Euskadi y Flandes, dos referentes de políticas de innovación por Cataluña
Las regiones vasca y belga tienen modelos basados en la estabilidad y un enfoque de transferencia tecnológica orientado a la industria y la actividad económica
BarcelonaUna asignatura pendiente de Cataluña es mejorar en la transferencia de tecnología, esto es, el proceso de pasar del conocimiento fruto de la investigación científica y tecnológica a soluciones o aplicaciones prácticas para el mercado. Es un elemento esencial de la innovación y, por extensión, mejorar la productividad, la variable que asegura el progreso a largo plazo. Euskadi en España, y Flandes, en Bélgica, son dos referentes a los que mira Cataluña y que se caracterizan por tener unos ecosistemas innovadores volcados en la industria.
La Iniciativa por la Productividad y la innovación (IPI), promovida por el Círculo de Economía y coordinada por el profesor Xavier Vives, toma estos dos territorios como ejemplo. Y si algo les caracteriza es la constancia. Euskadi, por ejemplo, que lleva años entre las regiones más innovadoras del Regional Innovation Scoreboard (RIS) de la Comisión Europea, en el que este año también se encuentra Cataluña, se ha beneficiado de un contexto de estabilidad institucional a lo largo de los años y autonomía financiera. Es un elemento importante para una actividad que "es un maratón, no un sprint", tal y como asegura Vives.
A la economía catalana ya la española les falta reforzar la pata de la productividad para ganar calidad, tal y como se desprende de los datos de inversión en porcentaje del producto interior bruto (PIB), que se sitúan por debajo de la media europea. En cambio, sí que es competitiva si se tienen en cuenta los datos del superávit comercial. Resumiendo: ingresa más por lo que vende fuera que lo que paga por importar, según un reciente estudio del grupo de opinión EuropeG, del que son codirectores el exconseller de Economia, Antoni Castells, y el catedrático Josep Oliver, a partir de un trabajo del responsable de estudios de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan Ramon Rovira.
En Euskadi, además de la continuidad –un rasgo que el actual gobierno de Salvador Illa pretende reforzar aprovechando y potenciando medidas de anteriores ejecutivos–, se basan en un modelo "con orientación industrial", explica Vives. Y lo mismo ocurre con Flandes, la región de Bélgica, una de las líderes en Europa. El exconseller de Economia, Andreu Mas-Colell hablaba de ello hace unos días en un artículo en el ARA, como referente de cara a tener "una economía no sólo basada en el conocimiento sino también con un componente importante de conocimiento propio (propiedad intelectual)."
Y en Cataluña, añade, donde existe un sistema de investigación de primera línea promovido por el poder público hay un reto: "El de maximizar la actividad económica de alto valor añadido generada a partir del conocimiento en el sistema de investigación público. Ya se han generado, vía licencias y creación de empresas (start-ups). Pero sería una lástima, además de una irresponsabilidad, no capitalizar al máximo la potente palanca del conocimiento de calidad generado en nuestros laboratorios públicos". Lo que hay que evitar es que el conocimiento se quede en una publicación académica y se aproveche una empresa de otro país, o que se proteja por una patente licenciada en una multinacional. Flandes, Cataluña es la región con más población, donde más ha crecido, donde el paro es más elevado y el gasto destinado a educación respecto al producto interior bruto (PIB), el destinado a I+D+i, y en especial en el sector privado, es el más bajo. a pesar de ser la que más destaca en España.
En Euskadi, el gobierno sostiene políticas públicas de largo alcance en materia de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i). Un elemento clave del ecosistema es la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación (RVCTI), creada en 1997 para ofrecer una infraestructura integral y especializada en el servicio del tejido empresarial.
Hay varios actores, desde universidades hasta centros tecnológicos, de investigación cooperativa (CICs), empresas y administraciones públicas. Los diecisiete centros tecnológicos que forman parte "actúan como motores de difusión de la innovación y están profundamente arraigados en el tejido productivo", según el primer trabajo sobre transferencia de tecnología realizado por el IPI. Destaca Tecnalia, el mayor centro tecnológico del Estado y del sur de Europa, para dar respuesta a los retos tecnológicos de las empresas. Otros centros, como Ikerlan, que ha nacido desde el cooperativismo industrial, son claros ejemplos de "un modelo extremadamente pragmático donde toda actividad científica debe estar conectada a una aplicación empresarial y comercial".
Los centros se financian en un 50%-60% a través de contratos privados con empresas, un 20% con financiación basal pública (topada) –están diseñados para cubrir una parte importante de los costes operativos recurrentes de los centros científicos y tecnológicos de excelencia, y el resto con fondos competitivos (autonómicos) estatales. Existen también programas específicos como Hazitek, con una dotación prevista de 95 millones de euros este año, y financiación de proyectos colaborativos de I+D empresarial. Por otra parte, la agencia pública SPRI apoya el desarrollo tecnológico y empresarial mediante convocatorias que se ajustan a la demanda del mercado.
Orientación al mercado
"Este enfoque ha consolidado un ecosistema altamente orientado al mercado, basado en la innovación incremental y en la colaboración estable entre centros y empresas, más que en la innovación disruptiva", explica el trabajo del IPI. Y pese a no disponer de infraestructuras científicas críticas ni de un sistema universitario tan competitivo como el catalán, ha sido capaz de generar empresas de base tecnológica sólidas.
Con todo, la fórmula vasca corre riesgos. Uno es un sistema de centros tecnológicos con un grado de atomización elevado, lo que apunta hacia una tendencia futura de concentración –con menos centros, pero mayores competitivos, como ya sucede en regiones como Flandes y Alemania–. Por otra parte, la carencia de capital riesgo limita el crecimiento de empresas emergentes, y el estancamiento demográfico de la región dificulta la atracción y retención de talento.
El sistema de transferencia de tecnología de Flandes se caracteriza por una estructura colaborativa, no competitiva, y muy especializada, "orientada a dar respuesta a las necesidades de las empresas y administraciones públicas". Los pilares del modelo son cuatro grandes centros de investigación e innovación –IMEC, VITO, VIB y Flanders Make–, cada uno especializado en un ámbito distinto, con más de 8.000 investigadores en total. Las universidades (KU Leuven, Universidad de Gante, VUB, Universidad de Hasselt y Universidad de Amberes) tienen laboratorios y centros de cocreación conectados con los centros tecnológicos que facilitan la colaboración entre investigación y empresa.
La financiación es mayoritariamente pública, complementada por fondos competitivos flamencos y proyectos europeos, así como por ingresos procedentes de convenios con grandes empresas industriales. Esta combinación permite sostener un modelo de colaboración público-privada fuertemente orientado a proyectos aplicados y basados en las demandas reales de la industria. Los proyectos de transferencia se definen a partir de las necesidades de las empresas que participan activamente en la definición de la hoja de ruta tecnológica de los centros tecnológicos.
Otro componente clave del modelo flamenco es la iniciativa VLAIO, que ejerce como paraguas coordinador de las políticas de apoyo a la innovación ya la transferencia tecnológica. Ofrece subsidios para el emprendimiento y gestiona programas de ayudas para proyectos colaborativos entre empresas y centros de investigación, así como herramientas para la explotación de resultados y la creación de spin-offs. También destaca la figura de los intermediarios sectoriales y consorcios público-privados, como los Spearhead Clusters (Catalisti, Flux50, etc.), que promueven la innovación orientada a retos y al desarrollo conjunto de tecnologías prioritarias por sectores clave, entre otros rasgos del modelo.