Hablemos de dinero

Pilar Eyre: "Soy 'youtuber', pero no iré a Andorra"

La escritora explica su relación con el dinero y el trabajo

Pilar Eyre en una imagen de archivo.
Júlia Riera Rovira
31/10/2025
3 min

El padre de Pilar Eyre (Barcelona, ​​1951) ya apuntaba que ella sería una Minou Drouet: "Me daba un duro por cada poema que escribía, pero claro, después me lo tomaba porque para una niña de 6 años era bastante dinero", explica alEmpresas.

"Alrededor de los 14 años me abrieron una cuenta de ahorro y me dieron mil pesetas. Con ese dinero me compré libros, aunque realmente no hacía falta porque en mi casa había muchos", apunta la escritora. Y sigue: "Vengo de una familia muy conservadora y muy derechas, pero era una derecha ilustrada".

La escritora finalista del Premio Planeta en 2014 con Mi color favorito es verte asegura que constantemente está alcanzando metas profesionales: "Cuando me dedican una buena crítica o cuando me llaman las editoras para decirme que sale la segunda edición de un libro". Actualmente, publica de media un libro cada año y medio: "Escribiré hasta los 100 años. Me queda mucha vida y me moriré con las botas puestas".

Además de escritora, Eyre siempre ha querido ser periodista. Estudió filosofía y letras y ciencias de la información y, con 24 años, debutó en los medios: "Yo he necesitado trabajar como todo el mundo. He hecho cosas que no me gustaban cuando era joven. Y he estado con personas que tampoco me caían bien. Pero tenía una profesión y vivía de eso". Ahora, con 74 años, las colaboraciones en medios son totalmente vocacionales: "Sólo participo en programas donde conozco a la gente, son amigos míos y me caen bien". Sin embargo, las colaboraciones siempre son remuneradas: "No quiero ofrecer mi trabajo gratis, porque no quiero quitarle el trabajo a alguien que necesita cobrar".

"La principal fuente de ingresos es el patrimonio familiar, después mis libros, que afortunadamente se venden mucho. Luego, YouTube, seguido por los artículos y colaboraciones", destaca. De hecho, YouTube ha sido una sorpresa: "No sabía que daba dinero. Empecé a colgar vídeos porque pensaba que todo lo aprendido y los acontecimientos históricos que había presenciado se perderían y no quedaría nada de mi testimonio y mis experiencias periodísticas con la familia Franco".

En cuanto a finanzas personales, se considera austera, pero no taca: "De hecho, soy bastante generosa, me gusta que la gente que trabaja en casa viva bien, intento pagarlos bien. También me gusta hacer regalos y me gusta la ropa, me gasto mucho dinero, es el gran capricho que tengo". "Tampoco sé en qué gastarme el dinero más allá de eso. Tengo un buen coche, una casa en la Costa Brava y tengo mis causas, como son las de los animales. Colaboro con Cáritas, entre otras entidades que ayudan a gente, y con muchas protectoras de animales. También me gusta viajar; no es que viaje bien, pero".

Por otra parte, explica que paga la mutua del Colegio de Periodistas, pero que ella utiliza la sanidad pública: "Me parece fantástica, mi doctora de cabecera es la del CAP y le tengo una confianza brutal". En este sentido, Eyre es partidaria de pagar impuestos: "Ojalá pagar más, porque eso significaría que gano más". Y quiere seguir contribuyendo a este país: "Aunque sea youtuber no me iré a Andorra", detalla entre risas.

La escritora ha visto pasar ofertas financieras interesantes por delante: "Estábamos de alquiler y queríamos comprarnos una casa cerca de Sitges. Nos ofrecieron un terreno muy bien de precio, pero que no podía edificarse hasta en un futuro. No quisimos comprarlo y medio año después ya hicieron una urbanización con la que nos hubiéramos forrado". Sin embargo, sí asegura que la casa de la Costa Brava se la compró hace 15 años y fue una buena inversión porque ahora ha duplicado su valor por la zona donde está.

También recuerda una oportunidad perdida con la lotería: "Todos los números menos el complementario. Nos tocaron 600.000 pesetas, que era mucho para la época, pero nos habrían podido tocar 60 millones, teníamos un disgusto horrible". De hecho, Eyre asegura que siguieron la tendencia de los padres, que eran bastante "perdedores": "Invertían en cosas que se iban al garete. Invirtieron bastante dinero en el Grand Tibidabo de Javier de Rosa y Sofico, un fraude, era una estafa piramidal. Al final perdimos la fe en nuestras habilidades."

Actualmente, su hijo se encarga de llevar las finanzas: "Es economista y lleva las inversiones y el dinero, yo no sé si tengo dinero en el banco. No sé ni hacer un bizum, ni cuánto cobro".

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