Tecnología

El empresariado divisa el inicio de una nueva era económica

Pallete y Goirigolzarri apuestan por la digitalización en plena caída del paradigma de la globalización

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José María Álvarez-Pallete (Telefónica) junto con José Ignacio Goirigolzarri (CaixaBank).

Barcelona"El mundo ha cambiado y no volverá a ser como antes". Son palabras de José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, pronunciadas durante la segunda jornada del encuentro anual del Cercle d'Economia. El directivo de la multinacional de las telecomunicaciones se ha referido a una realidad que se ha ido imponiendo a raíz de la crisis del covid, que se agudizó con los desabastecimientos y que la guerra de Ucrania ha terminado de forjar. El paradigma que ha caído o que deberá reformularse tiene un nombre: globalización.

Si al inicio del covid la falta de productos médicos y farmacéuticos en Europa fue un primer aviso y el colapso de los microchips del año pasado incidió en la dependencia de la Unión Europea de las fábricas asiáticas, este año con la invasión rusa de Ucrania se ha puesto de manifiesto la fragilidad de las cadenas de transporte y han llegado los problemas con los carburantes y determinados productos alimenticios.

Ante este contexto, Álvarez-Pallete ha sido rotundo: "No podemos depender de entornos que no comparten nuestros valores, estamos en un cambio estructural y deberemos ver sobre qué valores queremos establecer las reglas del juego", ha afirmado. El presidente de Telefónica ha intervenido acompañado del presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, quien también ha entrado a hablar del cambio de paradigma. “Nos hemos educado en un mundo de creciente multilateralismo; era positivo, la globalización sacó a cientos de millones de personas de la pobreza”, ha explicado. "Ahora se están planteando debates ideológicos de gran importancia: por un lado, la democracia liberal multilateralista y, por otro, corrientes que dicen que esto es un error, que esto va de nacionalismos y proteccionismo", ha explicado.

Estas alternativas al modelo de los últimos años, según Goirigolzarri, afectan también a las empresas. Y su conclusión es clara: "Nos hemos dado cuenta de que debemos ser más autónomos en términos energéticos, tecnológicos y de seguridad". "Europa -ha añadido el banquero vasco- debe replantearse las formas de gobierno y gobernanza y también la digitalización y la sostenibilidad".

La confianza de Pallete en España

Pallete –flamante fichaje de la Fundación La Caixa, máximo accionista de CaixaBank– ha añadido a este respecto uno de los problemas que van de la mano de este proceso digital: “Como sociedad tenemos el reto enorme de afrontar la desigualdad que suscita la irrupción de la tecnología”. También ha insistido en que el gran reto es ahora empujar las pymes hacia este proceso.

El directivo madrileño lo ha hecho desde el optimismo y ha dejado muestras claras de la confianza que tiene en España: "En los últimos 40 años España ha creado una economía equivalente en Holanda y Dinamarca juntas y lo ha hecho en democracia". Y ha insistido: "Lo que ha hecho España en 40 años otros países han tardado 90 o 180 en conseguirlo". "Es la primera vez que una revolución tecnológica coge al país a la vanguardia", ha remarcado.

La nueva hornada se estrena

Esta España que quiere Pallete es la que el Cercle ha invitado a subir al escenario durante la primera sesión de la tarde, donde por primera vez el evento ha dado voz a tres start-ups que ya no lo son tanto. "Disrupción es cuando explicas tu empresa y el 99% cree que estás loco", ha arrancado Elisenda Bou, la fundadora de Vilynx, una empresa catalana comprada por Apple que utiliza la inteligencia artificial para indexar vídeos. El 1% restante son los que, frente a una propuesta que implicaba un riesgo para los inversores, contestaron: "Sí, esto funcionará".

Marc Murtra, que se ha estrenado en el evento como nuevo presidente de Indra, ha sumado la importancia de situarse "un paso por delante de la curva tecnológica" e intentar saber por dónde irán los disparos antes de que lo haga la competencia. Pero para ello –ha admitido– es necesario un elemento escaso y que ya es el gran quebradero de cabeza de este cambio de paradigma económico: trabajadores cualificados para los trabajos que ofrecen las empresas digitales.

"Contratamos 100 perfiles tecnológicos al trimestre y más del 80% son de fuera", ha lamentado Òscar Pierre, consejero delegado de Glovo. Las universidades no generan graduados al ritmo que exige el sector y tampoco ayuda, al menos a corto plazo, que multinacionales como Amazon o Meta se fijen en Barcelona y Madrid para crear hubs, donde los trabajadores pueden cobrar el doble que en la empresa catalana. "A medio plazo será genial porque habrá alimentado el ecosistema, pero ahora nos ocupa el 30 por ciento de las reuniones de dirección", ha dicho Pierre.

El cofundador de Glovo ha dejado para una de sus primeras inversoras –Beatriz González, del fondo Seaya Ventures– la pregunta sobre los obstáculos que compañías como la suya encuentran en la regulación. "El problema es no encontrarnos con interlocutores en serio. Se están creando sectores de nuevo y tienes que sentarte a solucionarlo", ha reclamado la gestora de capital riesgo.

Quien no ha tenido ningún problema con la administración, sino todo lo contrario, es Enric Asunción, consejero delegado de la compañía de cargadores para el coche eléctrico Wallbox. Su negocio es el retrato preciso de lo que buscan los fondos Next Generation, pero el empresario ha tenido otro papel, reivindicar que los unicornios patrios también podrán resistir sin ser comprados: "Creemos que nosotros lo podemos hacer solos y espero que el nuestro sea un ejemplo de lo que es posible".

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