Tecnología

La década prodigiosa de Tim Cook en Apple (sin Steve Jobs)

La tecnológica pierde la imagen revolucionaria pero multiplica por once su valor en el mercado

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Tim Cook en una imagen de archivo

WashingtonTim Cook, en la primera entrevista como primer ejecutivo de Apple después de la muerte de Steve Jobs, confesaba una anécdota de sus últimas conversaciones con el fundador y visionario de la compañía. "Una de las cosas que hizo por mí, que me quitó un peso gigantesco de los hombros que habría tenido de manera normal, fue decirme un par de veces antes de morir que nunca me preguntara qué habría hecho él. Que nunca me preguntara «¿Qué habría hecho Steve?», que simplemente hiciese lo que es correcto".

Es una idea que repetía hace escasamente un año, poco antes de llegar a la primera década al frente de la compañía de Cupertino: "Nunca he intentado llenar sus zapatos, ni el primer día ni el décimo año. Siempre he pensado que no los podría llenar nadie", decía en una entrevista a People.

Y dicho y hecho. Bajo la batuta de Tim Cook, Apple probablemente ha perdido capacidad de revolución, pero ha ganado en solidez empresarial. El valor de la acción, cuando Steve Jobs dejó la empresa antes de morir, era de 15 dólares. Diez años después supera los 172 dólares, es decir, se ha multiplicado por once. Jobs tenía una mente privilegiada, una visión de futuro capaz de cambiar paradigmas en ámbitos como la música con el iPod, la telefonía móvil con el iPhone –se presentó la primera generación el 9 de enero de 2007, ahora hace quince años– o incluso el entretenimiento con el iPad. Cook no tiene esta mirada avanzada a su tiempo, pero aun así ha convertido a Apple en un transatlántico imparable.

Hace una semana, la empresa de Cupertino superaba por primera vez los 3 billones de dólares de valoración en el mercado, la primera compañía en conseguirlo en la historia. Ha sido una carrera meteórica: impulsada por el éxito del iPhone llegó al billón de dólares de valoración en agosto de 2018. Dos años después ya superaba los 2 billones. En un año más ha tocado los 3 billones.

Si fuera un país, sería el quinto país en riqueza, solo superado por Alemania, Japón, China y Estados Unidos. La suma del PIB español y canadiense no llega al valor de Apple. En comparativas empresariales: cuando tocó el pico de los 3 billones de dólares, Apple valía más que Walmart, Disney, Netflix, Exxon, Coca-cola, Comcast, Morgan Stanley, McDonald's, AT&T, Goldman Sachs, Boeing, IBM y Ford juntas.

Algunos expertos apuntan que la llegada a los 3 billones podría ser un poco artificial. William Lazonick, economista de la Universidad de Massachusetts, apunta que una de las tácticas de Apple con la ingente cantidad de dinero en efectivo que genera es comprar acciones de su compañía con un efecto doble: hace que haya menos disponibles y, de paso, hace que su valor aumente. "Es imposible saber si (la valoración de 3 billones) es por especulación, manipulación o innovación", explica.

Sea como sea, son cifras astronómicas impensables hace una década, cuando Jobs dejaba el liderazgo de Apple y pocos meses después moría. Desde la llegada de Cook al frente, nadie puede dudar de que Apple ha vivido la mejor década de su historia, como mínimo a escala económica.

Un hecho sorpresivo en una empresa que en 1997, amenazada por el adelanto de Microsoft y su dominio en el mercado de la informática personal, estuvo a 90 días de la quiebra. Según documentos de la propia empresa, en la última década las acciones de Apple se han revalorado un 1.100%.

La muerte de Jobs auguraba un futuro negro para Apple. Los escépticos dudaban de que Cook, con experiencia en IBM y Compaq, pudiera aguantar la tirada de la empresa. La falta de nuevos inventos revolucionarios de los primeros tiempos hacían prever lo peor. Cook podría tener todo el conocimiento técnico, pero le faltaba carisma.

"Tim quizás no es capaz de diseñar un producto como Steve", decía hace unos años Warren Buffett, que a través de su conglomerado Berkshire Hathaway tiene una participación milmillonaria en Apple, "pero entiende el mundo al nivel de pocos CEOs que he conocido en los últimos 60 años".

El elogio encaja con el despegue de Apple. La llegada de Cook ha servido para llevar a una empresa con gran compromiso e identificación por parte de los usuarios al siguiente nivel, aunque sea aplicando algunas estrategias rechazadas por Jobs. Quizás ya no tiene la capacidad de innovación de antes, pero tiene un catálogo amplio, con varios modelos de cada producto; un hecho al que se resistía el fundador de Apple, que prefería un abanico concreto. Ahora Apple no solo tiene grandes productos, sino que tiene enormes beneficios gracias a accesorios como el Apple Watch, y ha entrado en el mundo de los servicios con la producción audiovisual o la primera entrada en el servicio bancario con Apple Pay.

Producir más barato

La aplicación de disciplina financiera y la búsqueda de mínimos costes y máximos beneficios, aunque implique una gran dependencia de fábricas en China, India o Vietnam –este es, sin ningún tipo de duda, el gran sello de Cook en Apple–, compensan con un talante que navega esquivando las tormentas por las aguas diplomáticas y de poder.

"Desafiando todas las expectativas, Apple está disfrutando de niveles de éxito sin precedentes bajo el liderazgo de Tim Cook, y parece que tiene un futuro brillante", escribe Leander Kahney, autor del libro Tim Cook, the genious who took Apple to the next level.

La mano de Tim Cook es inalienable de la Apple actual. Cuando Donald Trump todavía era presidente, se hizo célebre el momento en el que lo llamó por error "Tim Apple", mezclando nombre y empresa en un ente único. Trump, incapaz de asumir el descuido, dijo que lo había acortado para "ahorrar tiempo". Visto en perspectiva, ahora mismo es imposible desvincular el momento que vive la empresa del liderazgo de su CEO.

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