estado documentando el ecosistema frágil del Delta. Primero fotografiándolo. , las imágenes se van degradando y el paisaje se vuelve invisible.
"Tradicionalmente, la representación visual que se ha hecho del paisaje desde la fotografía ha sido mediante idealismos y reducciones que hemos heredado de la pintura y el cine, partiendo de una idea de naturaleza que en todas sus variaciones siempre ha implicado una teatralización de lo salvaje, lo silvestre; para dramatizarlo o para sacralizarlo", contextualiza el comisario expositivo Andrés Hispano, que explica: "A lo largo de los siglos XIX y XX, esta representación quizás fue útil, pero ahora que el paisaje está en crisis, este lenguaje visual está modulando nuestro vínculo con el entorno, una manera de relacionarnos con la naturaleza que ha quedado desfasada, por lo que es necesario cambiar el relato para enriquecer esta relación paisajística".