Una plantación de café en medio de Osona, o el sueño (posible) de Joan y Eva
Dos emprendedores crean un cafetar de 5.000 plantas en Sant Vicenç de Torelló, hito sin precedentes en un clima continental
Una pareja en Sant Vicenç de Torelló (Osona) ha conseguido un hito que parecía imposible: cultivar café en un clima no tropical. Paciencia, dedicación y un estudio exhaustivo han sido los trucos de Joan Giráldez y Eva Prat para plantar 5.000 plantas en su finca, muy lejos de Brasil o Vietnam, de dónde normalmente provienen los granos que consumimos. Este cafetar es un hito sin precedentes en Cataluña, una zona de clima mediterráneo continental, y se espera que la primera cosecha importante de granos de café llegue en mayo del próximo año.
Hace 8 años que Joan y Eva empezaron el estudio del terreno, la climatología y la pluviometría de Castellvilar, la finca donde tienen la plantación. La sorpresa fue que cerca del 90% de las condiciones climáticas eran adecuadas para el cultivo del café, en este caso realizado en un cultivo de sombra. La ubicación también es importante: se encuentra en el valle de una montaña, y tanto las paredes naturales como los robles y encinas que crecen crean un microclima que favorece la germinación de las plantas.
¿Cómo aguanta una planta de clima tropical en el centro de Cataluña, donde la temperatura puede bajar a -5 grados en invierno y subir a 40 en verano? Joan, que lleva 24 años trabajando en el mundo del café, explica que han conseguido "una adaptación genética" de la semilla. Esta semilla es importada y tiene un origen confidencial, pero es "de alta calidad y tiene un alto precio de mercado", y fue analizada para que pudiera crecer en la finca. Para empezar, estresaron mucho la planta hasta que se aclimató a la zona: así, la mayor parte del año puede estar al aire libre y, los meses de frío y heladas está protegida por un invernadero.
Empezaron a plantar hace tres años, y en ese tiempo los cafetales ya han germinado, han crecido y muchos se han trasplantado al suelo. En torno a mayo del próximo año tienen previsto hacer la primera cosecha importante de granos de café, y cuentan que pueden llegar a tener cerca de 7.000 kilos a partir de los 7 años de las plantas. De momento las plantas son jóvenes, hacen 8 grandes por nudo a lo sumo, pero cuando son adultas pueden llegar a hacer 36 en cada nudo. Cada rama tiene muchos nudos: una planta adulta puede producir entre 5 y 7 kilos de café cereza. El fruto del que se extrae el hueso, es decir, el grano de café, tarda unos 8 meses en madurar. Luego deja de crecer y se vuelve de color rojo potente: es en ese momento que se puede cosechar.
El gusto que tendrá el café es todavía un secreto, pero será innovador, seguro, ya que los cafetales se impregnan de las propiedades de las plantas que les rodean: en este caso, de los robles y encinas autóctonas, pero también de otras plantas tropicales que han plantado en la orilla, como aguacates y mangos.
Del grano a la taza
Después del proceso de plantación y recolección, hay un trabajo hasta que podamos bebernos la taza de café en Castellvilar. Joan y Eva tienen claro que harán un proceso de lavado natural, como se ha hecho toda la vida, aunque llevará muchas horas conseguir el resultado esperado. Cuentan que tendrán que empezar a delegar trabajo y montar equipos para que les ayuden, tanto en el campo como en el proceso de recolección.
Hasta ahora, lo han hecho todo ellos dos solos: aparte de sus trabajos habituales (ella es administrativa y él distribuidor de café), se dedican a tiempo completo a los cultivos: "Tenemos dos jornadas de 8 horas. Desde que empezamos en el 2018, que no hemos hecho vacaciones", afirman, cansados pero contentos, puesto que todo el tiempo invertido ha dado resultado. "Lo hemos aprendido todo de forma autodidacta, nuestro objetivo no era conseguir el fruto, sino disfrutar del camino y demostrar que se podía hacer".
Estos emprendedores creen que el proyecto estará completo el próximo año, cuando puedan tostar los grandes, y se podrá visitar para ver el proceso desde el inicio. Lo harán todo en la misma finca, "sin tecnología puntera, con madera, suelo y materiales de primera necesidad".
Para Eva y Joan la idea es explicar cómo se obtiene el café y también venderlo en la finca. Sobre el precio, comentan que estamos acostumbrados a tomar un café a un euro y medio, pero "no somos conscientes" de todo lo que hay detrás. Comparándolo, explican que no es diferente de un chardonnay o un vino superior, y un café de especialidad como éste puede valer 6 o 7 euros la taza; "es lo que vale realmente". De momento, la idea de Joan y Eva es llenar el valle de Castellvilar de cafetales: tienen unas 9 hectáreas disponibles para cultivar los mayores.