MODA

De cinturones de seguridad en bolsas con luz propia

Dos técnicos de sonido catalanes crearon hace una década Bobo Barcelona, ​​la primera marca que incorpora leds en su colección

Elisabet Escriche
3 min
De cinturones de seguridad en bolsas con luz propia

Hace diez años el Dani Posada era un técnico de sonido autónomo que intentaba sobrevivir dando servicio a empresas de doblaje. Al ver que la crisis le estaba haciendo perder clientes, decidió montar un negocio con su amigo de toda la vida, Lluís Roig, también técnico de sonido pero que trabajaba en una empresa de reparación de maquinaria industrial. "Queríamos hacer un cambio radical de sector", explica Posada.

En una primera lluvia de ideas pusieron sobre la mesa montar un restaurante, una tienda o un local polivalente. La idea fue afinándose hasta que decidieron que apostarían por la tecnología aplicada al mundo textil “porque había un vacío en el mercado”. La lista de creación de productos fue desde iluminar chaquetas para ciclistas hasta hacer camisetas que regularan la temperatura corporal. “Uno de nosotros preguntó: «¿Y si iluminamos bolsas con una bombilla?», recuerda Posada. Hicieron una primera búsqueda y éste fue el resultado: “El señor Google nos dijo que este producto no existía”, una afirmación que confirmaron con un estudio de mercado posterior.

Decidido el negocio, que bautizaron como Bobo, el primero en resolver era cómo hacer la luz. Ambos emprendedores acudieron a diferentes centros tecnológicos para informarse. "Les decíamos que queríamos hacer bolsas con luz y algunos nos tomaban por locos", recuerda. Quisieron encargar algún presupuesto -por el que les llegaron a pedir 18.000 euros-, hasta que ellos mismos lograron desarrollar el sistema. “Pulsando un botón se encienden dos leds, una por cada lado de la bolsa, para evitar que las manos hagan sombra”. Para que una de sus manos quedara libre también crearon un temporalizador que en 15 segundos va apagando la luz.

Resuelto el sistema de iluminación, el siguiente paso era idear el bolso. Decidieron que la harían con material reciclado y la primera la elaboraron con cámaras de neumático. Para coserla acudieron a una escuela de diseño de Sabadell donde estudiaba una prima de Roig que les dio cuatro instrucciones básicas. La semana siguiente compraron una máquina y el propio Posada la cosió. "Estaba llena de errores fruto del desconocimiento no sólo del sector sino también del diseño", explica.

Una vez solucionados, empezaron la venta de este primer modelo, que era unisex, a través de la página web que paralelamente habían creado. Y a partir de aquí crearon su primer modelo para mujeres y que es el emblema de la empresa: una bolsa hecha con cinturones de seguridad de vehículos. El material lo consiguieron a través de unos amigos que encerraban a una empresa de mudanzas. “Para agradecerle hicimos toda una bolsa con ese material y cuando la terminamos nos dieron cuenta de que debíamos comercializarla. Fue la primera que se vendió en las tiendas”, explica.

Actualmente ya comercializan su producto en más de una treintena de tiendas, todas multimarca. El pasado año vendieron 4.500 bolsas, un 40% más que el año anterior. "Aunque desde el sector económico se dice que las empresas no deben hacerse nunca con amigos ni familiares, nosotros hemos roto esta recomendación", explica Posada. Trabajan seis personas todas con algún tipo de vínculo familiar o de amistad entre ellas. El pasado año cerraron con una facturación de 250.000 euros, 75.000 más que en el 2017 y tras pasar por un garaje y un piso de un familiar desde hace cuatro años ya tienen su propio taller en Terrassa. Online han vendido en todo el mundo excepto en África, mientras que Alemania, Suiza y Austria ya les han pedido comercializar su producto. "La empresa es pequeña y ahora, de momento, no tenemos suficiente músculo de producción", avanza Posada.

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