Los paquetes van mejor con patinete eléctrico
Geever pretende revolucionar el reparto generado por el comercio electrónico reduciendo la contaminación y el tráfico en las ciudades
Todos los días en Barcelona se producen más de 420.000 movimientos de furgonetas. Y el creciente éxito del comercio electrónico amenaza con elevar estas cifras a corto plazo hasta complicar su sostenibilidad, tanto por la contaminación generada como por el colapso viario. Ya hace unos años Pedro Roca, director general de la compañía logística DistriCenter, pensó en ponerle remedio y desde diciembre cree que lo ha conseguido con Geever. Es una empresa impulsada por la propia DistriCenter que plantea cambiar el paradigma del reparto urbano de paquetes en las ciudades a partir de dos premisas principales: gran distribución nocturna y pequeña entrega desde puntos de proximidad muy centrada entre las seis de la tarde y las diez de la noche. Dicen los promotores que su propuesta acaba reduciendo en un 70% la emisión de contaminantes de los servicios de mensajería tradicionales y que los puestos de trabajo están asegurados con contratos laborales.
Desde su nacimiento, Geever ha repartido 4.000 paquetes en un servicio pensado para articular la última milla de las grandes plataformas de comercio electrónico o aquellas marcas que han apostado por internet para incrementar sus ventas. La idea es bastante clara y esquemática. Una flota de furgonetas distribuyen por la noche los paquetes que serán entregados al día siguiente en una serie de almacenes centralizados situados en trasteros y plazas de aparcamiento. Cada uno de estos puntos de distribución está a una distancia de unos 750 metros el uno del otro. Al día siguiente, repartidores asignados a cada centro de entrega reparten los paquetes con un patinete eléctrico -o con carritos, si son demasiado abultados-, especialmente en las franjas horarias de entre las seis de la tarde y las diez de la noche. Estos trabajadores deben ser del barrio, de forma que puedan conocer bien la zona de reparto e incluso responder a una urgencia desde casa. Todos ellos tienen contratos de cuatro horas.
“Si queremos reducir la contaminación tendremos que hacerlo así”, afirma Roca, quien explica que la nueva compañía ha invertido entre 650.000 y 700.000 euros para poner en marcha el proyecto. Por el momento, la compañía sólo ha desplegado cuatro centros de reparto en trasteros y espera abrir otros cinco en los próximos días. Para la ciudad de Barcelona, calculan en Geever, bastaría con abrir 40 centros para repartir los 350.000 paquetes mensuales previstos, pero no descartan aumentar la red de centros y reducir la distancia entre punto y punto para ganar capacidad.
“En este negocio es muy crítico estar cerca del cliente final, porque eso te permite hacer diferentes intentos de entrega”, explica Eduard Coves, director de Geever, que defiende el reparto durante la noche porque es un horario en el que se puede encontrar gente tanto en una oficina como en una casa. "Nuestro acierto de entrega es del 98%", dice.
La idea de esta nueva empresa es situar centros de reparto en aparcamientos, pero esta posibilidad todavía no está perfilada porque requiere la licencia del Ayuntamiento y permisos de los Bomberos, que de momento no han llegado. "Tenemos negociaciones avanzadas con el Ayuntamiento", explica Roca. Incluso se plantea ubicar en los centros de distribución unas taquillas para los clientes que no quieran esperar al repartidor.
Aunque el negocio no está todavía plenamente desarrollado, los promotores de la iniciativa ya piensan en crecer. Una vía es introducir el formato de la alimentación en el reparto. La otra es llevar la iniciativa, que es ya una realidad en Barcelona, hasta Madrid, donde esperan iniciar una prueba piloto este mismo año. "El modelo tiene algo bueno y es que es exportable a cualquier ciudad", explica Eduard Covés. Y también permite la posible entrada de socios externos, en caso de que sea necesario ampliar la inversión. -