CaixaBank renueva su consejo y completa la digestión de Bankia
El banco catalán anuncia la salida de cinco consejeros mes y medio después de la salida de Goirigolzarri


BarcelonaUn mantra económico reza que las fusiones entre iguales no existen: hay compradores y comprados. Esta realidad, a la que ahora se enfrenta el Banc Sabadell con la amenaza de la opa por parte del BBVA, se ha puesto de manifiesto este jueves en el gran banco catalán. CaixaBank ha anunciado la renovación de su consejo, en el que cinco consejeros son baja. Estos últimos son el expresidente José Ignacio Goirigolzarri y los independientes Joaquín Ayuso, Francisco Javier Campo y Eva Castillo, que se incorporaron tras su fusión con Bankia. También pliega José Serna, consejero en representación de La Caixa.
Ayuso, Campo y Castillo habían entrado en el consejo en 2020 después de que CaixaBank absorbiera la antigua fusión de cajas nacionalizada. En ese momento lo hacían con José Ignacio Goirigolzarri, flamante presidente de la nueva entidad, como gran valedor. Menos de cuatro años después, sus días en CaixaBank han llegado a su fin.
CaixaBank ha anunciado que mantendrá un 60% de independientes en el consejo, con nueve consejeros de un total de quince. Las novedades son Rosa María García, Luis Alvarez, Bernardo Sánchez, Pablo Forero y José María Méndez. También han sido reelegidos Koro Usarraga, Fernando Maria Costa y Teresa Santero.
El hecho es que este movimiento en la cúpula del banco que preside desde hace casi dos meses Tomàs Muniesa y que dirige Gonzalo Gortázar supone un punto y final al periodo de digestión de Bankia, que en su momento supuso un gran salto de magnitud para la entidad catalana con sede en Valencia. Con la compra de Bankia, la entidad de la estrella alcanzó los 20 millones de clientes, que suponían entonces el 25% del mercado español, los 50.000 empleados y los 640.000 millones en activos. De esos 50.000 empleados, 16.000 venían de Bankia, y el equilibrio accionarial se fijó de forma que en la nueva entidad, los accionistas de CaixaBank pasaban a ser propietarios de un 74% del banco y los de Bankia rozaban el 26%.
Inicio dulce y lejano
La jugada, una de las mayores que se han vivido en la historia financiera de España y avanzada por el ARA en su día, comportó un reparto de poder que dejaba a Goirigolzarri como presidente en detrimento de Jordi Gual. Ambas partes quisieron escenificar entonces un proyecto compartido entre los directivos que venían de un banco y los del otro, y Gortázar y Goirigolzarri exhibieron complicidad públicamente. Éste último, uno de los financieros más reconocidos en el ámbito bancario español, se mostraba exultante en el momento de la fusión: "Hoy es un gran día para nosotros". También defendía que aunque Bankia no recuperara los 22.500 millones de ayudas públicas que evitaron su quiebra en los momentos más duros de la crisis financiera, todo ello había sido una buena operación porque había dado estabilidad a un sector que vio de cerca al abismo.
El reparto de poder en la cúpula entre los directivos de CaixaBank y los de Bankia se saldó con las pugnas habituales entre estos casos, pero sin estridencias. Goirigolzarri se quedaba tres áreas bajo su control, pero quedaba claro que Gortázar seguiría mandando a la entidad propiedad de la Fundación La Caixa a través de su holding inversor, Criteria, que era su principal accionista con cerca de un 31% de títulos, casi el doble que el 16% que tenía el Estado a través del FR.
Pero en el sector financiero no tardaron en llegar rumores de que la relación entre Goirigolzarri y Gortázar no era la mejor. Fuentes financieras consultadas por el ARA recuerdan que el consejero delegado se sintió invadido en sus competencias por el presidente, que mantenía un calificativo en su cargo –el de presidente ejecutivo– que no gustaba en el BCE. Sea como fuere, el pasado mes de octubre la entidad informó de la salida voluntaria de Goirigolzarri de la presidencia del banco y de su sustitución por el veterano de la casa Tomàs Muniesa.
En su día ya se advirtió de que los consejeros provenientes de la antigua Bankia quedaban en una posición frágil, que se ha visto confirmada ahora con los cambios en el consejo. Y una vez más ha quedado claro que en las fusiones existe una parte que ostenta el poder y una parte que no.
Estas salidas no suponen, ni mucho menos, un deterioro de las relaciones con el Estado. En los últimos meses, Criteria se ha convertido en un aliado estratégico del ejecutivo de Pedro Sánchez en operaciones como el blindaje de Telefónica frente al desembarco de STC o en el intento de Taqa por Naturgy. Esta sintonía también se ha puesto de manifiesto en el posicionamiento de Adeslas respecto al concurso de Muface.