El rey del taxímetro respira en plena era Uber
La catalana Taxitronic ha superado la crisis financiera, la revolución tecnológica y los cambios en el sector del taxi de repente y con nota
“El 70% de los taxímetros que hay en Nueva York los hemos fabricado nosotros, aquí, en Poblenou”, explica Jonatan López, director general de Taxitrónico. Esta empresa, con más de 40 años de historia, es desde hace años una compañía de referencia en el sector tanto en Cataluña como en el resto de Europa y el mundo. Llevan décadas con una ventaja competitiva clara: son los únicos del sector que comercializan al mismo tiempo taxímetros y gestores de flotas.
Sin embargo, la última crisis económica estuvo a punto de borrarlos completamente del mapa. "De 2008 a 2010 fueron unos años críticos para nosotros", recuerda el director general. La empresa acumuló entonces en poco tiempo un pasivo de siete millones de euros: “Era una deuda muy grande por el tipo de empresa que somos nosotros y tuvimos que realizar un concurso de acreedores”, explica López. “Cuando llevas adelante un concurso de acreedores, la antigua suspensión de pagos, te obligas a realizar unos pagos y sabes que no cumplirlos significa llevar la empresa a la extinción inmediata”, remarca el máximo responsable de la compañía .
Aunque la mayoría de empresas que entran en concurso de acreedores no salen adelante, Taxitronic ha conseguido ser una de las excepciones. “Hemos cumplido con todos los pagos y hace apenas un mes que hemos liquidado todas las deudas contraídas durante la crisis”, reconoce López. El proceso, según confiesa, no fue sencillo. En 2012 la empresa tuvo que sacar adelante un expediente de regulación que redujo la plantilla de unos setenta hasta 48. Actualmente vuelven a ser 62 personas trabajando en ella.
“Ahora no estamos cargados de dólares, pero sí podemos hacer más inversiones en productos nuevos y en tecnología, que es nuestro terreno”, admite López. La empresa todavía no ha publicado los resultados empresariales del año pasado, pero la dirección avanza al ARA que la facturación se situó en el 2017 en torno a los seis millones de euros.
“Durante la crisis, lo que más nos hizo sufrir fue sobre todo una reducción muy fuerte del margen bruto que nos quedaba a nosotros -explica López-. El margen bruto es el que nos permitía respirar, invertir en personal y mejorar nuestros productos”.
En la última década, la obsesión de la dirección de Taxitronic ha sido virar el modelo de negocio. “Hacíamos taxímetros y gestión de flotas y ahora también vendemos software y licencias de software en el sector”, asegura López. Esto también les ha permitido mejorar el margen bruto del negocio: "La empresa dependía directamente de la cantidad de taxímetros que veníamos, y ahora ya no".
Taxitronic aprovechó la profunda crisis financiera para reengancharse al cambio tecnológico y posicionarse dentro de un sector, el del taxi, que también está sufriendo bastantes cambios con la incursión en el mercado de plataformas como Uber y Cabify. La dirección admite que se vio sobrepasada por los cambios económicos y tecnológicos y decidió parar: retroceder para tomar impulso adelante. "En 2007, cuando apareció el iPhone, nosotros ya lanzamos los primeros taxímetros táctiles con impresora integrada, era un sistema muy innovador pero, claro, era caro", admite López.
“Con la crisis los taxistas dejaron de cambiar sus taxímetros, aparecieron los móviles y eso nos obligó a repensarlo todo”, explica el director de Taxitronic. Volvieron a realizar los taxímetros más simples y, poco a poco, a vincularlos con los smartphones. "Encontramos lo que los clientes pedían, y nos lo agradecieron", añade.
Tres crisis en una década, la financiera, la revolución tecnológica y los cambios de negocio en el sector. Y, según López, sólo una clave para superarlo: un equipo implicado que ha sabido escucharse y redefinirse.