La auditoría que salió de la mente de Ferran Adrià
Azzurro es una consultora que pone en práctica las teorías del chef catalán para cuantificar la capacidad de las empresas para innovar en su operativa
El cocinero que un día decidió deconstruir una tortilla de patatas no lo hizo por casualidad. Ferran Adrià se ha convertido en los últimos años en algo más que un maestro de los fogones. Su metodología para investigar, probar invenciones y desarrollar nuevas técnicas ya es un referente incluso académico. El chef es el ideólogo de la auditoría de la creatividad ( creativity audit, en inglés), la herramienta que utilizaba en El Bulli para evaluar su capacidad para innovar y que ahora llega al mundo empresarial a través de Azzurro. Éste es el nombre de la consultora fundada por los exalumnos del MBA de Esade Ramon Serrallonga y Nikolai Tsetkov. Ambos participaron con sus compañeros chinos Yu-ling Peng y Kevin Cheng en una competición en la escuela de negocios llamada Creativity for Business Innovation Challenge (C4Bi). Aquí se les proponía el reto de aplicar la fórmula de Adrià a una empresa: en su caso, el fabricante de lavabos Roca. “Fuimos los primeros conejitos de Indias y cuando terminamos el certamen, Ferran nos dijo: «Si eres listo llevaréis esto al mercado», explica Serrallonga.
Y así lo hicieron. La auditoría aplica una herramienta de datos para valorar los procesos creativos de una empresa en casi todos los aspectos. Por ejemplo, analizar cómo se toman las decisiones antes de lanzar un producto al mercado para determinar si los responsables han sido suficientemente creativos. Todos los puntos de la operativa se valoran con números, a fin de “pasar de las palabras a las cifras” a la hora de evaluar el estado de la innovación en la empresa. En este sentido, se contemplan factores como la flexibilidad, las experiencias anteriores y la curiosidad de los equipos. “Muchas veces las empresas realizan proyectos sin información suficiente y acaban con productos que el mercado no necesita”, apunta Serrallonga.
Según el cofundador de Azzurro, la mayoría de empresas con las que han trabajado se sitúan en la parte media de la mesa cuando se les pone este termómetro de la creatividad. "Las que no innovan nada ya ni se plantean hacer una auditoría de este tipo", dice el emprendedor. El producto se dirige más hacia empresas de tamaño medio y grande, porque los fundadores consideran que las start-ups ya incorporan mejor estos procesos. "Son los grandes los que a menudo tienen una rutina muy hecha en los procesos creativos, que les impide avanzar", razona. Azzurro prefiere no mencionar el nombre de sus clientes, pero en los últimos meses la consultora ha trabajado con una gran multinacional extranjera que buscaba dar la vuelta a su cultura empresarial. "Cuando ven la primera métrica empiezan a preocuparse", asegura Serrallonga.
Aunque azzurro se haya convertido en uno de los promotores de la auditoría de la creatividad, el emprendedor reconoce que al método le falta mucha pedagogía para hacerse un hueco en un sector dominado por las grandes consultoras. De hecho, Serrallonga reconoce que la palabra innovación se ha instalado a menudo en un limbo que dan entrada a “brujos” con la promesa de proporcionar una receta mágica para mejorar los procesos. Por eso, el catalán defiende que la metodología y las técnicas basadas en la inteligencia artificial son el mejor aliado.
Ambos emprendedores hace unos meses que se dedican al proyecto a tiempo completo -Serrallonga también es profesor en la misma Esade- y trabajan en nuevos productos para ofrecer a los clientes. "Nos hemos aplicado nuestra propia medicina y tenemos un laboratorio de proyectos de software analítico en cartera", explica. Por ejemplo, Azzurro también quiere atacar el terreno de las consultorías estratégicas, con una herramienta que ayude a medir las ventajas y deficiencias respecto a los competidores, así como oportunidades para compras y fusiones.