COMERCIO

Gran de Gràcia teme convertirse en un nuevo Portal del Ángel

Los comerciantes denuncian que el emblemático eje comercial es el que tiene el mayor porcentaje de cadenas de toda la capital catalana

Gran de Gràcia teme convertirse en un nuevo Portal del Ángel
Elisabet Escriche
21/10/2018
4 min

“Se alquila local comercial histórico ubicado en Gran de Gràcia de 150 metros cuadrados por 4.000 euros al mes. También existe la posibilidad de comprarlo por 1.300.000 euros. A escasos metros existen tiendas del grupo Inditex, Calzedonia, Benetton, Adolfo Domínguez, Celio, Dormity, Multiópticas, Shana u Opencor”.

El anuncio, colgado en varios portales inmobiliarios, es del número 49, donde estaba la emblemática Camisería Pons, que tras más de 100 años de actividad bajó la persiana en el 2015 por jubilación. “En en los últimos 15 años he visto cerrar las otras cinco camiserías que había en Gran de Gràcia. Nos hemos quedado solos, sólo quedamos nosotros”, explica Josep Capdevila, propietario de la tienda Arc Iris, la más antigua de la calle después de haber sido fundada en 1925 por los abuelos de su mujer. En 1981 abrieron justo en el local de enfrente un segundo establecimiento de ropa infantil y del hogar.

Pero el futuro de su negocio también es incierto. A él ya su esposa les quedan dos años para poder jubilarse y no tienen relevo generacional porque sus dos hijas trabajan en otros sectores. "Estamos en ese punto que no sabemos si el negocio continuará o no y, si lo hace, si seguirá en manos de la familia o de alguien", explica. Capdevila reconoce que si pudieran trabajar menos horas no se jubilarían sin embargo, aunque los locales son de propiedad, no pueden asumir la contratación de más personal. “Si estuviéramos de alquiler habríamos cerrado porque cuesta mucho sacar el negocio adelante. Desde la crisis de 2006 no nos hemos estabilizado, hay meses que te preguntas qué ha pasado”, afirma.

El tesorero de la Asociación de Comerciantes Gran de Gràcia, Rodrigo Font, asegura que esta falta de relevo generacional, el fin de la moratoria de la ley de arrendamiento de locales comerciales con renta antigua y el hecho de que los propietarios de locales opten por alquilarlos en lugar de seguir con el negocio está provocando la sustitución de la tienda tradicional por franquicias, disparando los alquileres. “Hace diez años, cuando mi padre me traspasó el negocio, tenía a su lado una tienda de ropa para señoras mayores, el quiosco de toda la vida, una corsetería, una zapatería de barrio y una farmacia. Ahora tengo un establecimiento de Inditex para niños pequeños, uno de Intimissimi, uno de Tezenis, uno de Occitane y uno de Bosanova”, explica Font, que es el propietario de Del Be en la Manta, donde se venden productos del hogar desde 1952.

Para Capdevila, que durante 28 años también fue tesorero de la asociación de comerciantes, el pequeño comercio se está convirtiendo en “el burro de los golpes”. “Nos estamos dejando arrastrar por las franquicias”, lamenta. Las cifras le dan la razón: de los 21 ejes comerciales que hay en Barcelona, ​​el de Gran de Gràcia, que está formado por 459 establecimientos contando los establecimientos de las calles paralelas, es el que tiene el porcentaje de franquicias más alto, con un 10,5%. Según un estudio de la Fundación Barcelona Comerç y el Ayuntamiento, le sigue el de la calle Sants (9,2%) y el de Nou Barris (7%).

La presencia de este tipo de negocio se dispara sobre todo en el tramo de oro porque es donde están los locales más grandes. "Más del 70% de los comercios son franquicias", asegura Font. A modo de ejemplo, entre las calles Travessera de Gràcia y Ros de Olano hay 26 comercios, de los cuales 17 son franquicias y la mayoría (13) se concentran en la acera derecha en dirección a la plaza Lesseps, porque es donde no pueden aparcar coches y, por tanto, tienen más visibilidad. "Además los locales en esta esquina son más grandes y también más caros", explica Font.

Según un estudio de la consultora inmobiliaria Forcadell publicado este septiembre, el precio mensual de alquiler por metro cuadrado de los locales de Gran de Gràcia es de 45 euros. “Es el segundo eje comercial de la ciudad -el primero es Sants- con más locales ocupados (97,19%). El hecho de que funcione hace que también se incremente el alquiler”, explica el presidente de la Fundació Barcelona Comerç, Salva Vendrell.

Una de las primeras franquicias que se instaló en Gran de Gràcia -recuerda Capdevila- fue Yves Rocher hace 20 años. En aquellos momentos la asociación de comerciantes tenía 127 asociados de los 240 comercios que existen en esta vía. Actualmente sólo son 85. "La pérdida de 42 comercios responde mayoritariamente al cierre de los pequeños comercios, que han sido sustituidos por franquicias, que no se asocian", coinciden los dos tenderos.

La asociación lamenta que ni el Ayuntamiento ni la Generalitat hagan nada para frenar esta situación. “El consistorio debería obligar a asociarse a todos los comerciantes, tal y como hacen centros comerciales privados como la Illa Diagonal, en la que todos los establecimientos deben pagar una cuota para repartir gastos como las luces de Navidad”, reclama el tesorero de la entidad.

Desde el Ayuntamiento se asegura que este año la asociación recibirá 33.188 euros de subvenciones, de los cuales casi la mitad serán para pagar las luces de Navidad. Además, también recuerda que se está elaborando un plan de comercio del distrito con el objetivo de “preservar, fomentar, promover y promocionar” las tiendas de proximidad. Algunas medidas que incluirá el plan ya se están llevando a cabo, como la conversión de la calle en peatonal la tarde del primer sábado de cada mes. Asimismo, el consistorio, entre otras iniciativas, apoya la realización de actividades de promoción comercial y cultural, ofreciendo a los comerciantes formación para que mejoren y actualicen la imagen de sus establecimientos para sacar más rendimiento.

Aunque la situación es preocupante, tanto la asociación de comerciantes como la Fundació Barcelona Comerç creen que las tiendas tradicionales aguantarán el boom de las franquicias. “Si se siguen poniendo de relieve los puntos fuertes del pequeño comercio, como el trato humano o la calidad del producto, el pez gordo no se comerá al pequeño”, asegura Font. Para el presidente de la Fundació Barcelona Comerç, que los establecimientos de Gran de Gràcia no sean muy grandes les favorece. "Las franquicias prefieren locales con más metros cuadrados", dice. Sin embargo, tiene claro que la clave pasa por que las tiendas se adapten a los cambios del sector y hagan inversiones para estar al día. "Si no, es muy difícil sobrevivir", admite.

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