«Cuando entrevistamos a alguien para entrar en el equipo le decimos: “Lo dejarás con la pareja dentro de seis meses”»
Entrevista a Josep Plana, director ejecutivo de la empresa de eventos La Puta Suegra
BarcelonaLa teoría de los seis grados de separación asegura que una persona puede estar conectada con cualquier otra a través de una cadena de conocidos con menos de cinco intermediarios, por muy alejadas que estén. Para todo el mundo que conoce a Josep Plana, esta distancia se acorta. La agenda del director ejecutivo de La Puta Suegra –una agencia de organización de eventos– reúne desde artistas del Cirque du Solei hasta expresidentes de Estados Unidos.
“No todo es el dinero, muchas veces son contactos o dar vueltas a las cosas antes de hacerlas”, explica. Son estos contactos los que le han permitido estar detrás de celebraciones con exigencias fuera de tamaño: bodas en el desierto o bajo tierra, espectáculos con vehículos de Fórmula 1 o conciertos privados donde Europe toque The Final Countdown, como ocurrió en la boda de Sergio Ramos y Pilar Rubio, que organizó la empresa.
Peticiones también ha tenido excéntricas. Una vez les pidieron cerrar una piscina olímpica para dar una clase de waterpolo con un entrenador de la selección, con ocho horas de margen. "¿Y esto cómo lo consigues? Teléfono, agenda, teléfono”.
Después de trabajar de realizador de cine y televisión (por ejemplo, en Operación Triunfo), organizador de eventos (Sónar, la Bienal de Venecia) y de director de comunicación, Plana detectó una necesidad en el mundo de los eventos: la gente quiere “vivir experiencias especiales y únicas”. Por eso montó La Puta Suegra, cuyo nombre "nos diferenció rápidamente de lo que había en el mercado".
Pero hay algo que le hace más poderoso que su agenda: es el guardián de la intimidad de muchas personas influyentes. Sabe qué piensan, qué comen, a quién aman, qué objetos tienen en la mesita de noche… “En el momento en que nos contratan, intentamos conocer al cliente. Quedamos para tomar un café, para comer, ir al teatro, a correr, lo que sea necesario". Estos encuentros se prolongan durante seis meses, un tiempo durante el cual él y su equipo observan y toman nota. "Nos fijamos en las microexpresiones, en los detalles de las casas: qué revelan sobre su personalidad, sus gustos, sus aficiones". Buscan que sus clientes bajen la guardia y se sinceren, para utilizar lo que les dicen sorprendiéndoles con "una olor, un plato o un color”.
Si futbolistas reputados, escritores galardonados, cineastas estadounidenses de renombre mundial e incluso líderes espirituales le han cedido la clave de su intimidad y le han abierto sus puertas de casa para compartir confidencias, es porque se ha ganado una reputación de persona discreta. Además de tener "contratos ultra blindados", en La Puta Suegra trabajan con nombres en clave, que son personajes de Disney. "Una parte del equipo no sabe quiénes son los clientes", se enorgullece. "La gente no sabe la mayoría de las cosas que hemos hecho, y este nivel de discreción nos distingue del resto".
Aunque la disfruta mucho, Plana lamenta que la exigencia del trabajo –que se traduce en un par de viajes semanales– implica muchas renuncias "en el ámbito personal y familiar": "Cuando entrevistamos a alguien para entrar en el equipo , le decimos: «Lo dejarás con la pareja dentro de seis meses»".
Para Plana, el secreto para tener buenas ideas es "estar atento a los detalles del día a día", pero sus principales fuentes de inspiración son "arte, moda, viajes y música". Quizá por eso conciba los eventos que organizan "como una obra de arte efímera" porque "participan todos los sentidos a un nivel inimaginable".