De gasolinera estadounidense a templo del bricolaje: cien años de Servei Estació
El establecimiento casi único en el mundo resiste los embates del mercado inmobiliario y las multinacionales
En el cruce del paseo de Gràcia con Aragó, en los años veinte, un rótulo inmenso anuncia Service Station José Manzanares. Alrededor, anuncios de las marcas automovilísticas Firestone y Petrol prometen velocidad y progreso en una Barcelona que todavía se mueve en tranvías, carruajes y un arcaico ferrocarril que circula por la calle Aragó a cielo abierto. Coches se ven pocos, pero ya hay. De hecho, en este punto de la ciudad se ven muchos. Unos operarios les atienden: les ponen gasolina, les revisan el aceite y les limpian los cristales. Los conductores, mientras, hacen un café cerca. Entonces nadie lo sabe, pero ese experimento de inspiración americana –la primera estación de servicio de todo el Estado– acabará transformándose en uno de los comercios más emblemáticos de Barcelona: Servei Estació.
Cien años después, esa gasolinera pionera ha mutado. En el mismo sitio de la calle Aragó 270, hoy se alza una tienda de bricolaje y materiales casi única en Europa. Servei Estació ocupa nueve plantas, tiene más de cien trabajadores y acumula cerca de 60.000 referencias que van desde caracoles hasta metacrilatos, espumas o corchos. "Somos una empresa muy vinculada a las raíces de Barcelona, con vocación de servicio y ofrecer soluciones", explica Javier Morral, director general del establecimiento, en declaraciones alEmpresas. "Nos hemos distinguido siempre por asesorar al cliente y procurar tener de todo", continúa.
La antigua estación de servicio se ha convertido en un universo vertical de bricolaje donde conviven instaladores, estudiantes de bellas artes, interioristas y familias que buscan realizar cambios en su casa. Todo puede cortarse, personalizarse o transformarse: desde una lámina de espuma hasta un trozo de madera o un metacrilato grabado con láser. "Somos un punto de referencia en Barcelona porque tiendas como la nuestra, que tengan este surtido y que conserven nuestra filosofía, hay pocas en el mundo", dice Morral. Con un siglo de vida, Servei Estació defiende un modelo que parece casi imposible en tiempos de comercio digital: proximidad, conocimiento y especialización. "Llevamos cien años luchando contra las presiones del mercado inmobiliario y de las multinacionales", resume Morral. "Y seguimos aquí, innovando y mirando hacia adelante, como siempre ha hecho Barcelona", explica satisfecho.
Del diesel al bricolaje
La historia de Servei Estació comienza en 1924 cuando el empresario José Manzanares Baró y el abogado Lluís Marimon Carbonell fundan la sociedad Service Station de Barcelona. Inspirados por el modelo de las modernas gasolineras estadounidenses, querían ofrecer todos los servicios posibles para el automóvil en una época en la que el motor de combustión era todavía una rareza por las calles de la ciudad. Cuatro años más tarde, en 1928, el proyecto tomó forma en el paseo de Gràcia con Aragó, en el solar donde se encontraba el garaje Le Palais Automobile. El modelo, inédito hasta entonces, tuvo éxito inmediato: en 1930, después de un balance muy positivo, la empresa abrió nuevas sucursales en Lleida, Girona y Palma.
Sin embargo, la Guerra Civil golpeó el negocio y la gasolinera fue colectivizada por la CNT. Tras el conflicto, el régimen franquista obligó a castellanizar su nombre. La falta de combustible y la restricción del tráfico motorizado empujaron a la empresa a buscar una nueva vía de supervivencia. La ferretería les hizo de parachoques. En medio de la penuria, Servei Estació se convirtió en un espacio donde encontrar materiales de todo tipo: desde bicicletas, cauchos, gomas y látex hasta plásticos y nilones.
El antiguo local se quedó pequeño y en 1962 se derribó la gasolinera para levantar el edificio actual. Desde entonces la empresa ha continuado evolucionando sin moverse de sitio. "Llegamos a tener hasta cinco tiendas repartidas por Catalunya, pero desde la crisis, hoy concentramos nuestra actividad en Barcelona y Girona, donde también tenemos una tienda de 2.000 metros cuadrados", reconoce Morral.
Ahora el establecimiento tiene cien años de historia. "Estamos en la cuarta generación y seguimos con la misma vocación de siempre: ayudar, ofrecer soluciones y dar valor añadido", dice. El futuro de Servei Estació, explica Morral, implica conectar con la clase media, la juventud y los pequeños negocios aportándoles innovación, mantenimiento y servicios a medida a precios asequibles.
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1924
El empresario José Manzanares Baró y el abogado Lluís Marimon Carbonell fundan la sociedad Service Station de Barcelona, inspirada en el modelo de las gasolineras estadounidenses
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1928
nauguración de la primera gasolinera de estilo americano del Estado, en el paseo de Gràcia con Aragó, donde antes estaba el garaje Le Palais Automobile
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1930
El éxito del negocio impulsa la apertura de sucursales en Lleida, Gerona y Palma
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1936
Durante la Guerra Civil, la empresa es colectivizada por la CNT
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1940
En plena posguerra, el régimen franquista obliga a castellanizar su nombre, que pasa a ser Servicio Estación SA
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1950
Ante la escasez de combustible, el negocio se reorienta hacia la ferretería y los materiales, incorporando productos como bicicletas, gomas, cauchos y plásticos
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1962
Se derriba la gasolinera original y se levanta el edificio actual, proyectado por los arquitectos Francesc Cavaller y Josep Maria Soteras
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1980
Servei Estació se consolida como tienda multiproducto y referente del bricolaje. También abre tienda en Gerona. Abrirá tres más en el país, pero cerrarán con la crisis
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2003
El establecimiento de Barcelona inicia una profunda renovación para modernizar sus instalaciones y mejorar la experiencia de compra
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2024
Servei Estació celebra su centenario con nueve plantas, más de cien trabajadores y 60.000 referencias de productos