El auge de las intolerancias alimentarias convertido en negocio

Tofu, seitan, quinoa, cúrcuma o leche de arroz ya no son palabras extrañas en la lista de la compra de muchos catalanes. La sensibilización por llevar unos hábitos saludables y en relación a las intolerancias y alergias alimentarias -aunque no sean médicamente diagnosticadas- ya hace años que han hecho proliferar negocios como los supermercados bio. Este cambio en la actitud respecto a estos temas ha hecho que la cadena Tribu Woki dé un paso adelante. Su fundador, el argentino Guido Weinberg, empezó hace diez años con una pequeña parada de comida ecológica cocinada con wok junto a la playa, en Barcelona, ​​y ahora ya se plantea hacer frente a la empresa principal del sector, Veritas. La compañía tiene seis tiendas en la capital catalana y ocho restaurantes, y espera doblar la cifra de supermercados durante el próximo año.

“Ya tenemos tres supermercados en vías de apertura y seguimos buscando locales para cubrir más barrios”, explica Guido Weinberg. “Aún somos pequeños, buscamos sobre todo la familiaridad y ofrecer una experiencia diferente en la compra. Hasta ahora era un sector que se conocía poco, pero cada vez hay mayor conciencia de que muchas alergias e intolerancias vienen por una alimentación errónea”, añade. Weinberg admite que a escala empresarial Cataluña todavía “va en pañales” en lo que se refiere a este sector, si se compara sobre todo con Alemania o Francia: “Vamos 10 o 15 años atrás, pero nosotros queremos ser uno de los jugadores del futuro del sector”, explica Weinberg.

La apertura de cada supermercado cuesta entre 300.000 y 500.000 euros, que se financian completamente con dinero propio: no hacen franquicias. "Reinvertimos en locales nuevos todo lo que ganamos porque creemos que ahora es el momento", asegura Weinberg. Tribu Woki ofrece hasta 4.000 referencias alimentarias de productos 100% ecológicos o de proximidad. "La carne y los quesos son de los Pirineos", explica el fundador de estos supermercados, al tiempo que remarca que mantener hábitos saludables, comer sin conservantes o eliminar de la dieta algunas proteínas como el gluten no debería estar asociado a limitar la capacidad de elección. “Queremos ofrecer la máxima variedad porque no queremos imponer productos, queremos que el cliente tenga la opción de elegir”, concluye.