Fiscalidad

El Ibex 35 declara la guerra al gobierno Sánchez

El impuesto a la banca y las energéticas ha desatado un alud de declaraciones contra el ejecutivo y acciones concretas de Ferrovial y Repsol

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Cotizaciones de la Íbex-35 a la bolsa de Barcelona.

Barcelona"Si Botín y Galán protestan por los impuestos, vamos en la buena dirección". Era el 29 de julio del 2022 y quien se atrevió a decir estas palabras en referencia directa a los presidentes del Banco Santander e Iberdrola era nada menos que el presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Conviene recordar esta fecha como momento clave y decisivo para entender la pésima relación que existe en España entre el elitista grupo de empresas que algunos conocen como Ibex 15 (los más influyentes de entre los que cotizan en el selectivo español) y el gobierno del PSOE y Podemos-Sumar.

Las hostilidades, como recordaba la frase de Sánchez, se iniciaron en el 2022 cuando el gobierno central anunció de golpe un impuesto extraordinario para grandes fortunas, la banca y las energéticas para hacer frente al gasto adicional destinado a rebajar el impacto de la crisis de precios provocada por la guerra en Ucrania. Era un impuesto destinado a dos de los sectores tradicionalmente más influyentes de la economía española y también al grupo de población más rico. Formalmente, se aprobó el 22 de diciembre del pasado año. Los problemas no tardaron en llegar.

Era febrero y faltaban menos de tres meses para las municipales y autonómicas de mayo cuando Ferrovial, presidida por Rafael del Pino, lanzaba la bomba: trasladaba la sede de la empresa a Países Bajos en busca de estabilidad jurídica. Los dos términos cuestionaban de forma suficientemente explícita la gestión del gobierno en materia económica y se vieron reforzados con el paso de las semanas: la empresa de Del Pino, un imperio forjado a la sombra del franquismo, se convirtió muy rápidamente en ariete y campeón de las compañías españolas contra el gobierno de izquierdas liderado por Sánchez y Yolanda Díaz. Cabe decir que en abril la junta de accionistas de Ferrovial ratificó la decisión de su presidente en un acto en el que solo hubo voces favorables a la decisión de llevarse la empresa a los Países Bajos, territorio a menudo señalado como paraíso fiscal, y se tachó a Del Pino de “patriota”.

El gobierno español no disimuló su enfado con Ferrovial y lo criticó públicamente por boca de diferentes ministros. El más duro, de nuevo, fue Sánchez: "Patria no es solo hacer patrimonio, sino arrimar el hombro". En ese clima de enfrentamiento se llegó a las elecciones del 28 de mayo, cuando el PP ganó con tanta claridad que parecía evidente que a finales de año desalojaría al gobierno de izquierdas del gobierno. Pero el presidente del ejecutivo español tenía otro plan: avanzó las elecciones, remontó y, contra todo pronóstico, obtuvo una derrota mínima que le permitirá volver a gobernar si consigue el apoyo de Junts y ERC.

Ha sido en plena negociación para la investidura cuando PSOE y Sumar han anunciado el propósito de alargar indefinidamente los impuestos a la banca y las energéticas, lo que ha redoblado las críticas a este tributo por parte de todas las empresas afectadas, sin ninguna excepción: “Hay que pagar impuestos, pero si se paga demasiado, la gente se marcha”, decía Ana Botín este martes.

Pero el más duro ha sido Repsol: la petrolera presidida por el catalán Antoni Brufau avisó, justamente el día que anunciaba los segundos mejores resultados de su historia, que "la falta de estabilidad en el marco regulador y fiscal del país podría condicionar los futuros proyectos industriales de Repsol". Este lunes, la empresa anunciaba que congelaba inversiones en España, incluidas dos en Tarragona valoradas en 1.050 millones de euros. El mensaje al gobierno está claro.

“Entre estos empresarios que se hacen los ofendidos hay quien hacía lotes de Navidad para la Guardia Civil después de los hechos de Urquinaona”, recuerda un destacado directivo catalán, en referencia a los disturbios ocurridos en el 2019, cuando se conoció la sentencia contra los principales responsables del 1-O.

Otro veterano conocedor del Ibex 35 lamenta que Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, dijera en plena presentación de los mejores resultados de la historia del banco catalán que el impuesto era “un tiro al pie”. "Con declaraciones así se cargarán un buen sistema, como es el capitalista cuando está bien entendido", agrega.

La burbuja madrileña

Esta voz pone el foco en el factor ideológico para entender la situación actual. “La mayoría de los grandes presidentes del Ibex 35 viven en Madrid, en un ambiente que es el que es y los contamina mucho; el PSOE ha renunciado a ello; a cualquier cena a la que vas el moderado es del PP y el resto de Vox”, afirma este directivo, que añade un último apunte: “Desgraciadamente, son gente que todos son de derechas, cosa que no ocurre en la cuna del capitalismo, ni en el Reino Unido, ni en Estados Unidos, donde hay directivos y empresarios que piden pagar más impuestos”.

Otro destacado directivo que conoce a la élite del Ibex 35 confirma esta tesis. “Entre un 60% y un 70% de los altísimos directivos tienen un componente ideológico antisanchista –expone–. En este grupo, además, está el efecto taberna, donde se excitan unos a otros”, añade. Sin embargo, en su lectura ahora hay un elemento clave que calmará las aguas. "Es diferente ir contra el gobierno en el último año de legislatura que justo cuando parece que habrá investidura".

Habrá que ver si el Ibex 35 comparte esta lectura.

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