Medio y crisis climática

Una imagen impresionante cuando se ve desde el aire: la tala ilegal que desangra la Amazonia

La iniciativa insignia de la COP30 es un fondo contra la deforestación de los bosques tropicales, pero hay quien aprovecha incluso los proyectos de conservación para destruir

Imágenes de dron muestran un camión transportando troncos al territorio indígena Kaxarari, en Porto Velho, estado de Rondonia, Brasil, el 12 de agosto de 2024.
18/11/2025
4 min

BarcelonaLa deforestación es una imagen impresionante cuando se ve desde el aire. El verde continuo del bosque se acaba, seccionado por un corte perversamente recto, ya partir de ahí, tierra yerma. A vista de pájaro, el impacto visual es demoledor y ayuda a captar la tragedia que supone la sangría de los bosques tropicales. Los drones de los fotógrafos de Reuters Adriano Machado y Ueslei Marcelino han sacado a la luz esta deforestación en una zona del sur de la Amazonia, en el estado brasileño de Rondônia, que afecta incluso a parte de un territorio indígena protegido, el de los kaxarari.

Lo que no transmiten las imágenes es la complejidad del complot criminal que ha originado esta destrucción. Los camiones cargados de troncos que el dron capta atravesando la selva parecen provenir de la tala ilegal que se esconde detrás de un supuesto proyecto de reducción de emisiones de carbono, nada menos.

Una vista aérea muestra una zona deforestada cerca de Porto Velho, estado de Rondônia, en Brasil, el 6 de febrero de 2025.
El fuego es un arma muy útil para los deforestadores, que lo han utilizado también en esta zona del rancho de Ituxi, cerca de la tierra indígena kacharari, en Porto Velho, estado brasileño de Rondônia.

Estos días la Amazonia brasileña está más en el centro del mundo que nunca, porque acoge la cumbre de la ONU contra el cambio climático, la COP30. La elección de este ecosistema único como sala de reuniones de los gobiernos del mundo pretende, precisamente, llamar la atención sobre la importancia de los bosques tropicales en la lucha contra el calentamiento global. La Amazonia captura cada año millones de toneladas de CO₂ de la atmósfera, pero esta misma capacidad reguladora del clima se está viendo amenazada por la constante deforestación y degradación de la selva, debido a la sobreexplotación económica. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acoge a la COP30 como anfitrión con la promesa de detener y revertir la deforestación de la Amazonia.

Pero un reportaje de Reuters publicado en las últimas semanas revela que incluso los mecanismos que la ONU puso en marcha para reducir las emisiones de CO₂ al mundo están contribuyendo a la deforestación de la selva amazónica. Los mercados voluntarios de carbono sirven para impulsar proyectos que reduzcan las emisiones de CO₂, sea reforestando o evitando la deforestación, y vender estos créditos de carbono a empresas para compensar sus emisiones.

Operación Greenwashing

Pues bien, Reuters ha analizado 36 proyectos de conservación en la Amazonia brasileña que ofrecen créditos de carbono y ha encontrado que al menos 24 incluyen personas o empresas que han sido multadas reiteradamente por el gobierno brasileño por deforestación ilegal. El caso paradigmático es el de Ricardo Stoppe Junior, que fue detenido en el 2024 dentro de una investigación policial llamada operación Greenwashing.

Un camión transportando troncos a través de tierras indígenas kacharari, en Porto Velho, estado de Rondônia, en Brasil, el 12 de agosto del 2024. La imagen, aérea, fue tomada por un dron.
Grúas moviendo troncos durante una operación de agentes del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA) para combatir la deforestación en Porto Velho, estado de Rondônia, Brasil, el 8 de febrero de 2025.

Stoppe se ha presentado en los últimos cinco años como emprendedor de los mercados de carbono y ha vendido millones de créditos de CO₂ por unos proyectos en los que aseguraba haber salvado de la deforestación 10.000 kilómetros cuadrados de selva. Pero en realidad lo que hacía era sobornar a las autoridades para conseguir títulos de propiedad fraudulentos y permisos de tala (que se dan para tala controlada) que utilizaba para cortar árboles ilegalmente y vender la madera como si fuera legal. Y todo esto mientras venía sus proyectos como si fueran de conservación para que empresas de todo el mundo compraran sus créditos de carbono. La trama criminal de Stoppe había extraído madera ilegalmente también de la reserva indígena kacharari.

Un camión transportando troncos en tierras indígenas kacharari, en Porto Velho, estado de Rondônia, Brasil, 12 de agosto de 2024.

Los inspectores del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA) trabajan para combatir la deforestación. Pero los principales protectores de la Amazonia siempre han sido los pueblos indígenas, como los kacharari, que se ven amenazados directamente por azotes como la tala ilegal.

Agentes del Instituto Brasileño para el Medio Ambiente y los Recursos Naturales Renovables (IBAMA) inspeccionan troncos de la selva amazónica en un aserradero durante una operación para combatir la deforestación, en Porto Velho, estado de Rondônia, Brasil, 5 de febrero de 2025.
Domingos Martins Kaxarari, jefe del pueblo de Marmelinho, en la tierra indígena kaxarari, explica que su pueblo no quiso participar en el proyecto de captura de carbono de Ricardo Stoppe porque sospechaban que deforestaba sus tierras.

La iniciativa insignia de la COP30 brasileña ha sido el Fondo Bosques Tropicales por Siempre (TFFF, en sus siglas en inglés) que ha impulsado a Lula da Silva y que ya ha recaudado 5.500 millones de dólares. Representantes de 53 países firmaron la declaración de adhesión a este fondo, en la ciudad amazónica de Belém, donde se celebra la cumbre, y se comprometieron a proteger a todos los bosques tropicales, que se encuentran en el Sur Global. Queda ver que este nuevo capital verde no acabe abriendo rendijas como las que generan los mercados voluntarios de carbono, y no sea aprovechado también para alimentar complots criminales que desangran la Amazonia.

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