Fiscalidad

La cara y la cruz del nuevo sistema de IVA europeo para los pequeños comercios electrónicos

La nueva norma simplifica los trámites, pero fuerza a tributar más a menudo al país donde se envíe el paquete

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Un trabajador a la planta que Amazon tiene en Catellbisbal

Dieciséis meses y una pandemia después, las nuevas reglas del juego están a punto de activarse. A partir de este jueves, 1 de julio, los comercios electrónicos que vendan a otros países de la Unión Europea verán su tributación regulada con nuevos criterios. Bruselas se aproxima, así, a un objetivo doble: convertirse en un mercado único de verdad y blindarse ante el fraude y los problemas de competencia que generan las grandes plataformas extranjeras. Pero ¿qué supone este cambio, en la práctica, para los pequeños empresarios? 

Pagar al nivel de otros países

Baja considerablemente el umbral que obliga a pagar el IVA que estipule el país de destino

Hasta ahora, los comercios locales que vendían por internet a personas de otros países solo declaraban el IVA en el territorio en cuestión si superaban un nivel concreto de facturación en el exterior. Por ejemplo, una tienda de ropa catalana que tuviera un volumen de ventas importante en Alemania, tenía que pagar el IVA de este país solo si superaba los 100.000 euros de facturación al año en ventas fuera de España. Si lo hacía, además, pasaba a estar obligada a obtener un CIF alemán y contratar a un gestor para hacer los trámites pertinentes. La misma dinámica se repetía en todos los países, pero con umbrales diferentes: Francia e Italia forzaban a seguir este procedimiento cuando las ventas a clientes de otros territorios superaban los 35.000 euros al año.

Todo este embrollo lo intenta resolver ahora la Unión Europea colocando un umbral único de 10.000 euros. Daniel Vaccaro, fiscalista y profesor de EAE, lo ve como una forma de ayudar a hacer que los países recauden los impuestos derivados del consumo de sus ciudadanos. “Hasta ahora, se tenía que superar como mínimo un límite de 35.000 euros para que estos países cobraran algo”, razona. Pero para las empresas, esto multiplica las posibilidades de tener que pagar el impuesto al nivel que tengan establecido otros países. 

Simplicidad en los trámites

Ya no habrá que hacerse CIF extranjero ni contratar a un gestor en otros países

A cambio, la segunda gran novedad es que toda esta gestión se podrá hacer en casa, aunque se esté tributando tomando como base el IVA de otro país. Es el sistema llamado Mini One Stop Shop (MOSS) o ventanilla única, que hace que la tienda de ropa catalana pague IVA alemán, francés o italiano pero lo pague en España. Después, detalla Vaccaro, el gobierno español será el encargado de repartir lo que corresponda a cada país implicado. En resumen, simplifica el fiscalista, con la nueva norma “es más fácil que tengas que tributar en el lugar de destino, pero se ha facilitado la forma de hacerlo”. 

Más registros de actividad

Será obligatorio dejar constancia al detalle de todas las ventas a clientes de fuera

Los comercios electrónicos pasan, pues, a estar obligados a llenar los formularios que les evitarán pagar aranceles en la aduana y a llevar un registro de todas las ventas que hacen fuera del país. “Aunque tengan operaciones muy pequeñas tienen que llevar un libro muy detallado, porque Hacienda puede venir a hacer una inspección y pedirles el libro con todos los clientes a los que han vendido en Europa”, explica Sandra Font, responsable de la oficina técnica de barreras a la internacionalización de Acció. Según Font, a quien más afectará esto será a los comercios que han dado el salto a internet hace poco, por la pandemia, o a los que no se toman demasiado seriamente este canal. “Esta normativa hará que el que vendía online esporádicamente, o de cualquier manera, se tenga que plantear hacer una estrategia de e-commerce y hacer números”, asegura. 

Menos competencia de China

Desaparece el mecanismo por el que las grandes plataformas extranjeras podían ahorrarse pagar aranceles

La norma también cambia cosas para las plataformas extranjeras. Hasta ahora, si un cliente europeo compraba un producto de menos de 22 euros a un comercio electrónico chino o norteamericano, se ahorraba los impuestos y los aranceles. Según explica Font, sin embargo, la UE ha dejado de ingresar 50.000 millones de euros por la picaresca que hacen parte de estas plataformas, puesto que muchas facturan compras superiores en paquetes de menos de 22 euros. Con la nueva normativa este límite desaparece y se establece otro de 150 euros pero con otras consideraciones que obligan a las plataformas "a asumir un rol más activo en la liquidación del IVA de estos productos", resume Vaccaro.

El peligro para el usuario es que esto encarezca los productos que vengan de China, pero dará a los empresarios la oportunidad de competir más de tú a tú contra plataformas como Aliexpress, que es sobre todo a quien se dirige este nuevo supuesto.

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