Agricultura

La peor crisis del plátano de Canarias

El exceso de producción y la entrada de bananas extranjeras en el mercado español amenazan el cultivo histórico del archipiélago

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Una plantación de plátanos en la isla de Gran Canaria, en una imagen de archivo.

BarcelonaEl plátano de Canarias lleva dos años sumido en su peor crisis. Este verano la fuerte subida de las temperaturas ha impulsado su producción, justo en el momento del año en que hay menos demanda. Esto ha obligado a destruir una parte de la reciente producción de plátanos en las islas –un hecho habitual para controlar los precios y las exportaciones a la Península–, pero no ha logrado controlar los precios, lo que ha levantado las críticas de algunas entidades de productores independientes.

Después de un 2021 –el año delerupción del volcán en La Palma– con buena cosecha y buenos precios, y un 2022 con una cosecha pobre pero precios por las nubes, la superficie de plátano cultivada en 2023 había crecido unas 350 hectáreas respecto a dos años atrás. Esto y un incremento medio de las temperaturas de grado y medio en pocos años explican el exceso de producción de los últimos tiempos. Además, el encadenar dos buenas temporadas ha animado a muchas explotaciones a mejorar los sistemas de riego ya producir bajo redes protectoras, lo que aumenta aún más la productividad por hectárea.

Al otro lado de la compraventa, sin embargo, no ha habido un aumento de la demanda que haya crecido en paralelo al nivel de la producción. España es el destino de prácticamente todos los plátanos canarios –con la excepción, pequeña, del mercado portugués– y los intentos de abrir un nuevo mercado en Marruecos –el país geográficamente más cercano a Canarias– han tenido un éxito muy limitado.

En casos de exceso de oferta, el gobierno canario acuerda con Aprocan, la patronal que agrupa a los mayores productores, la destrucción de una parte de la cosecha semanal, una cuota que en la jerga local se llama pica. La normativa obliga a que la fruta se destruya como residuo orgánico no peligroso y se recicle como comida para ganado o se dé a entidades benéficas, como el Banc dels Aliments.

La semana actual –del 19 al 25 de agosto– los productores han tenido que destruir 750.000 kilos de plátanos, a los que se añaden otros 250.000 kilos de pica voluntaria. Por tanto, un millón de kilos más que aumenta hasta los 7,5 millones de kilos la cantidad de fruta destruida. Además, los productores retendrán en la finca otros 700.000 kilos de plátanos verdes. La retención y la pica reducen la producción de estos últimos siete días para el mercado local y para exportar a la Península Ibérica y Baleares hasta los 5,8 millones de kilos.

En todo el 2023 la pica acumulada alcanzó los 26 millones de kilos, aproximadamente un 5,4% de la producción total de la temporada, que fue de unos 480 millones de kilos. A cambio de la pica, los agricultores cobran el subsidio europeo de 0,3 euros por kilo producido, tanto por la fruta destruida como por la vendida, mientras que por kilo vendido perciben aproximadamente unos 0,5 euros, lejos del coste de producción, que los agricultores sitúan cerca los 0,7 euros por kilo de media. Es decir, buena parte de los campesinos plataneros canarios están trabajando ahora mismo con pérdidas, una situación que se ha producido durante 15 semanas este año, según las entidades de productores.

La situación paradójica es que, pese a la destrucción de gran parte de la producción, el precio del plátano en las grandes cadenas de supermercados canarias (y del resto del Estado) se mantiene cerca de los dos euros al kilo. Así pues, mientras los productores se ven obligados a tirar parte de la cosecha, porque hay demasiados, a cambio de un subsidio que apenas les cubre los costes de producción, los consumidores siguen pagando precios elevados por una fruta que , además, debe competir con la entrada en la Unión Europea de las bananas americanas y africanas, mucho más baratas.

Voces contrarias a la 'pica'

Ahora bien, la destrucción de la cosecha no está sirviendo para ayudar al sector platanero. En 2007 había unas 11.000 explotaciones de plátano en el archipiélago, y actualmente la cifra se ha reducido hasta cerca de las 7.500, pese al incremento de hectáreas cultivadas en 2021 y 2022. A este cierre de 3.500 explotaciones se podrían sumar unas 1.500 más si se mantienen los precios y las producciones actuales, según estimaciones de la asociación agrícola local Palca.

Una nueva entidad de productores canarios, la Plataforma por un Precio Justo y Auténtico del Plátano, reclamó la semana pasada al gobierno autonómico que no autorice ninguna otra pica y exigió a Asprocan mayor transparencia a la hora de justificarlas. "Hay que demostrar que realmente beneficia a los agricultores, ya que inicialmente fue concebida como una medida excepcional", apuntó la plataforma en un comunicado. Según la Plataforma, es necesaria una reforma de las ayudas europeas y del sistema de pica para evitar que los consumidores se queden con la imagen de que los agricultores cultivan la fruta para acabar lanzándola para cobrar la subvención europea.

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