BarcelonaSe mire como se mire, la posible absorción del Banc Sabadell por parte del BBVA es un empobrecimiento para muchos. Es un empobrecimiento para los ciudadanos, que pierden a un competidor importante en un mercado bancario que ya es un oligopolio, como se ha demostrado con la subida de los tipos de interés, que apenas se ha visto reflejada en la remuneración de los depósitos y, por el contrario, ha tenido un efecto inmediato en el coste de los préstamos y en los beneficios de los bancos.
No me referiré a lo que le pase ahora al accionista. Pero sí diré que es un empobrecimiento también para las empresas que tienen en Banco Sabadell un especialista que les da servicios especializados de forma bastante eficiente y que tiene a menudo una especial sensibilidad a sus necesidades.
Es un empobrecimiento fatal para Cataluña, que perdería una de las pocas instituciones de envergadura que puede dar carrera y experiencia, atrayendo talento, a muchos profesionales del sector financiero.
Esta historia viene de lejos. Ya en el postreferéndum se produjo una confabulación de factores que llevaron al Banc Sabadell a una situación límite. Así, vimos unos ataques a los mercados que dejaron la cotización del banco en un precio ridículo (empujados por rumores quizás interesados). Vimos una posiblemente excesiva presión por parte de una supervisión acomodaticia con el estado de cosas de la banca española. Y también, hay que decirlo, vimos algunos errores de la propia entidad (inversión y cambio tecnológico torpe a TSB, un consejero delegado cuestionado por algunos, etc.). Basta un poco de calma y orden en la gestión, sin ninguna decisión espectacular, para que el banco demostrara su fortaleza.
En estos momentos es cuando se echa de menos un núcleo de accionistas que den estabilidad al banco, un papel que juega la Fundación La Caixa en CaixaBank, por ejemplo. Oliu lo intentó con los Lara, Andic, Folch, etc., pero no salió adelante, ya que la cotización no les acompañó.
Por último, no es cierto que el Banco Central Europeo empuje a los bancos hacia fusiones nacionales. Lo que se busca es una mayor integración bancaria europea a través de fusiones entre bancos de distintos países del área euro, con poco éxito hasta ahora, por cierto. Si lo que buscara el BBVA con esta operación fuera una diversificación internacional, bastaría quedándose TSB. Quizás puede hacerlo, no mediante la pretendida absorción del Sabadell, sino directamente con su compra. Aunque sería una lástima para el banco catalán, ahora que parece empezar a consolidar su filial británica.