El equipo de fútbol que tiene prohibido correr
Cada martes por la mañana, un grupo de jubilados se reúne en el Campo Municipal Narcís Sala para poner en práctica una nueva modalidad del fútbol que prioriza la salud física de los jugadores
BarcelonaLa Unión Deportiva Sant Andreu (UESA) es una entidad deportiva centenaria que vive un momento dulce. El número de socios, que no llegaba al millar en 2020, ha crecido de forma exponencial el último lustro y ya son más de 5.000 abonados. La proximidad que existe entre club, jugadores y afición es uno de los motivos que atraen a aficionados del Barça o del Espanyol a adoptar al Sant Andreu como segundo equipo o incluso como primero. Iniciativas como Avisgol, un equipo de gente mayor que practica el llamado fútbol caminante, refuerzan aún más el vínculo entre la entidad y los socios, sobre todo los de edad más avanzada.
El fútbol caminando o fútbol a pie es una nueva variante que trata de reducir el riesgo de lesiones prescindiendo del contacto físico. Para evitar que nadie se haga daño, no está permitido correr, dar más de tres toques a la pelota o jugarla por encima de la altura de la cabeza. El resto de normas se encuentran todavía en fase de experimentación, pero todas parten del principio de velar al máximo por el cuerpo de los futbolistas. El objetivo es adaptar las normas clásicas del deporte del pie y la pelota a una práctica segura para la gente mayor, que no puede someterse a choques, pelotas divididas, tackles u otras acciones del fútbol tradicional, porque comprometen su integridad física.
El director general de la UESA, José Manuel Pérez, es consciente de la importancia de apoyar iniciativas como ésta, aunque el primer equipo suba divisiones. "Esto para nosotros es un tema social. Mucha gente que participa son conocidos de nuestro pueblo", dice Pérez. La idea es crecer sin tener que renunciar a los rasgos distintivos que han llamado la atención de los nuevos socios, e incluso de Taito Suzuki, el máximo accionista desde noviembre del pasado año. Mientras negociaba la compra del club, al finalizar una de las reuniones en las oficinas del Narcís Sala, coincidió con un entrenamiento del equipo de fútbol a pie. El empresario japonés se dio cuenta de que a los abuelos les faltaba agua y él mismo acudió al supermercado a comprarlo, explica Pérez. "Creemos que la obra social es uno de los temas clave de nuestro proyecto, y lo cierto es que desde el club estamos encantados", añade.
Cómo volver al patio de la escuela
Ellos también están encantados con el club, ya que no deben pagar ninguna cuota por reunirse para practicar deporte al aire libre, según explica uno de los fundadores, Martín, de 69 años. Además, reciben material y todas las facilidades para dar continuidad al encuentro semanal. Cada martes por la mañana, los miembros de Avisgol tienen una cita en el Campo Municipal Narcís Sala, el estadio situado en el corazón del barrio, donde los profesionales también entrenan y juegan sus partidos oficiales. "Eso es como volver al patio del colegio", afirma Ignasi, de 71 años, "quienes sabemos, abusamos un poco de los que no saben". Uno de los principales retos del fútbol caminando, explica el guardameta Antonio, que tiene 77 años, es aprender a moderar el espíritu ganador. "A la gente le gusta jugar para ganar, no me creo quienes dicen que solo juegan para pasárselo bien", confiesa Antonio. Le escucha atentamente su compañero Eusebi, que replica: "A mí me parece que hay gente demasiado competitiva". Ambos coinciden en la clave de la cuestión: encontrar el equilibrio entre la pulsión competitiva y la salud física, sin tener que inhibir la primera ni perjudicar a la segunda.
El entrenamiento comienza con un calentamiento, dirigido por el preparador físico jubilado Juan Carlos, de 82 años, de especial importancia dada la fragilidad muscular de los atletas; seguido de una charla previa en el partido, de una hora de duración. Se enfrentan dos equipos: por un lado, los jugadores más habituales, que frecuentan la rutina de entrenamientos desde hace tiempo y ya han consolidado su plaza en el equipo titular; y al otro lado, el equipo formado por los aspirantes a hacerse un hueco en la plantilla y los recién llegados. Para estos últimos, la dificultad inicial es acostumbrarse a contener los arranques. Los debutantes a menudo son amonestados por el árbitro al principio, porque caen en la tentación de sacar ventaja con una breve carrera, que quieren disimular con un par de zancadas. Es necesario pasar por un proceso de adaptación, entender esta nueva modalidad del juego y aprender a disfrutarla con las garantías que ofrece.
Los fines de semana, la alineación titular de Avisgol se desplaza para medir fuerzas con otras formaciones de fútbol andando que van proliferando por todo el país. No todos los equipos que surgen en Cataluña y en el resto del Estado son de gente mayor: Moms, un equipo de mujeres que participa en estos torneos, está íntegramente formado por madres que también se sienten más seguras con esta innovadora modalidad. He aquí una de las particularidades del fútbol caminando: se trata de un deporte mixto. De hecho, desde Avisgol Sant Andreu han lanzado una convocatoria para reclutar a mujeres mayores de cincuenta años, así como nuevos patrocinadores que quieran asociar su marca a la obra social y ayudar a la sostenibilidad económica del proyecto.
El fútbol caminante es un fenómeno muy reciente, pero se extiende a gran velocidad. La UESA tenía ya un equipo de veteranos, formado principalmente por jugadores retirados que practican el fútbol con el reglamento de toda la vida. El fútbol caminante, gracias a las novedades que introduce, supone la oportunidad de realizar una actividad deportiva en un lugar idílico, para personas mayores o para otras personas que, por una u otra circunstancia, no pueden jugarse el físico. El equipo de Avisgol invita a adaptar el fútbol a personas que nunca hubieran imaginado llegar a esa edad pisando el césped del Narcís Sala vestidos de corto.
Uno de los jugadores que conforma la plantilla de Avisgol es Manel Martí, exfutbolista del Barça, Las Palmas y Zaragoza, entre otros equipos de élite. A punto de llegar a los ochenta, el veteranísimo dice que acaba el entrenamiento sudoroso y se presta a hacer declaraciones a pie de campo con la misma disposición que hace cincuenta años. "No me puedes pedir que corra. Sudar, lo que tú quieras. Correr y chutar, poco". A la pregunta de qué le aporta, responde: "La base primordial del fútbol caminando es la unión de amigos que no miran la edad, gente que ha jugado, gente que no ha jugado; pero lo importante es la unión y una vez terminado, ir a hacer un refresco o almorzar todos juntos".
La esperanza de vida actualmente en Cataluña se sitúa a los 83 años. La pirámide de población, completamente invertida, tiende a hacerse cada vez más delgada en la base y gruesa en la cima. Pero no sirve de mucho tener una vida longeva si no se puede gozar de salud física y mental hasta los últimos días. El paradigma actual presenta un nuevo escenario en el que ya no se trata de vivir más, sino de aprender a vivir mejor. Iniciativas como el equipo Avisgol de la UESA suponen la oportunidad para la gente mayor del barrio de practicar deporte sobre el mismo césped que los jugadores del primer equipo que disputan sus partidos. Un sentimiento de inclusión y de proximidad que, más allá de la edad y la salud física, también debe contribuir a la salud mental. Sea como fuere, el fenómeno del fútbol popular se encuentra en pleno empuje y el gran reto de clubs como la UESA o su eterno rival, el Europa, será seguir creciendo y al mismo tiempo mantener los elementos particulares que propician este buen momento.