"Son un vicio, niño! ¡Ni virus, ni hostias!": el Mercado de San Antonio, ajeno a la peste porcina
Clientes y charcuteros viven sin temor ni demasiada preocupación el brote detectado en jabalíes en Collserola
Barcelona"¡Yo, yo!", exclama Marta. Han gritado 56 en la parada trasera y con el ticket en la mano da dos pasos rápidos para pedir algo de legumbre. "¿Quién es ahora?", dicen, ahora, desde la charcutería. Marta debe volver a girarse, corriendo: "Yo, sí, sí, en el 66, dos hamburguesas". "Nada más, guapa?". "No, gracias", responde, aún agobiada.
"Si no hubiera la peste, quizá las habría comprado de cerdo", explica Marta al ARA. Son las 12 del mediodía en el Mercado de Sant Antoni de Barcelona, cuando todavía falta un buen rato para que el gobierno español eleve de nuevo a los jabalíes muertos confirmados con peste porcina africana. "Mira, si puedo evitarlo, lo evitaré, pero si me piden en casa...", dice, sobre su hija, que de vez en cuando quiere salchichas. "Tengo que decir que no me da mucho miedo", añade, y se aparta un poco de la charcutería Escofet Oliver, ubicada en medio del bullicio de un martes laborable.
Pese a andar poco a poco y arrastrar carritos con ruedas, la actividad en el mercado es frenética: escaparates llenos, gritos amistosos entre paradistas y muchas preguntas entre clientes y vendedores..., pero ni rastro del brote vírico que ha llevado parte del ejército a confinar, unos kilómetros más arriba, todo el Parque de Coll.
Igual de ajeno a la crisis alimentaria que teme el sector porcino catalán, dos turistas surcoreanos llegan ante la charcutería Escofet Oliver: "Sí, sí, gracias", dice él, varias veces, cuando se le habla de la peste africana, mientras se va retirando sonriendo hacia atrás, antes de sentarse in situ unas virutas de jamón ibérico, sin saber que su país acaba de restringir sus importaciones, como Reino Unido y Serbia, entre otros. De hecho, hoy por hoy, éste es el único impacto de la peste: el de la prohibición de exportar carne de cerdo fuera de la Unión Europea.
Las cárnicas catalanas exportan 4.000 millones de euros de carne de cerdo al mundo, de los que 1.000 están fuera de la UE, lo que para los consumidores de aquí, como Marta, tal vez se convierta en una bajada de precios: si no se puede exportar cerdo, habrá carne sobrante y el precio sobrante. Pero eso tampoco ocupa ni preocupa a paradistas y clientes, que no han notado ningún cambio: "Quizá crees que el consumo puede ir a la baja, pero aunque caiga una bomba al lado, la gente va a la suya... vive al día", dice Xavier Sendra, que regenta una parada con su apellido. Ya ha vendido secretos ibéricos, lomos, filetes y mejillas, como cualquier día.
Pilar, que le ha comprado los selectos mantecados Felipe II, explica que quizás le empieza a preocupar, eso de la peste. Detrás, una mujer hace cola en la parada de aves de corral: significa algo, duda, y al final dispara. "El brote se ha encontrado junto a un laboratorio. En Cerdanyola hay un laboratorio", como queriendo decir… Y añade: "Investiga esto". No significa su nombre, ni salir delante de cámara. La insinuación llega después de que el IRTA-CReSA haya garantizado la seguridad del laboratorio frente a las especulaciones del origen de la peste porcina.
Junto a las céntricas pescaderías del mercado, la carnicería Carns Esca, regentada por Esther Bertran, tiene un minicerdo sonriente en medio del mostrador. Ella corta pollo y, como todos los días, vende de todo: "No me preocupa", coinciden ella y Marina, clienta habitual. Ya son casi las 14 horas y un buen puñado de personas todavía hacen cola para comprar carne de todo tipo.
Pero en la otra punta del escaparate, una mujer con gafas de sol ya va para marcharse: pone una bolsa llena de carne dentro del carro y, preguntada por la peste porcina, se detiene un momento: "Tú no me has dicho nada de esta carne de cerdo", le dice a Jesús, paradista, paradista. "¿Yo? ¿Qué debo decirte?", le responde. Rápidamente, el pequeño momento de duda alarmista se desvanece cuando Meri, aún con las gafas de sol puestas, explica qué tenía en el bolso: "Botifarra de foie con castañas. ¡Son un vicio, niño! ¡Ni virus ni hostias! ¡El virus está en el bolsillo!", dice, antes de hacer vía.