Los estímulos fiscales de los EE.UU. harán crecer más la economía europea que los Next Generation

El gasto sin precedentes aprobado por Biden beneficiará a las exportaciones europeas

EE.UU. vs Eurozona
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BarcelonaLos Estados Unidos, tanto con Donald Trump como, sobre todo, con Joe Biden como presidente, han aprobado una serie de estímulos económicos sin precedentes para evitar un colapso económico con la crisis del covid-19. La respuesta fiscal norteamericana es tan superior a la europea que incluso las instituciones de la Unión Europea calculan que este año aportarán más al crecimiento de la eurozona que todos los estímulos aprobados en Europa junts.

La diferencia entre la respuesta de la administración norteamericana y las europeas es abismal. El Congreso de los EE.UU. aprobó en diciembre 900.000 millones de dólares de estímulos directos a la economía para el 2021, que consistían en parte en cheques de 1.000 dólares por ciudadano. Al cambio actual son 752.000 millones de euros. Es decir, solo este paquete inicial casi dobla la cantidad que se destinará en los países de la zona euro este 2021 a estímulos extraordinarios, que será de unos 420.000 millones de euros, una cifra que incluye tanto el dinero que gasten los estados como la parte de inyecciones directas previstas para este año en los planes de la UE, principalmente los fondos Next Generation.

Las autoridades norteamericanas, sin embargo, consideraron insuficiente la primera tanda de ayudas, por lo que la Casa Blanca presentó un segundo proyecto de estímulos, que se aprobó en marzo, esta vez por una cantidad todavía más elevada: 1,9 billones (un billón es un millón de millones) de dólares, o casi 1,6 billones de euros.

La zona euro solo supera a los EE.UU. en la cantidad que destinará a estabilizadores automáticos, es decir, el gasto adicional ocasionado por la crisis derivada del coronavirus, por ejemplo los incrementos en subsidios de paro, sanidad y en otras políticas previstas habitualmente en los presupuestos públicos. Esto se debe al hecho de que Europa tiene un estado del bienestar mucho más desarrollado que los Estados Unidos y, por lo tanto, tiene más políticas sociales permanentes.

Entre todos los estímulos, automáticos o extraordinarios, pues, la respuesta de los EE.UU. triplica a la de los 19 países del euro juntos, a pesar de que la economía norteamericana solo es un 71% más grande que la de la eurozona.

Las propias autoridades europeas admiten que la magnitud de la respuesta norteamericana es extraordinaria. De hecho, el gobernador del Banco de Finlandia y miembro del consejo de gobierno del BCE, Olli Rehn, explicó al canal financiero CNBC que el ente monetario calcula que los estímulos norteamericanos harán crecer el PIB de la eurozona entre un 0,3% y un 0,5% en 2021, lo cual significa, como también apunta el FMI, que el impacto será como mínimo igual que el que tendrán los estímulos propios, que la Comisión Europea cifra en un 0,3% para este año.

El economista jefe del BCE, el irlandés Philip Lane, aseguró también a la CNBC que la respuesta de los EE.UU. tendría "efectos positivos" sobre Europa. "El hecho de que haya un estímulo significativo en los EE.UU. impulsará el crecimiento global y las exportaciones de la zona euro", dijo. Xavier Ferrer, presidente de la comisión de economía internacional del Colegio de Economistas, está de acuerdo. El aumento de las exportaciones será la principal vía por la que el crecimiento llegará desde los EE.UU. a Europa, tanto por la relación comercial ya existente como por "la apuesta de Biden para recuperar el dinamismo comercial con la UE" y desbloquear "algunos de los aranceles" aprobados por Trump, explica.

A este hecho hay que añadir las malas relaciones de los Estados Unidos con Rusia y China. "Parecía que con Biden podrían mejorar, pero no parece que vaya por aquí", comenta Ferrer. Esto facilitará todavía más los intercambios comerciales con Europa.

Diferencias entre países europeos

La respuesta a nivel fiscal está siendo muy inferior a la que querría el BCE, la institución europea que más ha insistido en la necesidad de aumentar el gasto público para evitar un colapso de la economía. Ahora bien, desde la Comisión Europea, que es quien coordina la respuesta fiscal, no se ve igual. "El paquete de estímulos de los EE.UU. es impresionante e importante, pero no tendríamos que infravalorar nuestra reacción, que fue igualmente fuerte", ha dicho el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, que destacaba también que el FMI augura que el crecimiento europeo superará al norteamericano en 2022.

No obstante, de momento Europa va más lenta. "No es un estado, es una unión de estados, y esto le resta rapidez", dice Ferrer. El dinero del Next Generation no llegará previsiblemente hasta el verano o el otoño y, como recuerda el economista, hay que esperar que "haya dificultades para distribuirlo entre países", puesto que los gobiernos nacionales tienen que presentar proyectos y estos tienen que ser aprobados por la Comisión y, además, los planes de un estado pueden ser vetados por otro. Hoy por hoy, el Tribunal Constitucional alemán estudia si el programa de ayudas europeas cumple con la legislación de su país.

En el caso español, seguramente el impacto de los estímulos europeos todavía superará al de los norteamericanos, puesto que la relación comercial entre España y los EE.UU. no es tan intensa como la que mantienen otros países, como Alemania o los Países Bajos. Además, los fondos europeos están pensados para ayudar a economías más afectadas por el coronavirus, como la española o la italiana, que se beneficiarán mucho más de las ayudas que los estados más ricos del euro. Aun así, Ferrer señala otro punto, que es que en el total de gasto extraordinario se incluye el gasto de los gobierno estatales, que "ha sido muy desigual". En este campo, el gobierno español es uno de los que menos gasta de la UE y, por lo tanto, a pesar de recibir a priori más fondos europeos, estos se pueden ver contrarrestados por el hecho de que las ayudas a la economía del Estado son menores.

A esto hay que añadir otro aspecto: hasta ahora una parte importante de los fondos europeos habituales para proyectos públicos y privados se pierde por mala gestión o errores burocráticos. En el caso de España, puede llegar a un 30% en algunos casos, cosa que hace pensar que con el dinero del Next Generation puede pasar lo mismo, dice Ferrer, cosa que implicaría que el dinero final que llegue a la economía real serán menos del previsto sobre el papel.

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