EE.UU. empuja a Rusia hacia la suspensión de pagos
El Tesoro norteamericano liquida la exención que permitía a Moscú continuar pagando su deuda externa
El gobierno de Estados Unidos ha decidido no alargar las exenciones a las sanciones impuestas a Rusia que permitían al Kremlin continuar pagando su deuda denominada en dólares. Esta medida empuja a Rusia a quebrar en su deuda externa en un futuro próximo, porque se quedará sin vías para hacer efectivos los pagos a sus acreedores.
En un comunicado breve emitido este miércoles, el departamento del Tesoro norteamericano –el equivalente al ministerio de Economía – ha anunciado que "no renovará las provisiones" que permitían que el gobierno ruso pagara su deuda exterior a través de bancos de EE.UU. y otros países occidentales. Rusia tiene que abonar unos 2.000 millones de dólares entre intereses y vencimientos de bonos soberanos denominados en dólares desde ahora hasta finales de año.
A raíz de la invasión de Ucrania, EE.UU. y la mayoría de países occidentales impusieron varios paquetes de sanciones financieras a Rusia, entre las cuales había el bloqueo de todas las reservas de divisas que tenía el país en cuentas bancarias extranjeras. Durante los últimos años, el Banco Central ruso había acumulado hasta 640.000 millones de dólares en moneda extranjera, pero de estos, aproximadamente la mitad eran en bancos extranjeros. Ahora no los podrá utilizar y esto obliga a Moscú a gastar las divisas que guarda en entidades de su país.
De hecho, el mes pasado la administración norteamericana ya bloqueó un pago de deuda de 636 millones de dólares porque el Kremlin pretendía utilizar fondos depositados en un banco de EE.UU.. A pesar de esto, el gobierno de Vladímir Putin todavía podía hacer los pagos porque se le permitía abonarlos con las divisas que mantenía en Rusia realizando la operación a través de bancos norteamericanos, una exención que ahora el Tesoro ha decidido liquidar.
La industria financiera de EE.UU. juega un papel fundamental en todas las transacciones entre países y la deuda rusa siempre tiene algún banco de Wall Street –a menudo es JP Morgan Chase– o europeo como intermediario para hacer llegar el dinero a los bonistas. Por lo tanto, ahora Moscú se queda sin medios para pagar a los inversores y se acerca cada vez más a una quiebra de la deuda exterior. Si se acabara produciendo, sería la primera desde la Revolución del 1918, cuando los bolcheviques renunciaron a pagar la deuda acumulada por el régimen zarista.
En previsión de que EE.UU. le bloqueara el acceso a sus bancos, el Kremlin avanzó la semana pasada dos abonos de deuda, uno denominado en euros y el otro en dólares, que en teoría no expiraban hasta esta semana. Aun así, algunos acreedores todavía no han recibido el pago, que suele tardar días, según Reuters. Como en todos los pagos a los mercados de crédito, hay un periodo de gracia de un mes.
La creciente escasez de reservas de divisas ya llevó a Rusia a pagar en rublos –la moneda local– una parte de la deuda denominada en divisas extranjeras. Esto hizo que algunas agencias internacionales de calificación consideraran que el país estaba en "suspensión parcial de pagos" porque incumplía las condiciones de sus propios bonos, que estipulaban que no se podían abonar en rublos.
Las sanciones impuestas por los países occidentales han expulsado a los principales bancos rusos del sistema Swift de verificación de transferencias, además de obligar a muchas multinacionales a abandonar el país de manera temporal o incluso definitiva. Además, EE.UU. paró las compras de petróleo, una medida que la UE aprobará "los próximos días", según el gobierno alemán. En este sentido, las compras de gas y petróleo son la principal fuente de financiación del Kremlin, pero la elevada dependencia de Europa de la energía rusa ha imposibilitado de momento que se detengan.
El rublo aguanta
A pesar del impacto que un default puede tener en la economía rusa, el rublo ha logrado este miércoles su nivel más alto respecto al dólar desde febrero del 2018. Como respuesta a las sanciones, el Banco Central ruso impuso controles de capitales –es decir, limita a ciudadanos y empresas rusos cambiar rublos por divisas– y obliga a las empresas exportadoras a cambiar las monedas extranjeras por rublos. La primera medida minimiza la demanda de otras monedas –y evita un pánico bancario que dejaría al sector financiero ruso sin liquidez–, y la segunda aumenta la demanda de rublos, dos efectos que empujan al alza el valor de la divisa rusa.
Además, el Banco Central también interviene en los mercados comprando rublos con las divisas extranjeras que acumula, para evitar el colapso de la moneda local.