Si bebes Vichy es gracias a un rebaño de ovejas y la curiosidad de un médico gerundense
La célebre marca catalana de agua con gas encuentra sus raíces en el siglo XIX
BarcelonaDe vez en cuando, el doctor Modest Furest empuñaba el maletín y salía de la consulta para visitar a los pacientes de los pueblos de alrededor. Él era de Sant Pol de Mar, en el Maresme, pero llevaba años ejerciendo en Girona, en un despacho junto a la iglesia del Sagrat Cor. A finales de la década de 1870, cuando ya hacía ocho años que se había licenciado, le llamaron varios golpes de Caldes de Malavella, en la Selva, un pueblecito que entonces tenía menos de 2.000 habitantes. Cada vez que ponía los pies, se quedaba embobado observando un rebaño de ovejas. Siempre estaban arremolinadas alrededor de un manantial de agua y, según el pastor, nunca se ponían enfermas. El doctor cogió una muestra de agua y la analizó en el laboratorio. El resultado le sorprendió: brotaba con su propio gas, a 60 grados de temperatura y tenía una composición mineromedicinal única.
Así nació Vichy Catalán, una de las corporaciones catalanas más conocidas del sector de bebidas y agua embotellada. En 2022 facturó 147 millones de euros con una cartera de productos que va mucho más allá de la emblemática agua carbonatada. El grupo controla marcas de agua como Regàs, Font d'Or, Mondariz, Monte Pintos o Les Creus; de zumos, como Lambda; y de bebidas con base de vino, como ViñaChy. Incluso, tiene un brazo hotelero, llamado 1881 hoteles, y uno cosmético, con una gama de geles y champús que comercializa bajo la marca Oasis Thermal Care Vichy Catalán. ¿Pero cómo lo hizo el doctor Furest para construir este imperio?
El doctor de los negocios
Con los resultados que confirmaban las propiedades medicinales del agua, el médico se puso manos a la obra para llevarla a las farmacias. El primer paso fue comprar los terrenos de los que brotaba. Los logró el 5 de marzo de 1883. Después, solicitó al gobierno español que la reconociera como agua de utilidad pública. Cuando recibió la luz verde, el 1 de mayo de 1890, ya había hecho construir una planta embotelladora junto al manantial. En julio de 1891, el agua ya se podía comprar bajo el nombre de Vichy Catalán. Enseguida fue un éxito, también en el ámbito de los reconocimientos internacionales: recibió galardones en París, Nápoles y Niza. "Es un producto de valor único, que no se puede copiar ni reproducir: mientras las otras aguas son ácidas, ésta tiene un sabor suave", explica Neus Soler, experta en marketing de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Precisamente, la publicidad fue una de las herramientas clave que permitió convertir el hallazgo del médico en todo un coloso empresarial. Sólo diez años después de vender su primera botella, el doctor puso la primera piedra del balneario Vichy Catalán, que se inauguró en 1904. Hoy sigue abierto y se ha convertido en una pieza clave del relato de la compañía, que se basa en vincular la bebida con el bienestar y la buena salud. En los primeros años, cuando Vichy Catalán se vendía en las farmacias, la cartelería destacaba valores como los beneficios digestivos. Ahora, el acento se pone en la ausencia de azúcar y el gusto. "Sabieron construir muy bien la marca: el consumidor la percibe como un remedio natural para la salud y la antigüedad que tiene refuerza la confianza en la autenticidad del producto", añade la experta.
Los toques gaudinianos
Cuando el producto saltó de las farmacias a los supermercados, acabó de estallar. En 1959, pese a que el doctor había fallecido hacía veinte años, la empresa seguía a todo gas. Vichy Catalán se embotellaba en una planta innovadora que tenía la capacidad de llenar 6.000 botellas de cuarto de litro cada hora. En 1967, la demanda era tan grande que la empresa compró otra, con capacidad para llenar 20.000 botellas de litro por hora. En la década de 1970, la marca se diversificó, con la compra de nuevas fuentes y marcas de prestigio: desde Malavella (1979) hasta MontePinos (2004), pasando por Font d'Or (1986), Regàs (1988) o Mondariz (1994).
En 1990, sus botellas empezaron a venderse fuera de España. Hoy ya se venden en los cinco continentes. Desde entonces, se han comercializado muchos formatos. Desde 2012 existe en lata; desde 2017, en forma de bebida funcional (Vichy de Oro); desde 2018, mezclado con zumo de fruta... En 2020 apareció la marca de cosmética. Todo, con un denominador común en el envase: el quebradizo de Gaudí. "Refuerza la asociación con el territorio: Gaudí es probablemente la figura más representativa de Barcelona, reconocida tanto local como internacionalmente", concluye Soler.
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1881
El doctor Modesto Furest analiza el agua de Caldes y encuentra propiedades mineromedicinales.
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1891
Se comercializa bajo la marca Vichy Catalán y se pone la primera piedra en el balneario.
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1904
Se terminan las obras del balneario, una pieza clave en la identidad de la marca.
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1959
Se inaugura una nueva planta embotelladora para producir 6.000 botellas por hora.
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1967
La producción se amplía: cada hora se embotellan 20.000 botellas de Vichy Catalán.
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1979
Empieza la diversificación con marcas como Malavella, Font d'Or o Regàs.
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2012
Aparece la primera agua minera natural carbonatada envasada en lata y con sabores.
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2017
El envase de Vichy Catalán es distinguido como el mejor del mundo en los World Awards.