La historia del catalán y la alemana que han logrado vender 20.000 zapatillas en un año
La pareja ha puesto en marcha Ohne Project, una marca de calzado respetuoso que quiere entrar por los ojos


En la historia de esta jovencísima marca hay muchas buenas noticias, pero también dos que no lo son tanto. La mejor es que en sólo un año Ohne Project, la flamante aventura empresarial de Manel Garcia Prats y Hanna Buschmann –un catalán y una alemana que se conocieron trabajando en las oficinas de Reebok en Catalunya y que ahora viven en una masía de las comarcas gerundenses–, ha vendido 20.000 pares de zapatillas. Y la cosa no deja de crecer: hace poco esa particular marca de zapatillas no existía y ahora esa pareja milennial ya está pensando en hacer crecer al equipo. Ahora mismo sólo lo conforman ambos, con la colaboración de una empresa de Elche, la capital del calzado, donde llevan a fabricar sus modelos.
También es buena noticia que el mercado del tipo de zapatillas que diseñan Garcia Prats y Buschmann esté en una dinámica clara de crecimiento. Quizás haya oído hablar de él últimamente, o quizás ha visto a personas que lo llevan, le ha parecido extraño y simplemente no ha hecho más caso. Ohne Project es una marca de calzado respetuoso o barefoot [que significa descalzo en inglés], un tipo de zapato que en estos momentos lleva más bien poca gente pero que cada vez gana más adeptos.
Si es la primera vez que lee sobre esta corriente, hay un truco fácil para identificar si alguien se ha sumado: fijarse en la punta del zapato o la zapatilla que lleva, que es mucho más ancha, y también en la suela, que es completamente plana. "[Muchos modelos del mercado] Parecen zapatos de payaso", describe elocuentemente Garcia Prats, rodeado de montañas de cajas y prototipos diversos. La pregunta salta sola: cómo se entiende que una pareja moderna, que vive en una casa de revista y tiene miles de seguidores –también son influencers de comida vegana–, ¿se fijara en "zapatos que parecen de payaso" y quisiera diseñar unas?
Esta dupla descubrió el mundo de los zapatos respetuosos como la gran mayoría de seres humanos de este planeta: a través de sus hijos, que todavía son pequeños. "Cuando empiezan a andar, te dicen que lleven calzado respetuoso porque es más flexible, ofrece más libertad al pie y ayuda a fortalecer los músculos. Rápidamente el algoritmo nos empezó a bombardear con marcas diferentes y, de repente, nos preguntamos: «¿Esto también nos haría bien a nosotros, dónde están las marcas?
Buscaron si había marcas para adultos y encontraron, pero ninguna les hacía el peso. "Ninguna opción nos gustaba estéticamente", admiten Hanna Buschmann, ingeniera textil de profesión, y Manel Garcia Prats, diseñador de calzado y coleccionista de modelos de zapatillas clásicas. Una búsqueda rápida en Internet permite entenderlos: la mayoría de las propuestas priman la comodidad a la estética. Tenían el nicho de negocio frente a él, clamando a gritos.
"Crearemos un calzado respetuoso sin sacrificar la estética", se propusieron. Dicho y hecho: gracias a una inversión inicial que consiguieron con una campaña de micromecenazgo (43.000 euros) y algunos ahorros propios, nació hace un año Ohne Project, una marca de zapatillas inspiradas en los modelos de los años 70, 80 y 90 que tanto quieren servirte para ir "muy normal" como para aquellos días que te arreglas más.
En poco tiempo la pareja ha confirmado que, como ellos, hay muchas personas que quieren cuidar sus pies. "La respuesta de la mayoría de gente es: «Por fin unas zapatillas respetuosas que son bonitas»", dicen satisfechos. El precio, eso sí, no las hace aptas para todos los bolsillos: las Ohne cuestan 159 euros. "Nos encantaría venderlas por 80 euros, pero sería insostenible. Tienes que contar con que fabricamos aquí –en China costaría tres veces menos–, que utilizamos materiales veganos y que necesitamos un margen para hacer crecer el proyecto. No podemos venderlas más baratas", defienden.
Entre estos 20.000 pares vendidos, sin embargo, hay uno que destaca por encima de los demás.
Un episodio agridulce
Un par de zapatillas Ohne apareció un día en la prensa a los pies de la reina Letizia, también famosa por sus problemas y dolores de pies. "No sabemos cómo llegó –dicen realmente sorprendidos–, de repente empezaron a escribirnos muchos periodistas". Pero, como explican el episodio, no parece que les hiciera demasiada ilusión. Todo ello no supuso –en ningún caso– una inyección de ventas para esa marca catalana. "[Que la reina Letizia trajera unas Ohne] Nos hizo cometer errores", reconocen con una media sonrisa y la cabeza gacha. "Dijimos: «¡Ostras, confeccionamos más zapatillas como las que ha traído ella, porque seguro que venderemos muchas!» Y no fue así", cuenta con franqueza Garcia Prats. He aquí la primera noticia no tan buena de esta aventura empresarial.
La otra noticia no tan buena de esta historia es que la pareja es consciente de que el tiempo les juega a la contra: pronto, más de lo que les gustaría, Adidas y compañía harán lo que ellos están haciendo (calzado respetuoso cool) y entrarán en tromba en el sector. La centrifugadora del capitalismo que se lo traga todo. "Como extrabajadores de una gran marca, sabemos que los diseños se hacen a dos o tres años vista, y cuesta muchísimo virar. La velocidad de reacción y captación de tendencias que podemos tener nosotros una gran marca no la tiene. Nuestra idea era estar antes de que las multinacionales abrieran el mercado y popularizaran el calzado respetuoso, y lo estamos consiguiendo". Pero ¿qué pasará con Ohne Project en este futuro? ¿Resistirá?
El nombre de la marca esconde una pista que puede ser clave. "Inicialmente pensamos llamarla Ohne Shoes [Sin zapatos], pero optamos finalmente por Ohne Project por no cerrarnos la puerta a sacar otros productos de moda más allá de calzado", avanzan. Por el momento, en los próximos años están decididos a crecer en facturación y personal. "Este año hemos fabricado 20.000 pares de zapatillas y no estamos endeudados con nadie. ¿Quizá el año que viene multiplicamos esa cifra por tres? ¿Por dos? Sabemos que se puede crecer", dicen con seguridad. También buscan ampliar el equipo con un perfil de marketing y uno de números –"Porque no tenemos ni idea"–, y les gustaría abrir un punto de venta-estudio propio "cerca de aquí". Por el momento, la mayoría de los clientes les llegan a través de internet.