Erupción en La Palma: crónica de un volcán anunciado

Generará un pequeño cono volcánico de unos 100 metros de altura y la temperatura del suelo no volverá a ser normal hasta dentro de dos años

4 min
Una imagen del volcán de La Palma en erupción este domingo por la noche

BarcelonaDentro de unas tres semanas, si todo sigue la evolución prevista, se empezará a divisar en Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, un nuevo accidente geográfico que apenas superará el centenar de metros de altura. Será el producto de la erupción que empezó este el pasado domingo hacia las 16.18 horas en Catalunya -una hora menos en Canarias- y que, muy probablemente, seguirá expulsando material piroclástico y gases entre 1 y 2 meses. A medida que la erupción pierda intensidad, la propia lava acabará sellando las fisuras que se han formado e incluso el cráter del cono volcánico que se habrá creado. Habrá que esperar un par de años para que se paren del todo los terremotos, y no será hasta entonces cuando la temperatura del suelo será casi normal y la vegetación salvaje empezará a repoblar de forma natural lo que los ríos de lava han convertido en devastación y desolación. Es el ritmo geológico que se va repitiendo en un conjunto de islas, las Canarias, que tienen un origen justamente volcánico y donde está el tercer volcán más grande del mundo, el Teide.

¿Qué ha pasado?

El área de Cumbre Vieja, situada en el suroeste de La Palma, tiene una actividad sísmica y volcánica especialmente alta. Desde la conquista española de las islas se han registrado hasta ocho erupciones de más o menos intensidad -la primera en 1480-, pero todas con un patrón común: la expulsión de roca basáltica incandescente que, una vez enfriada, ha dejado un paisaje de conos volcánicos de pequeña altura y con vertientes fértiles por la gran cantidad de minerales que conforman este tipo de rocas. Esto es lo que explica que, históricamente, haya habido asentamientos humanos en los regazos o incluso en las vertientes de las montañas de nueva formación, que, por sus características, reciben el nombre de estrombolianas, siguiendo el modelo del Stromboli italiano. Este modelo se repite en todas las islas canarias excepto Tenerife, donde está el Teide, el tercer volcán más grande del mundo.

Erupció del volcà de Cumbre Vieja

El comportamiento del nuevo volcán de Cumbre Vieja sigue este mismo modelo, explica el vulcanólogo del centro de Geociències de Barcelona, del CSIC, Joan Martí. En esencia, la acumulación de magma y gases ha ido creciendo con el paso del tiempo y a la vez ha aumentado de forma progresiva la presión de las capas geológicas internas. “La presión se tenía que liberar”, dice de forma muy gráfica. El aumento de presión es lo que ha provocado los seísmos registrados en la isla -más de 25.000 movimientos en todo el periodo, según Involcan, el centro de estudios del sistema volcánico canario- y, finalmente, las ocho fisuras por donde ha empezado a emerger la lava y también las dos bocas principales. “Se está formando el cráter del volcán”, describe el investigador.

¿Se podía prever?

El día exacto de la erupción era imposible de predecir, dice Rosa Mateos, investigadora del Instituto Geológico y Minero de España. Pero sí había “indicios claros” de que se estaba preparando una erupción “inminente”. Los indicios de los que habla la investigadora fueron lo que se conoce como enjambres sísmicos, que se detectaron “con claridad” una decena de días antes de la erupción. Se trata de movimientos sísmicos normalmente de baja intensidad pero de muy alta frecuencia, hasta un millar por encima del 3.5 en la escalera de Richter el día de la erupción, y hasta 25.000 movimientos en las horas posteriores, pero de muy baja intensidad.

Previamente, explica Martí, ya se habían detectado enjambres sísmicos que hacían pensar en la posibilidad de una erupción. “Fue una alerta de que algo se estaba cociendo”. El acontecimiento tuvo lugar hace tres años en este mismo punto. “Fue una erupción abortada”, dice Mateos, un fenómeno relativamente habitual. La detección fue posible gracias a la red de sismógrafos extendida en todas las islas y al uso del GPS y de satélites para medir la deformación del terreno. Gracias a todo ello se vio que el suelo se había levantado hasta 15 centímetros los días previos a la erupción.

¿Qué pasará a partir de ahora?

La cámara magmática contiene, según cálculos indirectos, cerca de 11 millones de metros cúbicos de material incandescente y está emitiendo de 6.000 a 9.000 toneladas de gases, principalmente vapor de agua y, en mucha menor medida, dióxido de azufre (SO2) y dióxido de carbono (CO2), entre otros. Las cantidades vienen a ser una cuarta parte de las estimadas en las erupciones de Teneguía (1971) y San Juan (1949), las dos en la isla de La Palma. Esto hace pensar que se formará un volcán de un centenar de metros de altura similar a los que ya existen en esta misma zona, y que tanto las fisuras como el cráter se habrán cerrado dentro de “pocas semanas”, coinciden Mateos y Martí.

“No será un gran volcán”, deja claro la investigadora, que también vivió in situ la erupción del volcán submarino del Hierro hace diez años. Si la historia se repite, “la afectación térmica habrá desaparecido antes de dos años”, asegura Martí, y el terreno ahora devastado volverá a ser fértil “en pocos años”. “A sabiendas de lo que sabemos -sigue-, habría que incluir la prevención del riesgo volcánico en futuras planificaciones y usos del territorio”. Tanto Mateos como Martí piensan que una erupción de este tipo “es más que posible” los próximos años.

¿Podría pasar en Catalunya?

Las principales zonas volcánicas de la Península se encuentran en Ciudad Real (Calatrava), Almería (Cabo de Gata) y la Garrotxa (campo volcánico de Olot). Los dos primeros están extinguidos desde hace millones de años, y el catalán, desde hace unos 11.000 años. No se considera vulcanismo activo, a diferencia del de Canarias, donde las erupciones son frecuentes y, en el caso del Teide, de riesgo muy elevado.

stats