Macroeconomía

Dos años en la montaña rusa económica

La economía recoge el impacto de la guerra sin haberse recuperado todavía de la pandemia

BarcelonaDesastres económicos históricos, rebotes económicos propios de países en vías de desarrollo, la trampa del efecto base, errores sonados en las previsiones y una guerra en continente europeo. Los últimos dos años han sido una verdadera montaña rusa para la macroeconomía y conviene recordarlos cuando se cumplen dos años de la llegada del coronavirus a Europa. El segundo aniversario de la pandemia coincide con la invasión rusa de Ucrania, dos acontecimientos que marcarán un antes y un después en la economía mundial.

El impacto del covid sobre la actividad económica representó la contracción más importante en 80 años en Europa y gran parte del mundo. Pero, más allá de la recuperación incompleta de aquella sacudida, la guerra en Ucrania ha exacerbado algunos fenómenos, como la inflación y el desabastecimiento, que ya se habían notado antes de que las tropas rusas entraran en el país vecino.

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Más de dos años de baches en la economía catalana
Evolución del producto interior bruto catalán entre los años 2018 y 2021. Datos trimestrales. Índice 100 = cuarto trimestre de 2019

“Estamos en proceso de reactivación”, explica Josep Lladós, profesor de economía de la UOC y miembro del Col·legi d’Economistes de Catalunya, una reactivación que, dice, todavía “no ha sido completa”, especialmente en España.

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La parada de la actividad de la primavera de 2020 representó una bajada del producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la actividad económica) catalán del 16,3%. En el caso de Catalunya hay que tener en cuenta que se entró en la pandemia ya en recesión, puesto que la economía llevaba desde el tercer trimestre de 2019 en contracción debido a los problemas en la industria a escala mundial.

La pandemia, sin embargo, ha servido para reavivar la actividad industrial, con algunos subsectores que han acabado sufriendo. La automoción, líder tradicional de las exportaciones catalanas, es uno de los sectores que peor ha salido de la pandemia, sobre todo por culpa de los problemas de desabastecimiento y logísticos globales que durante meses han frenado buena parte del comercio internacional.

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Esto no ha impedido que, en su conjunto, la industria haya mostrado “dinamismo” y “capacidad de adaptación y resiliencia”, indica Lladós. Las ventas catalanas en el extranjero han vuelto a los altos niveles de 2018 y 2019 gracias a la exportación de otros productos, como por ejemplo la alimentación –otro motor exportador catalán–, la maquinaria o los bienes intermedios, dos industrias más dominadas por otros países.

Cadenas más próximas

Lladós cree que el funcionamiento de ciertos sectores industriales se explica justamente por los desabastecimientos, que han llevado a una “reconfiguración” de las cadenas productivas mundiales hacia un modelo más regionalizado en el que las empresas buscan proveedores más próximos geográficamente.

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5,1%

Es la previsión de subida de precios del BCE en la zona euro a pesar de que dependiendo de cómo evolucione la guerra podría llegar a superar el 7%

De la misma manera que una buena parte de la industria ha sido la ganadora de la pandemia, los servicios más relacionados con la movilidad, como por ejemplo el turismo, el ocio y la cultura, han perdido. El elevado peso del turismo en la economía catalana y española explica en parte por qué la recuperación está siendo más lenta aquí que en otros estados europeos. De hecho, mientras algunos países ya han salido de la crisis, el PIB catalán cerró en 2021 un 2,9% por debajo de los niveles prepandemia.

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Estas dos tendencias –buenos resultados industriales y mala situación del turismo y el ocio– han provocado cambios también en el mercado de trabajo. En los últimos meses buena parte de la nueva ocupación ha sido de trabajadores jóvenes y con altos niveles de formación –universidad o FP–, lo que es una señal de que “se está avanzando en la transformación del modelo productivo”, opina Lladós. Habrá que ver si con la recuperación del turismo, mucho más intensivo en trabajos poco cualificados y más precarias, se vuelve a la situación de hace dos años.

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La inflación, el nuevo problema

El desabastecimiento de muchas industrias fue fruto de la incapacidad de los productores de materias primas y bienes intermedios de satisfacer toda la demanda una vez las economías empezaron a recuperar la actividad. La escasez, pues, hizo subir los precios de muchos materiales, en un típico choque inflacionario por la parte de la oferta.

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En el caso de Estados Unidos –la primera potencia económica del mundo–, sin embargo, “llovió sobre mojado”, dice Lladós, puesto que también se sumó una presión a la alza de precios por la parte de la demanda. Esto respondía al hecho de que las familias habían ahorrado durante los confinamientos gracias a una respuesta fiscal del gobierno basada en el gasto público y el apoyo a las empresas para que no cerraran. 

Una vez la economía norteamericana ha vuelto a la actividad, el paro ha caído hasta el 4% –en Catalunya supera el 10%– y esto se ha notado en los precios. La escasez y la demanda interna los empujan a la alza. En el caso europeo, los estímulos fiscales de los gobiernos han sido mucho más bajos que en EE.UU., lo que hace que la demanda interna y el mercado de trabajo no estén ni mucho menos recuperados.

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1 punto porcentual

Un punto porcentual es el impacto sobre el crecimiento económico mundial de la invasión de Ucrania, según datos de la OCDE

La guerra en Ucrania incrementará las subidas de precios, también por el lado de la escasez de muchas materias primas que tanto este país como Rusia exportan en grandes cantidades –sobre todo metales necesarios para la fabricación de tecnología– y energía, es decir, gas y petróleo. Según el Banco Central Europeo, dos tercios de las subidas de precios de los últimos meses se explican por la energía, lo que tiene que obligar a los gobiernos a tomar medidas urgentes para evitar que los precios continúen subiendo y las familias pierdan poder adquisitivo. “Los precios son más altos que en 2019 y los salarios no han avanzado al mismo ritmo”, recuerda Lladós.

El conflicto bélico ha hecho saltar por los aires todas las previsiones de cara a la recuperación prevista por este año. De momento, y en el ámbito español, los primeros que se han atrevido a fijar la magnitud de la reducción del PIB debido a la guerra calculan que restará poco más de un 1% del PIB al crecimiento previsto. Si así fuera, la economía seguiría recuperándose. Pero el último bienio ha demostrado que hacer predicciones es un deporte de riesgo.