Homenotes y danzas

El emigrante chino que desató una guerra familiar por su fortuna

Kwek Hong Png fue el fundador de una estirpe de empresarios dedicados a la construcción y las finanzas en Singapur

El empresario Kwek Hong Png.
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  • Empresario de la construcción y las finanzas

La primavera de este 2025 ha saltado a los titulares de los medios de medio mundo un caso que podría ser el argumento de alguna de esas series televisivas yanquis de los años 80, en las que varias ramas de una familia tenían trifulcas continuas para conseguir el control del patrimonio del clan. En este caso, la historia no sucede en los pozos de petróleo de Texas, ni en los campos de viñedos de California, sino en la ciudad-estado de Singapur.

Más allá de las disputas entre los miembros de las generaciones actuales de la familia Kwek, la riqueza de esta estirpe se debe a las capacidades empresariales del abuelo, Kwek Hong Png, que a los 16 años abandonó a su familia en China más rural para tratar de encontrar un futuro más prometedor en Singapur. Su primer trabajo fue como dependiente en la ferretería de su cuñado y, como hacían los saltamontes en Barcelona, ​​dormía en la misma tienda en la que trabajaba. También aprovechaba el poco tiempo libre que le quedaba para completar la formación básica que había dejado a medias cuando vivía con sus padres. Las lecciones de su tutor parecen resultar útiles, porque en los siguientes años fue escalando posiciones hasta llegar a ser el responsable de la tienda en 1931. Previamente, había ocupado diferentes cargos intermedios.

Empezaba a estar tan seguro de sus capacidades, que en 1941 se estableció por su cuenta, en lo que fue el comienzo de una trayectoria triunfal. En el negocio se incorporaron algunos hermanos del emprendedor, que también habían emigrado a Singapur. El nombre escogido para su empresa fue el de Hong Leong, que en chino significaba una serie de cosas que presagiaban un futuro lleno de abundancia. No se equivocaba en la elección, porque el comercio de pinturas y materiales de construcción que montó funcionó lo suficientemente bien como para, después de sólo dos años, adquirir una gran casa como residencia familiar.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la isla fue ocupada por los japoneses y en medio del conflicto bélico Kwek aprovechó para comprar a precio de saldo grandes cantidades de chatarra y restos de barcos dañados. Cuando terminó la guerra, y en medio de la reconstrucción, todo este material ganó mucho valor ya él le supuso grandes beneficios. El crecimiento producto de la reconstrucción permitió a Kwek y sus hermanos ir ocupando otras parcelas de negocio, más allá de los materiales de construcción, como inmuebles, comercio marítimo y plantaciones.

En la década de los años 50 consiguieron grandes réditos gracias al comercio de caucho y de la expansión en territorios de Malasia, pero la gran operación de esa época fue la que empezaron en 1961 mediante la colaboración con compañías japonesas para entrar en el mundo del cemento y de la construcción de grandes edificios. Diez años después adquirieron la compañía City Developments Limited, una empresa de promoción inmobiliaria que acabaría convirtiéndose en la plataforma de sus principales negocios. También en aquella época, Kwek puso un pie en el mundo financiero, a través de la compra de uno de los principales bancos de Singapur y que pronto se convertiría en la principal entidad financiera de la isla. Al cumplir los 71 años optó por jubilarse, con un patrimonio acumulado de unos 3.000 millones de dólares. Poco después de acceder a la jubilación, todavía tuvo que pasar por el trance de ser acusado (y culpado) de un delito de malversación.

Patrimonio de 17.000 millones de dólares

Una década más tarde, cuando nuestro protagonista murió, legó un ingente patrimonio, hoy valorado en 17.000 millones de dólares y al mismo tiempo dejó la sucesión ligada y bien ligada a través de su hijo Kwek Leng Beng y del hermano de éste. En la tercera generación aparecían Kwek Sherman y sus primos de Malasia, que utilizan el apellido Quek, y nada hacía pensar en un conflicto por el poder. De hecho, durante años la familia había sido un modelo a seguir en lo que se refiere a la planificación de la sucesión.

Treinta años después de la muerte del fundador de la estirpe todos los planes se han derrumbado como un castillo de naipes, y no porque los negocios vayan mal, sino por las disputas con las que iniciábamos este texto. Este enero, y como regalo de cumpleaños, la cabeza visible del grupo familiar, Leng Beng, recibió un correo electrónico de su hijo Sherman, máximo ejecutivo del grupo, donde se le informaba del nombramiento de nuevos cargos en el consejo de administración, aplicando la política de hechos consumados. Aquello fue el comienzo del cisma entre ambos, porque el padre lo tomó como un golpe de estado.

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